Republicanos atizan polémica con documento desclasificado que enfrenta a Trump y al FBI  

A petición del presidente, el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes libera memo que acusa a la agencia federal de abuso de poder en su investigación de Rusia

El documento parece una declaración de guerra contra el FBI

El documento parece una declaración de guerra contra el FBI Crédito: Olivier Douliery-Pool/Getty Images)

WASHINGTON– Con la venia de la Casa Blanca, líderes republicanos del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes divulgaron este viernes el polémico “memo de Nunes”, que acusa a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de abusar de sus poderes de vigilancia y favorecer a los demócratas al espiar a un exasesor de la campaña presidencial de Donald Trump. Sin embargo, no ha sido el “bombazo” que prometían para poner en duda la investigación sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016.

El documento de cuatro páginas, desclasificado hoy, describe una serie de presuntos lapsos o fallos del FBI en las etapas iniciales de la investigación sobre la intromisión electoral de Rusia en 2016, por motivaciones políticas.

Pero lejos de aclarar la trama rusa, la ha enredado más:  tanto el FBI como los demócratas subrayaron que el “memo de Nunes” está lleno de “agujeros” e imprecisiones, y no ofrece un contexto completo sobre los materiales y argumentos que usó el FBI para espiar durante un año a Page, un experto con amplias conexiones a Rusia y que en 2013 tuvo contactos con un agente de inteligencia en ese país. 

El fiscal general, Jeff Sessions, ha dicho que evaluará el documento para “determinar la verdad con plenitud y justicia”.

Queda en el aire si el presidente Donald Trump despedirá al subfiscal general, Rod Rosenstein, que supervisa la investigación a cargo del fiscal especial, Robert Mueller.  Preguntado por los periodistas, Trump sólo contestó: “ustedes descífrenlo”.

Aplacando rumores sobre su inevitable renuncia, el director del FBI, Christopher Wray, que se opuso a la divulgación del documento, envió un correo electrónico a sus colegas en el que les agradeció que “han mantenido la fe en esta institución”, y prometió que defenderá “su integridad y profesionalismo cada día.

También el Departamento de Justicia se opuso a la divulgación del documento, alegando que éste tenía muchas omisiones y sería perjudicial para la seguridad nacional.

Entre sus cinco puntos, el documento de Nunes acusa al FBI de violar la ley federal “FISA” (“Foreign Intelligence Surveillance Act”)  cuando obtuvo un permiso judicial en octubre de 2016 para espiar a un asesor de la  campaña presidencial de Trump, Carter Page, pero sin aclarar que la información que tenía provino de Christopher Steele, un ex-espía británico a sueldo de una empresa vinculada con los demócratas.

Steele, un ex-espía del servicio de inteligencia MI6 experto en asuntos rusos, fue fuente del FBI durante muchos años hasta que fue despedido en octubre de 2016 por hacer filtraciones a la prensa.

El ex-espía recibió $160,000 de la firma legal Perkins Coie por encargo de la empresa Fusion GPS, que recibió fondos de la campaña presidencial de la demócrata Hillary Clinton y del Comité Nacional Demócrata (DNC).

El documento anti-Trump que éste produjo, denominado “dossier Steele”, contenía conjeturas e información comprometedora y potencialmente dañina, pero no verificada, sobre los vínculos de Trump con Rusia.  Según la oficina de Nunes, el entonces subdirector del FBI, Andrew McCabe, dijo en diciembre pasado que el permiso judicial no hubiese sido posible sin ese documento.

El documento de Nunes también destaca los mensajes de textos intercambiados entre un agente del FBI, Peter Strzok, y su amante, una abogada de la agencia, Lisa Page, en los que ambos “demostraron un claro prejuicio contra Trump y a favor de Clinton”, que también había estado bajo investigación.

Nunes, que preside el Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, es el principal arquitecto del documento, preparado con información proveída por el Departamento de Justicia.

Envalentonados por la campaña conservadora “#DivulguenElMemo” en las redes sociales, los republicanos del Comité aprobaron la difusión del documento sobre líneas partidistas el lunes pasado, pero sólo esperaban la venia de Trump para hacerlo oficial.

En 2016, Nunes trabajó como asesor de la campaña presidencial de Trump, lo que levanta sospechas de los demócratas de que actuó por motivaciones políticas para escudar a Trump y desprestigiar la investigación de Mueller.

Trump desoyó las advertencias del Departamento de Justicia, convencido de que la divulgación mostraría lo que siempre ha sostenido: que el FBI actuó de forma sesgada en su contra.

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders,  afirmó que el memorándum “levanta serias preocupaciones sobre la integridad de las decisiones tomadas en los más altos niveles del Departamento de Justicia y del FBI”, al usar  herramientas de vigilancia excesivas contra ciudadanos estadounidenses.

Sanders negó que se esté mancillando la imagen de los agentes del FBI y aseguró que Trump “está especialmente agradecido” con los servidores públicos que velan por la seguridad de EEUU y por el respeto a las leyes y los derechos constitucionales de los estadounidenses.

