Inmigrante gana la compasión de un juez, pero a ICE no le importa y lo deporta
Abogado de indocumentado mexicano comparte su historia y analiza opciones legales
Crédito: ice.gov
José llegó a Estados Unidos con su familia, cuando tenía 15 años de edad, en 1999. Aquí creció y se dedicó a trabajar. Formó una familia, paga impuestos, pero nada de eso fue suficiente para la oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que terminó por deportarlo.
El inmigrante mexicano peleó hasta el último momento frente a un juez migratorio, contó su abogado Marty Rosenbluth, en un artículo en el Washington Post.
El defensor recomendó a José considerar la deportación voluntaria, que le permitiría en algún momento volver a los Estados Unidos con mayor facilidad.
La pesadilla del mexicano, quien tiene tres hijos y trabaja como constructor en Carolina del Norte, comenzó cuando fue detenido por la Policía por conducir sin licencia. Fue entregado a ICE y enviado al Centro de Detención Stewart en Lumpkin, Georgia.
José pidió clemencia al juez, le presentó a su familia: “Esta es mi familia. Estos son mis hijos. Todo lo que hago, lo hago por ellos”.
El juez dijo que, sobre la base de este testimonio, tendría que negar la solicitud de cancelación de deportación, pero le ofreció a José la salida voluntaria, ya que eso ayudaría a su regreso.
El inmigrante no quería irse. La esposa, entre sollozos, lo convenció. El juez entonces la orden de que pudiera estar en EEUU durante 30 días para lograr adquirir su boleto de avión, que costaría unos $1,250 dólares.
La familia aceptó con tristeza, pero habían pasado unos cuantos días cuando ICE llegó a la celda donde estaba José y lo montó a un autobús. Terminó deportado en Matamoros, sin posibilidad de elegir mejores opciones, sin honrar la decisión del juez.
El abogado Rosenbluth dice que analiza las opciones legales para su cliente, a quien definitivamente ayudará de algún modo.
