Decenas de mujeres transgénero aguardan en Tijuana para pedir asilo a Estados Unidos

El grupo, de Honduras y Guatemala, ha sido especialmente vulnerable por partida triple, alega una de ellas: violencia de pareja, violencia oficial y de la delincuencia, un rechazo social completo.

Shannele comprendió que debía huir de Honduras cuando las agresiones arreciaron tanto que sufrió tres impactos de arma de fuego.
“Y luego, cuando fui a poner una denuncia a la policía, solo se burlaron y no tomaron mi reporte”, dijo notablemente ofendida.
Dice que lo que la gente no ve a simple vista “es que nosotras tenemos que enfrentan una violencia multiplicada: sufrimos la violencia de los delincuentes, la de pareja y la oficial, la de las autoridades”.
La joven de 26 años es una de tres docenas de mujeres transgénero que forman parte de la caravana Viacrucis Migrante 2018 que llegó a la frontera de México con California a solicitar asilo en Estados Unidos.

El miércoles, unas horas después de esta entrevista, se supo que Shalenne y otras cinco mujeres transgénero habían entrado a la garita para el proceso de parte de las autoridades estadounidenses.

“Nuestra vida no es vida”, cuentan

En una tienda de campaña improvisaba con lonas azules por las que se cuela un viento frío con ligera llovizna, Shalenne Smith, con apellido de la costa atlántica hondureña, resume que “la vida de las chicas transgénero en los países de los que venimos, en realidad no es vida”.

Shannele Smith, una mujer transgénero que alega persecución en Honduras (Manuel Ocaño/Especial para LO)

Cuando llegaron a Tijuana fueron alojadas en un refugio en la Pequeña Haití, el asentamiento que formaron los refugiados haitianos que llegaron el año pasado, en la periferia de la ciudad y con acceso difícil.
Ahora acampan fuera de la garita peatonal a San Diego junto con cientos de migrantes centroamericanos y mexicanos que también buscan asilo, todos por alguna modalidad o grado de violencia.
“Nosotras en cambio sufrimos todos los tipos de agresión y discriminación, que te voy a decir, empezando por nuestras propias familias”, reflexiona.
“Yo no solo he recibido disparos, fui hospitalizada sin otra razón que ser chica trans, también fui encarcelada por lo mismo”, declaró.
Monjiri Alexandra, de El Salvador, coincide con Shannele en que la comunidad transgénero en Centroamérica enfrenta una combinación de muestras de violencia y censura.
Dijo que “como chicas trans nos pueden discriminar y ni podemos decir nada porque enseguida comienzan las burlas, las agresiones”.
Para la salvadoreña “a diferencia del resto de la gente, que si es agredida o atentan contra ella puede ir a las autoridades a poner una queja, una denuncia, con nosotras eso no pasa; a nosotras nos toca callarnos”.
Los migrantes centroamericanos que llegaron en la caravana eligen pasar primero a quienes son más vulnerables.

Hasta el martes en la noche no había pasado ninguna mujer transexual, pero según esa comunidad hay seis casos con mayores probabilidades de conseguir que Estados Unidos les otorgue el asilo, entre ellas Shannele.
“En mi caso, yo vengo huyendo de persecución, de violencia, discriminación, ya sufrí un atentado que pudo ser de muerte y la policía se puso contra mí y me amenazó cuando fui a presentar mi denuncia”, dijo Shannele.
Monjiri dice que las transexuales en Centroamérica “somos maltratadas física, sexual, psicológicamente”.

Una mujer del grupo de centroamericanas transgénero que vino con la Caravana Migrante y espera en Tijuana para solicitar asilo (Manuel Ocaño/Especial para LO)

Coinciden en sus respectivas versiones en que en sus países no pueden vivir.
“Somos discriminadas constantemente; en nuestros países somos como objetos que no tenemos ni voz ni voto, como si la sociedad no nos ve y si nos ve es para discriminarnos o sufrir de violencia”, dice Monjiri.
El número de mujeres transgénero que se unió a la caravana va de unas 35 a 40 personas, según diversas opiniones.
El grupo ha permanecido unido desde Tapachula, de donde partió la caravana. Por lo menos en el grupo de las transgénero que se considera podría tener mejores expectativas, ninguna de ellas se conocía mutuamente hasta que se unieron a la caravana.
En cuanto a sus razones para querer solicitar asilo a Estados Unidos “es que es casi seguro que ahí no nos van a agredir nada más por ser como somos; como es una sociedad más variada, las chicas como nosotras viven sin tantos problemas como enfrentamos en nuestros países de Centroamérica”.

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