NYC trata de devolver oportunidades a pequeños negocios

El Concejo quiere atajar el problema de las altas rentas que están vaciando de comercios los barrios y dificultando la vida de los pequeños negocios

Carlos Ventura es el dueño del negocio La Magia Barbershop en Cypress Hills, Brookyn./A. B. N.

Carlos Ventura es el dueño del negocio La Magia Barbershop en Cypress Hills, Brookyn./A. B. N.  Crédito: El Diario

Con acordes de música latina que llega de la radio como fondo, Carlos Ventura apura el recorte de la barba de su cliente con detalle y cuidado. Concentrado. Es miércoles, en su negocio La Magia Barbershop y hay una cierta calma a primeras horas de la tarde. “Los fines de semana, a partir del viernes es cuando más gente hay. Trabajamos 12 horas”, explica este dominicano de 31 años cuando ya se ha despedido del meticulosamente rasurado cliente.

A la hora de hablar de su experiencia como inmigrante, dueño de un peqeño negocio en Cypress Hills (Brooklyn) Ventura explica que tuvo que cambiar el toldo y ponerlo más pequeño hace seis meses porque vió las multas que estaban llegando a quienes no lo tenían en regla.

Un gasto extra.

También dice que muchos trabajadores de la zona están dejando sus empleos porque la oferta laboral es amplia prueban su fortuna en otros empleos”. “Dejan de pelar o de atender las tiendas”, cuenta.

Un desafío.

Pero lo que hagan los siete barberos que alquilan sus sillas de trabajo en el local que tiene y regenta no es la mayor preocupación de este joven. Es la renta. Ventura necesita un elevado volumen de negocio para hacer frente al gasto que más sube.

“Todos los años es un 5% más, ya sea buena o mala la economía, nos vaya bien o mal. Siempre sube. Un 5% más de alquiler pero el precio de la pelada es el mismo”, lamenta con cierta resignación. Ventura acaba de renegociar el contrato de un alquiler que comenzó hace cinco años a $1,400 al mes en la zona de Cypress Hills, Brooklyn. Ahora paga $1,926.

En el concejo de la ciudad hay ya varias propuestas que tratan de buscar una solución a los problemas que las facturas al casero ocasionan a estos pequeños empresarios que no solo prestan servicios necesarios a la comunidad sino que además contratan a personas dentro de sus barrios y los mantienen vivos y más seguros.

“Si no se hace nada veremos una ciudad en la que falta la oportunidad empresarial y los servicios serán más difíciles de encontrar”, explica Rafael Espinal. Este concejal ha sido uno de los que ha presentado propuestas de ley para evitar que el paisaje comercial y de servicios de la ciudad sea tan escaso como homogéneo.

Y los comerciantes necesitan toda la ayuda posible.

Ventura subió el precio de sus servicios ligeramente hace un año. Lo hizo de forma muy medida para no desentonar con los barberos de la zona. El costo de los distintos servicios, que tiene enmarcados en el espejo, fluctúan entre un mínimo de $14 y un máximo de $25.

“La renta es lo más fuerte”, dice este joven que empezó a trabajar como barbero a los 13 años en su país. A pesar de los costos el próximo mes abre una segunda barbería a menos de 10 bloques de donde está ubicado ahora, una zona en la que se habla español y la mayor parte de los negocios son latinos como el suyo. Su renta en el nuevo local es más alta pero espera un mayor número de clientes y poder moverse de una barbería a otra para atender bien ambos locales.

Su idea es mejorar su posición porque ahora vive con su esposa y un hijo y quisiera tener una vivienda más grande. Pero, los pequeños empresarios no suelen tener salarios elevados. El suyo no lo es y explica que no encuentra ningún apartamento asequible en la zona. “Nada por menos de $1,800 o $2,000”. Por eso, a pesar de apostar por su futuro en el barrio no desestima terminar haciendo lo que ha visto que han hecho otras personas, irse de la ciudad. “En Florida viviría más cómodo, la renta es más barata, muchos de mis clientes se han mudado en los últimos dos años. La renta está haciendo que la gente pobre desaparezca”, dice.

Carlos Ventura en la entrada de La Magia Barbershop./A. B. N.

