Los abogados más jóvenes de la comida saludable en El Bronx

Los adolescentes instruidos en nutrición por BronxWorks trabajan con las bodegas para cambiar hábitos de comer en Mott Haven

Tanya Bermudez y Madison Ortiz son dos de las alumnas del programa de Comida Saludable en El Bronx./A. B. N.

Tanya Bermudez y Madison Ortiz son dos de las alumnas del programa de Comida Saludable en El Bronx./A. B. N.  Crédito: El Diario

“La comida saludable puede ser agradable y no es insípida o menos sabrosa”, explica muy seria Tanya Bermudez de 12 años. A su lado Madison Ortiz, de 13, asiente y explica que ella ya no va a lugares que sirven comida rápida. “Hay mucha gente que está obesa y no es su culpa, es que no saben”. Ortiz lamenta que apenas se vea comida saludable en anuncios “y es una pena que no sea reconocida”.

Bermudez y Ortiz dicen que en sus hogares tienen familiares con diabetes o hipertensión y ahora están entendiendo la relación que esto tiene con los alimentos que se consumen. Ellas son dos de los 15 estudiantes que tiene el programa de nutrición (Compra saludable) que la organización sin fin de lucro BronxWorks está desarrollando por cuarto año en el Centro Comunitario de Betances, en Mott Heaven.

Es un curso que estos días sale a la calle para llegar hasta las bodegas del barrio con su mensaje de mejorar los hábitos alimenticios.

Y es importante porque este es uno de los barrios de El Bonx donde más problemas de salud hay entre sus habitantes, casi el 70% latinos.

Carolina Espinosa, nutricionista y coordinadora de programas de nutrición de BronxWorks, explica a este diario que este programa juvenil es pequeño pero el objetivo es educar a los jóvenes sobre cuestiones que rodean a la alimentación “y que ellos sean referentes que informen a sus compañeros y amigos y que no sean solo los profesionales los que mandemos el mensaje”.

Durante hora y media, dos veces por semana, los estudiantes seleccionados por los consejeros de varias escuelas de la zona, aprenden de cuestiones como justicia alimentaria –una materia en la que la instructora, Marina Smith, habla de cómo funciona la industria de la comida, desde las granjas a la cadena de transporte alimenticio–, nutrición y aspectos críticos de las estrategias de mercadotecnia de los alimentos que no son siempre los mejores para la salud.

Trabajos en común de los 15 alumnos./ A. B. N.

“He aprendido cómo las empresas de fast food hacen anuncios que son atractivos para niños y cómo estos presionan para comerla”, explica Ortiz. Bermudez, que ha aprendido la cantidad de azúcar que llevan algunas bebidas dice que ya no consume sodas, “el agua es lo que me quita la sed”.

“Ellos entienden que son parte del cambio”, explica Espinosa. “A los 12 años no se piensa a largo plazo pero si se les da el contexto de cómo la alimentación puede deteriorar la salud lo ven mejor”, cuenta esta nutricionista. De momento solo se tiene una instructora en el programa  y por eso no se puede llegar a más jóvenes. “Necesitaríamos más fondos para expandirlo”, explica.

Los adolescentes aprenden además a cocinar y usar los utensilios de la cocina en una actividad que se llama Team Battle Chef. Es una actividad que ha durado ocho semanas y que culminó recientemente con un concurso de cocina en el que se valoraron no solo los platos sino también la destreza de los chicos a la hora de manejar los cuchillos, por ejemplo. “Todos tuvieron premio”, dice Espinosa.

La última de las actividades tiene un impacto más allá de las aulas, directamente en el barrio en el que hay 25 bodegas por cada supermercado. Se trata de “Shop Healthy”, un programa que alía a estos estudiantes de secundaria con los dueños de estos populares locales para animar a los compradores a comer mejor.

A instancias de los jóvenes las bodegas están promoviendo opciones de alimentación saludables. Ellos crean anuncios para animar a que los clientes opten por la mejor comida y bebida, hacen seguimiento de la cantidad de fruta fresca o agua a la vista en vez de sodas y si tienes opciones integrales o de alimentos con bajo contenido en sal.

“Los niños son muy honestos y ponen y reponen etiquetas sobre comida saludable”. En algunas bodegas piden a sus dueños que les den fruta que no hayan vendido para hacer smoothies en la puerta de la bodega y venderlo. El dinero se lo dan al bodeguero.

En una de las más populares, cerca del centro en el que se forman, “10 Days” han animado a que el sandwich de pollo se haga con la carne hecha al grill, la forma más baja en calorías. Roberto Tavera, que está al frente de la bodega en la que se muestran algunos de los carteles hechos por los adolescentes, explica que lleva años preocupado por el impacto por la buena alimentación y que hace tiempo que vende productos integrales, lácteos como yogures bajos en grasas, patties de vegetales y tortillas wrap para los sandwiches.

“Yo he perdido 37 libras, es todo cuestión de hábito y crear conciencia”, dice.

Entre bodegueros como él y adolescentes sembrando la semilla de una mejor alimentación Tavera explica que se han notado cambios. “Empezamos a vender ensaladas y al principio vendíamos una de 15, ahora las vendemos todas”.

Bermudez dice que el año que viene quiere seguir aprendiendo “para cambiar más cosas”. Ortiz dice que volverá también. “Este programa cambia la vida, la gente se muere de emfermedades del corazón y no me gusta hablar de muerte”.

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BronxWorks El Bronx

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