Fue adoptado por una familia de EEUU hace más de 30 años. El gobierno Trump lo deportó

Ahora sin hablar el idioma el joven de 36 años vive en infierno en Brasil

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Crédito: ICE - Captura Twitter

Paul Fernando Schreiner lleva un año sufriendo el calvario de muchos deportados bajo el gobierno de Donald Trump, regresar a un país donde no habla ni el idioma, ni conoce a nadie.

El joven que hasta 12 meses vivia en Phoenix fue deportado a Brasil donde no conoce a nadie pues fue adoptado hace más de 30 años.

“Soy todo menos brasileño, soy americano” dijo Schreiner en entrevista con la agencia AP.

Schreiner fue adoptado legalmente a los 5 años, desde entonces obtuvo un certificado de nacimiento de Nebraska, un número de Seguro Social, sin embargo nunca se naturalizó como ciudadano estadounidense.

Una ley promulgada por Bill Clinton en 2000 simplificó el proceso de naturalizacion automática para los niños adoptados en el extranjero. No obstante para los niños que ya estaban en EEUU solo serían beneficiarios los que eran menores de 18 años cuando entró en vigencia la ley, dejando por fuera a Schreiner.

Según reporta AP se estima que entre 35,000 y 75,000 adoptados en los Estados Unidos podrían encontrarse hoy en una situación similar.

Su calvario empezo cuando su solicitud para la ciudadanía basada en la elegibilidad como titular de una “Green Card” fue cancelada cuando tenía 21 años. Schreiner fue declarado culpable por tener relaciones sexuales con un joven de 14 años.

Después de pasar casi ocho años en prisión en Nebraska, Schreiner se mudó a Arizona donde rehizo su vida. Sin embargo con la llegada del gobierno de Donald Trump su calvario migratorio se agudizaría.

En octubre de 2017 agentes de ICE capturaron a Schreiner cuando salía para el trabajo. Bajo la nuevas directrices migratorias el joven por tener antececentes penales estaba sujeto a la deportación.

Ese mismo año las autoridades brasileñas se negaron a la solicitud del gobierno de los Estados Unidos de otorgar documentos legales para deportarlo.

No obstante el 12 de junio de 2018, Schreiner fue sacado del centro de detención donde permanecía y fue deportado.

Al llegar a Brasil las autoridades locales no querían dejar entrar al deportado por falta de documentación. Tan solo en un certificado de ciudadanía del consulado de Brasil en Los Ángeles figuraba con su nombre, más no su apellido. Después de una serie de llamadas telefónicas y conversaciones entre las autoridades de los dos países, Schreiner fue llevado al frente del aeropuerto y fue liberado, reportó AP.

Casi un año después de ser deportado, Schreiner permanece en el limbo. No ha podido obtener un certificado de nacimiento brasileño, una tarjeta de identificación o un número de identificación fiscal para trabajar.

En brasil no existe un registro original de su nacimiento, una situación común de los adoptados y otras personas pobres en Brasil.

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