Las medidas propuestas por Espinal y otros concejales como Carlina Rivera, Vanessa Gibson, Mark Levin y Helen Rosenthal y Mark Gjonaj llegaron a la agenda del comité de pequeños negocios de la ciudad con el fin de aliviar la carga de la renta de unos pequeños negocios que hacen frente además a la irrupción del comercio electrónico, la falta de capital (que no fluye con la misma intensidad para los comercios pequeños y los inmigrantes que para las grandes empresas) y la gentrificación.

Muchos negocios funcionan en sus locales de mes a mes porque los caseros no les renuevan los contratos, motivo por el cual no hacen inversiones para renovarlos o actualizarlos. Otros simplemente reciben la noticia de que se tienen que ir y no habrá renovación, cuando ya tienen su clientela fija en el barrio.

Espinal quiere que los constructores que construyan vivienda asequible y reciban asistencia financiera de la ciudad valorada en $1 millón o más destinen parte de la construcción a nivel de calle a espacio comercial asequible.

En East New York, área que representa, la rezonificación planteó esto y hay ya dos edificios que tienen este condicionamiento. “Lo que quiero es que sea algo que se pueda hacer en la región entera, es algo que es importante para todos”, explica a este diario el concejal.

La propuesta de ley de Espinal busca que el Departamento del Servicios a Pequeños Negocios y otras agencias que supervisan el desarrollo inmobiliarion estudien las necesidades comerciales de la zona para determinar cuánto espacio reservar para este fin y cuánto sería el alquiler a cobrar.

la segunda propuesta de este concejal requiere que las agencias de la ciudad con competencia para revisar la marcha de los negocios (departamento de sanidad, protección ambiental, consumidores…) pongan en marcha un panel para revaluar las regulaciones concernientes a pequeños negocios para saber si hay algunas que puedan ser eliminadas o se introducen periodos de ajuste para que los negocios arreglen problemas en vez de tener que pagar una multa.

No solo está en juego la supervivencia de los negocios que dan empleo y vida a barrios enteros de la ciudad sino también seguridad. Cuando se cierran los negocios de los barrios está demostrado que suben los índices de criminalidad.

El concejal Mark Levin, presentó también una propuesta para que los pequeños comerciantes hagan uso de servicios legales gratuitos de la ciudad cuando hagan frente a un procedimiento de desalojo dado el éxito que este programa ha tenido con los alquileres residenciales.

Tanto Levin como Espinal inciden en que el hecho de que muchos de los dueños de empresas son inmigrantes y muy vulnerables porque no tienen grandes ingresos.

Los concejales quieren además que mantenga una base de datos de locales comerciales con entrada y salida a la calle y un registro de propiedades vacías.

Espinal explica que la posibilidad de que pueda haber un impuesto a los locales cerrados, vacancy tax, “pero es algo que tiene que cambiar Albany”. Antes de las elecciones, el alcalde Bill de Blasio, dijo que esta era una medida a considerar.

De momento, Espinal es optimista con respecto a las propuestas presentadas en el concejo. “Faltan dos pasos legislativos para que llegue e la mesa del alcalde y no he oído nada en contra de que salga”.

La propuesta más contenciosa

Rafael Espinal dice que es partidario del Small Business Jobs Survival Act (SBJSA), una de las propuestas más contenciosas con el objetivo de proteger a los pequeños negocios de la subida de la renta o la imposibilida de firmar un contrato. Pero tiene sus dudas. “Es verdad que hay presión de bienes raíces pero la propuesta no es del todo clara y quien está amparado por esta ley, no solo un pequeño negocio”.

Estas dudas no son únicas. El SBJSA lleva años entrando y saliendo de la agenda del concejo para quedarse atrapada en ella. Recientemente, por primera vez se hizo una audiencia y se verificó que la mayor parte de los concejales son sensibles a la situación de los pequeños negocios pero no están seguros sobre sus efectos.

Esta propuesta tiene como ideas principales que los alquileres comerciales se hagan por un mínimo de 10 años con derecho a la renovación tras este periodo para que los empresarios puedan planificar su futuro. Garantizar el equilibrio en las negociaciones con un arbitraje vinculante de un tercero en caso de que no haya acuerdo sobre los términos de un acuerdo que ambas partes consideren justos. Además se establece la restricción de que los caseros hagan pagar a sus inquilinos los impuestos de propiedad.

Una de las críticas es que la ley puede beneficiar tanto a los pequeños negocios como a los grandes y de hecho da mucha ventaja a los grandes porque estarán mejor asesoradas legalmente que los negocios familiares o pequeños que tendrán ante si una serie de procesos legales con los que no están familiarizados.

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