El miedo que moviliza

Cientos de personas llegan cada día al Consulado General del Ecuador en Nueva York. Mientras esperan en la sala, muchos se encuentran y conversan. En estos días se puede sentir el miedo.

Los continuos anuncios en materia migratoria han generado ese miedo que paraliza, que produce una sombra y cambia el rostro de quienes escuchan la palabra deportación. El miedo rodea a los sin papeles y a sus familias, pero también a los que lograron arreglar su estatus y a los hijos que nacieron en este país, todos tienen la angustia de una posible separación.

Los anuncios de deportaciones han activado también lucrativos negocios que se mueven alrededor del dolor de los migrantes. Los mensajes que se transmiten en redes sociales y falsas alertas que no dejan de enviarse por mensajes de celular, incrementan el riesgo de estafas y mejoran los ingresos de quienes se alimentan del miedo de los migrantes irregulares.

Se conoce que hay una prioridad para enviar de regreso a sus países a quienes tienen una orden final de deportación, a los que han cometido delitos y lo más reciente, es que se podrá expulsar de forma inmediata y sin que puedan ver a un juez de inmigración a las personas que no puedan probar que están en este país por al menos dos años. Generalmente, los agentes de ICE llegan a buscarlos en sus casas o van a las direcciones que tienen registradas, por esa razón las organizaciones que defienden los derechos de los inmigrantes insisten en la necesidad de no abrir la puerta a menos de que los agentes tengan una orden de allanamiento dictada por un Juez, ya que, en algunos casos, hay nuevas personas viviendo en esas direcciones y corren el riesgo de ser detenidos.

En las visitas que, desde el Consulado de Ecuador en Nueva York , hacemos periódicamente a los Centros de Detención Migratoria, hemos podido constatar que efectivamente los detenidos son personas a quienes ICE fue a buscar porque tenían antecedentes penales. Allí se repiten los testimonios de arrepentimiento de los que ignoraron los anuncios de no manejar bajo los efectos del alcohol. Las historias de violencia intrafamiliar son también una constante y es muy doloroso saber que muchas familias migrantes sufren esta tragedia, que en ocasiones, solo termina, con la deportación del agresor.

En la sala de espera del Consulado, en ese espacio que es un pedacito del Ecuador, nuestra comunidad se siente en casa, en un espacio seguro, aquí hablamos de los servicios consulares y también comentamos lo que está pasando. El temor es evidente. Hay quienes no pueden sostener la mirada, están también quienes hacen un esfuerzo por contener las lágrimas, se puede sentir la tensión cuando hablamos de las detenciones y deportaciones. La señora mayor que escucha atenta y se abraza a sí misma con fuerza; aquella que se saca los lentes para limpiarlos una y otra vez; la que mueve la cabeza, como negando algo, con una expresión de angustia; el joven que se queda escuchando atento mientras mira a un punto fijo sin pestañear, el que nervioso mueve una pierna de arriba abajo sin control y los niños a veces jugando distraídos, otras veces atentos a la mirada de los padres como sintiendo el momento en que se aceleran sus latidos.

Algunos han decidido esconderse, no salir y esperar. Otros, en cambio, están levantando la voz, buscando información, educándose sobre sus derechos, haciendo un plan familiar en caso de emergencia o de una eventual deportación, observando las leyes, tomando medidas para evitar problemas. ¡El miedo paraliza, pero también moviliza!

-Mg. Linda Machuca Moscoso fue Asambleísta en Ecuador representando a la comunidad ecuatoriana migrante. Vivió algunos años en Estados Unidos y trabajó con organizaciones de apoyo a la comunidad migrante en Nueva York. Como Legisladora promovió leyes a favor de las personas en situación de movilidad. Tiene una Licenciatura en Comunicación Social y una maestría en Relaciones Internacionales.  Es actualmente Cónsul General del Ecuador en Nueva York