Letras :¿K se kuenta?

Tradicionalmente se le consideraba una letra extranjerizante y se sustituía en los préstamos, como se llama a las palabras que se adaptan de otros idiomas

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Crédito: Shutterstock

Pese a ser una de las letras de menor frecuencia en español, la k se ha popularizado en el medio digital y los jóvenes la usan más que nunca. ¿Ejemplos? De las salas de chat: Ke te vaya muy bien. K más quisiera, me gusta salir kon mis amigas, besitos y kuidate, ando un pokito triste, aki te dejo, k puEdes kntar knmi-goo paRa lo k sea.

Tradicionalmente se le consideraba una letra extranjerizante y se sustituía en los préstamos, como se llama a las palabras que se adaptan de otros idiomas (mal llamados préstamos porque no se devuelven, pero esa es otra cuestión). Cuando el español tomó “prestado” el término francés kangourou no empleó la k sino la cambió por c: canguro. Y cuando adaptó un simpático término malayo (¡sí, malayo!), kakatuwa, lo convirtió en cacatúa.

Pero más adelante, cuando la k se integró al abecedario a la par de todas las demás, se mantuvo en muchos préstamos como única posibilidad gráfica, kayak, o como variante en el caso de quimono/kimono. Ya  no la rechazamos como antes y la aceptamos como letra hecha y derecha.

Extranjerizante o no, la k, ahora con carta de ciudadanía, aparece en cualquier posición en la escritura de préstamos de los orígenes más diversos. Además de los ejemplos señalados antes, tenemos la k en palabras procedentes del francés (anorak), del alemán (búnker), del japonés (karaoke), del húngaro (paprika), del árabe (kebab), del hebreo (kipá), del ruso (vodka) y hasta del sánscrito (karma). Y entre las palabras castellanizadas con variantes, tomamos del inglés bikini o biquini, que, dicho sea de paso, aunque el diccionario indica que es masculina, reconoce que en Argentina se le conoce como femenina: la bikini.

Nuestra simpática letra aparece también en los topónimos (nombres propios de lugares) como Pakistán y en los antropónimos (nombres propios de persona) como Kafka. Y en muchos otros ejemplos de elementos compositivos (partes de palabras) de origen griego: kilogramo, kilómetro, kinesiología.

¿K le parece?

  • Jorge Ignacio Covarrubias es secretario general de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE).

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