¿Por qué solicitar una tarjeta de crédito? Una mala razón y una buena

Solicitar una línea de crédito abre puertas aunque también las cierra de golpe si se gestiona mal

En 2006 el director  James Scurlock presentó uno de los documentales más impactantes de una época que se recordará en los libros de historia como las vísperas de la Gran Recesión. ¿Su título?  Maxed Out (cuando se llega al límite).

Es un relato sobre lo fácil que era endeudarse, lo difícil y a veces imposible que era salir de ese agujero y lo lucrativo que era para muchos prestamistas que la gente pidiera créditos imposibles de devolver o tuviera una decena de tarjetas con las que pagar otras a las que se había exprimido todo el crédito posible.

Desde entonces hasta ahora ha habido cambios. Se sufrió una gravísima crisis financiera que se transformó en una fortísima recesión económica que años más tarde sigue mostrando heridas y cicatrices. La reforma financiera (conocida como Dodd-Frank) ha permitido evitar la repetición de algunas de las prácticas financieras que dejaron a EE UU al borde del abismo.

No obstante, muchas de estas normas ahora se están desmontando por una Administración que quiere desregular todos los sectores. Además el nivel de endeudamiento de los estadounidenses se ha vuelto a disparar. El año pasado se superó el billón de dólares ($1 trillion en inglés) en balances en tarjetas de crédito.

La buena noticia es que no es totalmente inmanejable. A pesar de esas cifras, y según una encuesta hecha por Google Survey en abril y publicada por Credit Cards Explained, la mayor parte de las personas que solicitan una tarjeta de crédito, el 42%, lo hacen por una buena causa y solo el 8% lo hacen por la peor de ellas.

¿Cuáles son estas?

  • La buena: Para mejorar la historia crediticia y con ello la calificación de riesgo del titular.

Esta es una buena razón porque aunque cuando se solicita una línea de crédito los prestamistas chequean el historial, y esto resta algunos puntillos a la calificación, el resultado que se consigue con una tarjeta de crédito bien gestionada (pagar a tiempo y todo lo que se debe, como primera medida) es mostrar que se sabe usar el crédito de forma responsable. Esos puntos que se restan al inicio se recuperan fácilmente pagando lo que se debe de forma responsable.

Por otro lado, cuando ya se tienen otras tarjetas y se pide una más lo que se hace es ampliar la línea de crédito abierta y eso beneficia a quienes tienen balances por pagar en sus tarjetas. El motivo de querer ampliar la línea de crédito con una tarjeta más es que una de las claves de una buena calificación crediticia es deber menos del 30% del dinero que se tiene disponible. Cuanto más crédito disponible se tenga, más se diluye el porcentaje de lo que se debe.

Por ejemplo: si tiene dos tarjetas con $3,000 de línea de crédito cada una y tiene un balance de $1,820 entre las dos, su ratio de deuda sobre el crédito que tiene está ligeramente por encima del 30%. Eso perjudica su calificación de riesgo. Si solicita y le dan una tarjeta con $3,000 más de crédito rebajará ese ratio al 20% debiendo lo mismo y con ello mejorará su calificación crediticia.

  • La mala: Para pagar las deudas que le dejan al límite, es decir, cuando el resto de las tarjetas están maxed out, como antes de la crisis.

La minoría que quiere una tarjeta porque las otras que tiene ya no dan más de sí y ha llegado al límite del crédito va a tener problemas para conseguir una tarjeta. El motivo es que una mala gestión de lo que se debe no anima a los emisores a extender crédito y los que lo hagan serán muy cautos y lo hará en pequeñas cuantías y altos intereses. En estos casos, más que una tarjeta, se necesita iniciar la difícil tarea de reducir la deuda.

Otras consideraciones

La competencia entre emisores de tarjetas ha hecho que el uso de muchas de ellas venga con un aliciente: puntos, millas, devolución de dinero. Muchas personas de hecho usan ciertas tarjetas para que se les acumule dinero por su uso. Piense, por ejemplo, en febrero y Costco. Es en ese mes cuando este gran centro de distribución manda a quienes tienen su tarjeta de crédito el cheque con un porcentaje de devolución por sus compras del año anterior. Febrero y marzo son meses en los que ese cheque se usa por muchos titulares.

Además muchas aerolíneas permiten sumar puntos en las tarjetas por sus uso, algo que permite comprar viajes. Eso si, la mayoría necesitan tantos puntos o millas que no hay tanta gente que los usa. En la encuesta hecha por Google, solo el 23% ha podido conseguir volar gracias a estos beneficios.

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