Las ejecuciones que hizo “El Chapo” con su propia mano

Expiloto de Guzmán Loera narra cómo su jefe mató a algunos enemigos

"Memín" fue uno de los pilotos de Guzmán Loera.

"Memín" fue uno de los pilotos de Guzmán Loera. Crédito: EFE/Jane Rosenberg

Algunos de los testigos en el juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera han narrado órdenes que dio para matar a sus enemigos o informantes de autoridades, pero este miércoles Isaías Valdez Ríos, alias “Memín”, dio un paso adelante y narró tres ejecuciones concretadas por el propio líder del Cártel de Sinaloa.

La descripción de Valdez Ríos fue un viaje a detalle por aquellos momentos de violencia que incluyeron balaceras y la búsquedas frenéticas de “dedos” o informantes, así como torturas hasta la muerte.

“Memín” contó que colaboró en el cártel, también conocido como “La Empresa”, alrededor de nueve años, de 2004 a 2013. Fue parte del círculo de seguridad de Guzmán Loera cuando huía en las montañas de las autoridades; luego fue su secretario; enviado a concretar negocios en Honduras; encargado de seguridad de los hijos de “El Chapo”, Alfredo Guzman Salazar e Iván Guzmán Salazar, y terminó su carrera en la organización criminal como piloto, transportando cocaína de América del Sur y Centroamérica a México.

Valdez Ríos sabía que ingresar al cártel implicaba el uso de armas cortas y largas con las cuales tenía familiaridad, ya que fue miembro del Cuerpo de las Fuerzas Especiales de las Fuerzas Armadas, conocidos como “GAFEs”, por lo que pronto tuvo asignaciones para secuestrar personas o matarlas, como aquella ocasión en que Manuel Alejandro Aponte Gómez, alias “Bravo”, lo llamó para buscar a un sujeto en su vivienda, a quien “Bravo” mató.

Eso dio entrada a otras de las historias de homicidios que “Memín” contaba en la Corte Federal de Brooklyn como si fueran meras anécdotas ocurridas entre 2006 y 2007, donde su jefe, “El Señor”, “El Gerente”, “El Apá”, tiró del gatillo. Eran sanguientas venganzas contra informantes o enemigos.

En una ocasión recibieron un “envío” de Ismael “Mayo” Zambada, transportado por su propio piloto. “Venía bastante torturado… quemado con plancha… la playera pegada a la piel… marcas de encendedor de auto en el cuerpo… los pies quemados… con los ojos vendados”, narró. “¿Cómo me mandan un cabrón así”, afirmó Valdez Ríos que dijo Guzmán Loera. “¿Para qué me sirve un cabrón así?”, dice que agregó.

La persona fue encerrada en una jaula, en un espacio a unos 50-100 metros de distancia de donde dormía “El Chapo”, quien después de tres días decidió interrogar al sujeto que trabajaba para el Cártel de los Arellano Félix. No lo mató. A los pocos días el personal de Guzmán Loera alertó que aquel hombre apestaba. Cerca de donde estaban había un pequeño panteón y en una loma cavaron un hoyo que ordenó el jefe, quien portaba un arma corta calibre 25 milímetros. El sujeto fue llevado frente a la que sería su tumba. El líder “quitó el seguro… se la puso atrás… disparó y punto”, agregó “Memín”, quien afirmó que Guzmán Loera expresó: “¡A chingar a tu madre!”. Su exjefe escuchaba atento la narración desde la silla del acusado en la sala de la corte. No perdía detalle.

Valdez Ríos narró otra de sus sangrientas anécdotas comenzando con una frase de su exjefe, imitándolo: “Hey, chavalones, ahí les mandan un regalo”. Se trataba de dos colaboradores de “Los Zetas” que habían sido capturados por la gente de Dámaso López Núñez, el “Licenciado”, en El Dorado. Estaban amarrados, “pero no vendados”, detalló “Memín”. Guzmán Loera ordenó: “Váyanlos calentando”, es decir, que los torturaran para que dieran información. Luego los llevaron a otro lugar, a unos 500 metros, donde “El Chapo” pidió un tronco grueso con el que los golpeó sin matarlos. La golpiza los dejó con  “huesos rotos, (el cuerpo) sin movimiento”, contó el exempleado del cártel. “¡Hijos de su pinche madre, ¿cómo es posible que trabajen para ellos y nos traiciones a nosotros?”, habría expresado Guzmán Loera según su expiloto.

“Memín” interrumpió un momento la descripción de aquella golpiza que duró tres horas para explicar que “Los Zetas” eran enemigos del Cártel de Sinaloa, que no era de esa entidad, sino de Tampico, de Tamaulipas o de Zacatecas. Agregó que su jefe pidió a “Bravo” cavar un enorme hoyo y prender una gran fogata. A los zetas los subieron en la parrilla de dos cuatrimotos, una conducida por Guzmán Loera y otra por “Bravo”.

“Fueron a la hoguera… las personas no iban amarradas… agarraron y los aventaron de las cuatrimotos”, agregó “Memín”, quien afirmó que desde la tortura, Guzmán Loera tenía su AR15 o una M16. “Los zetas tenían cara de asustados (al ver el fuego)… ‘Chapo’ no dijo mucho… puso el rifle en la cabeza”, detalló el testigo cuestionado por el ayudante del fiscal Anthony Nardozzi. “¡A chingar a su madre!”, habría dicho Guzmán Loera al tiempo que jaló el gatillo con cada uno; ordenó echarlos al fuego y asegurarse “que no queden ni los huesos”.

El testimonio de “Memín” es el primero que retrata el nivel de violencia utilizado por Guzmán Loera y continuará su declaración el lunes, donde la defensa también lo cuestionará.

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