Empoderando a los neoyorquinos con la autoridad de remover de sus puestos a funcionarios electos deshonestos

El sospechoso sigue prófugo

El sospechoso sigue prófugo Crédito: Archivo | La Opinión

¿Qué hubiese sucedido si el ex fiscal general estatal Eric Schneiderman se negaba a renunciar su puesto después de que se hicieron públicos los reportes de su abuso a cuatro mujeres?

¿Qué hubiese sucedido si las revelaciones de su comportamiento lascivo y criminal hubiesen ocurrido después de la Elección General del 2018 en lugar de 128 días antes del Día de Primarias?

Las respuesta es simple: Caos y más humillación para los oficiales electos honestos y trabajadores en nuestro gobierno estatal. Porque bajo nuestra Constituciónestatal, tratar de remover a Eric Schneiderman de su puesto sin una condena penal hubiese sido imposible.

Mientras el Sr. Schneiderman peleó en corte en contra de sus víctimas, la autoridad y trabajo de importancia crítica de la Oficina del Fiscal General hubiese sido debilitada, atrasada y estancada.

Casi tres docenas de funcionarios electos han sido arrestados y declarados culpables por cargos de corrupción durante la última década. Sin embargo, no estamos indefensos cuando afrontamos este historial y podemos hacerlo con reformas verdaderas.

La mayor parte de los estados le permite a su Gobernador ser destituido por incumplimiento del deber, pero sólo 19 estados le permiten a sus ciudadanos remover oficiales estatales electos, en cualquier nivel de gobierno. Puede ser por medio de una petición de destitución y un referéndum. Es por eso que en el 2016, como miembro de la Asamblea y hoy como Senador Estatal, he presentado legislación que logrará exactamente eso. La legislación empodera a nuestro electorado con las herramientas legales para remover a un oficial o juez electo de su puesto cuando su comportamiento y carácter se vuelve antiético.

Aunque existe un proceso constitucional para reemplazar al Fiscal General Estatal y al Contralor Estatal cuando renuncian de sus puestos y un proceso constitucional para llenar las sillas vacantes en nuestra legislatura, es claro que sin dicha renuncia la ciudadanía y nuestras instituciones no tendrían ningún poder. A menos de que haya un proceso estricto y bien delineado que empodere a nuestros votantes a remover a los oficiales electos que han quebrantado la fe del público, que han estado envueltos en comportamiento ilegal y maligno. Entonces nuestro electorado está desprovisto de poder cuando estos oficiales violan la ley y despliegan su arrogancia a expensas de nuestra democracia. Mi legislación establece dicho proceso.

Se dice que “aquellos que olvidan su historia están condenados a repetirla.” Por lo tanto, los sucesos de los últimos días con el Sr. Schneiderman deben motivarnos a hacer lo que es correcto para sacar a Nueva York de la posición numero uno en corrupción política.

Debemos unirnos a los demás estados que confían en sus residentes y los empoderan, dándoles control de su gobierno y de sus oficiales gubernamentales por medio del proceso de referéndum revocatorio.

-Luis Sepúlveda es el senador estatal del  Distrito Senatorial 32 en El Bronx. Es un abogado practicante y es miembro de la Legislatura del Estado de Nueva York desde el 2012.

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