Trump visita sinagoga atacada por nacionalista blanco, en medio de protestas

Trump visitó la sinagoga pese a que más de 70,000 personas firmaron una carta rechazando su visita

El presidente Donald Trump y la primera dama, Melania Trump, depositan flores y piedras en cada una de las estrellas colocadas en honor a las víctimas de la masacre en Pittsburgh.

El presidente Donald Trump y la primera dama, Melania Trump, depositan flores y piedras en cada una de las estrellas colocadas en honor a las víctimas de la masacre en Pittsburgh.  Crédito: Casa Blanca

WASHINGTON— El presidente Donald Trump visitó este martes la sinagoga que fue atacada por un nacionalista blanco el sábado pasado en Pittsburgh (Pensilvania), sin la presencia de los principales líderes republicanos y en medio de protestas de activistas que denuncian su retórica incendiaria contra inmigrantes.

Trump realizó su visita de unos 20 minutos a la sinagoga “Tree of Life” en Pittsburgh, donde el nacionalista blanco, Robert Bowers, masacró a 11 personas e hirió a otras seis, en lo que se considera el peor ataque contra la comunidad judía en Estados Unidos.

El mandatario estuvo acompañado de la primera Dama, Melania Trump, su hija, Ivanka, y el esposo de ésta, Jared Kushner. Kushner e Ivanka practican la fe judía y son además asesores de alto rango del mandatario.

Sin dar declaraciones a la prensa, Trump y la primera dama caminaron juntos y depositaron una flor blanca y una pequeña piedra en cada una de las once estrellas colocadas afuera de la sinagoga en homenaje a las víctimas. En la tradición judía, las piedras son símbolo de la permanencia de la memoria y se utilizan en homenaje a los difuntos.

El  rabino de la sinagoga, Jeffrey Myers, acompañó a la pareja presidencial y se detenía en cada estrella para hablarles de las víctimas.

Adentro de la sinagoga, Trump y la Primera Dama encendieron velas en honor a las víctimas, pero no entraron a la escena del crimen, según indicó la Casa Blanca. Afuera se oían gritos de manifestantes que coreaban consignas como “no más odio” y “las palabras tienen significado”.

El día anterior, más de 35,000 líderes de la comunidad judía emitieron una carta abierta, organizada por el grupo “Bend The Arc Jewish Action”, en la que rechazaron la visita de Trump y le exigieron que denunciara la violencia de extremistas blancos. Ahora, más de 70,000 la han firmado.

Trump también estuvo acompañado del embajador de Israel ante la Casa Blanca, Ron Dermer, el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, y el asesor para negociaciones internacionales, Jason Greenlatt.

La visita de Trump, que atrajo gran cobertura mediática, coincidió con cuatro de los primeros servicios fúnebres para las once víctimas de la tragedia, que incluyeron a los hermanos Cecil y David Rosenthal, y a uno que sobrevivió el Holocausto.

En medio de crecientes críticas de que su retórica incendiaria ha contribuido a la violencia política en Estados Unidos, los principales líderes demócratas y republicanos en ambas cámaras del Congreso declinaron invitaciones para acompañar a Trump a Pittsburgh, y algunos de ellos alegaron que tenían previos compromisos.

El alcalde demócrata de Pittsburgh, Bill Peduto, había instado a la Casa Blanca a que desistiera del viaje a la sinagoga y tomara en cuenta la voluntad de los familiares de las víctimas. Peduto no tenía previsto acompañar a Trump en la visita.

La Casa Blanca hizo caso omiso a las protestas, al señalar que la visita tenía el propósito de “expresar apoyo” a la comunidad judía.

Trump y la primera Dama también visitaron el hospital presbiteriano adonde fueron trasladados varios de los heridos el sábado pasado, para agradecer la labor del personal médico.  Bowers sufrió heridas de bala durante el tiroteo en la sinagoga y fue atendido por médicos judíos.

Además, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, ha insistido en culpar a la prensa por el clima político actual y en minimizar el impacto de la retórica de Trump porque, a su juicio, los únicos responsables de la violencia son los que cometen los crímenes.

Antes de la tragedia, Bowers había expresado odio contra los judíos y lanzado amenazas en las redes sociales contra la “Sociedad Hebrea de Ayuda a Inmigrantes” (HIAS, en inglés), a la que acusó de “traer a invasores a que maten a nuestra gente”.

HIAS lleva 137 años trabajando en el reasentamiento de refugiados a través de 18 afiliados y es una de nueve agencias que coordina su trabajo con el Departamento de Estado. Aunque en sus inicios ayudaba a judíos que escapaban de genocidios en Rusia y el Este de Europa, con los años fue adaptando y ampliando su misión para ayudar a refugiados de todas partes del mundo.

Al aproximarse a una zona céntrica de Pittsburgh, Trump se topó con más de un centenar de manifestantes que portaban carteles con mensajes en su contra, según un informe de los corresponsales de la Casa Blanca que acompañan al mandatario.

Algunos rezaban mensajes como “no te invitamos aquí”, mientras que un hombre que cargaba a un bebé, portaba un cartel que decía “Trump ama a los nazis”.

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