El presidente de la Cámara Baja, el republicano Paul Ryan, dijo que el documento demuestra que la solicitud del FBI se apoyó en un “documento político financiado por opositores políticos de  un candidato para tomar decisiones” de contrainteligencia.

“Me alegra que este memo ayude a dar más transparencia, y reitero mi apoyo para que se divulgue el memo de la minoría (demócrata) una vez que sea purgado debidamente de todas las fuentes y métodos de inteligencia. Es crítico que nos centremos en acciones específicas y actores específicos, y no usemos este memo para impugnar la integridad del sistema judicial y del FBI, que continúan rindiendo servicio con honor al pueblo estadounidense”, enfatizó Ryan.

Una trama en capítulos

El documento de Nunes no refuta los datos que ha recabado el FBI como parte de su investigación, que hasta ahora ha logrado la presentación de cargos contra cuatro exfuncionarios de la campaña presidencial de Trump.

Tampoco menciona que el “dossier de Steele” se originó con el grupo conservador “Washington Free Beacon”, -financiado por Paul Singer, un poderoso donante republicano-,  que fue el que contrató primero a Fusion GPS en 2015 para buscar información dañina sobre los candidatos presidenciales republicanos, incluyendo a Trump.  Ese grupo cesó el contrato en mayo de 2016, cuando ya era seguro que Trump obtendría la nominación presidencial.

Además, los demócratas argumentan que Page ya había estado en la mira del FBI por sus vínculos con  Rusia desde al menos 2013, mucho antes del destape del “dossier”.  La solicitud del FBI ante el tribunal de “FISA” también incluyó materiales ajenos a Steele.

Campaña de “desprestigio” del FBI 

Los demócratas, que no han logrado divulgar su propio documento de diez páginas para desbaratar los argumentos de Nunes, afirmaron que todo esto es un esfuerzo republicano para desprestigiar la investigación del FBI.

No ha destapado un escándalo político mayúsculo sino que demuestra que los republicanos investigan a los investigadores para restar hierro al trabajo de Mueller para determinar si hubo o no colusión entre la campaña de Trump y el gobierno de Moscú, enfatizaron.

Si hay una “cacería de brujas” no es la que la Administración Trump  “vende” a la opinión pública sino la que los republicanos han montado para desviar la atención de esa investigación, aseguran.

El presidente del DNC, Tom Pérez, subrayó que “el  pueblo estadounidense merece saber la verdad acerca de los vínculos de Trump con Rusia, y si intentó obstruir la justicia para evitar que esa verdad salga a la luz”.

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“Queda claro que Trump y sus secuaces en el Congreso harán todo lo posible para desacreditar esta investigación, incluso si eso significa poner en peligro nuestra seguridad nacional. No podemos permitir que sea socavado nuestro sistema de justicia para servir a sus intereses políticos partidistas. Nadie está por encima de la ley”, puntualizó.

Advierten de posible crisis constitucional  

Mientras,  el liderazgo demócrata en ambas cámaras del Congreso envió hoy mismo una carta a Trump en la que le advirtieron que no utilice el documento de Nunes “como pretexto para despedir” a Mueller o al jefe de éste, el subfiscal general, Rod Rosenstein.

Si se atreve a hacerlo, eso “se consideraría un intento por obstruir la justicia y desatar una crisis constitucional jamás vista desde la llamada Masacre de Sábado por la Noche” de octubre de 1973, enfatizó la carta firmada por una decena de legisladores demócratas, liderados por Nancy Pelosi en la Cámara Baja, y Chuck Schumer en el Senado.

Esa “masacre” se refiere a que el 20 de octubre de ese año, el entonces presidente Richard Nixon ordenó el despido del fiscal especial, Archibald Cox, que a su vez provocó la renuncia del fiscal general, Elliot Richardson, y su “número dos”, William Ruckelshus, en medio del sonado escándalo de “Watergate”.

Laurence Tribe, un experto en leyes constitucionales de la Universidad de Harvard, advirtió de que un problema potencial con la difusión del documento es precisamente que sirva de excusa para quitar a Rosenstein del camino y reemplazarlo con alguien que “escude a Trump de la investigación de Mueller”.

“Pero quién quedará en pie para exigir cuentas a Trump por esta obstrucción de justicia si se frena a Mueller?”, preguntó Tribe, poniendo en duda que Ryan actúe con imparcialidad.

El exdirector del FBI, James Comey, despedido por Trump el año pasado, calificó el memo como “engañoso y deshonesto”, e instó al FBI y al Departamento de Justicia a que continúen haciendo lo que le corresponde.

“¿Esto es todo?  un memo deshonesto y engañoso que destruyó al comité de inteligencia de la Cámara Baja, destruyó la confianza en la comunidad de inteligencia, dañó las relaciones con el tribunal de FISA, y expuso de forma injustificada una investigación clasificada de un ciudadano estadounidense”, dijo.

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