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Desintoxicarnos de estrés

Hay que sacar tiempo para enfretar este enemigo de la salud

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El estrés laboral no respeta jerarquías. Crédito: Shutterstock

Mi amiga Antonia tiene serias lagunas mentales. Me cuenta que cuando trata de recordar algunas cosas que le enseñaron en la escuela, no consigue recuperar mucha de la instrucción que recibió. Por ejemplo, ha tenido que aprenderse de nuevo los puntos cardinales y refrescar parte de la historia de su país: ¿quién fue Benito Juárez?, o ¿por qué se libró la batalla de Puebla?

De acuerdo con la doctora Meyerson, su terapista, el caso de Jennifer es común en los niños que han sufrido estrés. “Estudios del funcionamiento del cerebro han demostrado que sobre la corteza cerebral se forman cicatrices al experimentar este síndrome. Las conexiones neurológicas creadas bajo estrés producen algo parecido a unos ‘caminos’ por donde viajan los neurotransmisores. Estas rutas son tóxicas y cada vez que la persona -niño o adulto- vuelve a sentirse estresado, él o ella vuelve a desandar lo andado. Es decir, vuelve a sufrir los efectos dañinos del estrés”, explicó la doctora.

Indagando más a profundidad en la infancia de mi amiga, la Dr. Meyerson pudo establecer, a través de los reportes escolares correspondientes al período de separación de sus padres, que Jennifer sostuvo un declive académico severo en esa época.

Durante el período de separación de mis padres, yo también pasé por una etapa de cero en conducta. Me torné ansiosa, agresiva y mis propios compañeritos me tildaban de busca-pleitos. Fue mi manera de expresar la frustración de perder lo que hasta ese punto había sido mi núcleo familiar.

Las separaciones maritales no son los únicos detonadores de estrés en un(a) menor. Se ha demostrado, asimismo, que haber nacido en condiciones de pobreza, donde hay violencia (doméstica y/o callejera), poca comida, falta de estabilidad, carencia de cuidados médicos, entre muchas otras cosas, provoca un nivel de estrés tan profundo que debilita la capacidad de memoria y aprendizaje del cerebro -que fue lo que le pasó a Antonia-.

Sin embargo, reza un viejo proverbio que no hay problema sin solución. Las soluciones para lidiar con este veneno son tantas, que si usted googlea “¿cómo lidiar con el estrés?”, recibirá unas 206,000 respuestas. La mayoría de ellas recomiendan la meditación y el ejercicio como remedios indispensables.

No obstante, pocos disponemos del tiempo, la dedicación y/o la disciplina para invertir en ejercitarnos y detenernos unos minutos al día para simplemente reflexionar.

A pesar de que la tecnología nos ha regalado la máquina de fregar platos, de lavar ropa y el microondas, nosotros parecemos vivir más y más de prisa cada día, disponiendo de menos horas de calidad para el silencio y las actividades deportivas, lo cual va degenerando en un cúmulo de estrés que nos está perjudicando y perjudicando a nuestros hijos.

Ahora que el año escolar acaba de iniciar, hagamos un esfuerzo por robarle un espacio a las veinticuatro horas para practicar un poco la desintoxicación del estrés. Los resultados, dicen los entendidos, aparecerán muy pronto reflejados en las calificaciones de sus hijos y en la calidad de su vida diaria.

(Hergit “Coco” Penzo Llenas es una activista y escritora dominicana. Actualmente es la directora nacional de Participación Hispana para The American Federation for Children (https://www.federationforchildren.org), una organización sin ánimo de lucro que aboga por el derecho a opciones escolares, a fin de que todos los niños en edad escolar tengan acceso a una educación de alta calidad).

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