Reporte denuncia explotación laboral en negocios de lavanderías en Nueva York

El Centro de Trabajadores de Lavanderías (LWT) intensifica campañas para visibilizar las condiciones paupérrimas de esta mano de obra, que sufre robo de salarios y falta de condiciones de seguridad

Uno de cada cinco trabajadores de esta industria gana menos del salario mínimo

Uno de cada cinco trabajadores de esta industria gana menos del salario mínimo Crédito: Fernando Martínez | Fernando Martínez

El día que el dueño de la lavandería Sunshine Shirt, ubicada en la Quinta avenida de Brooklyn, recibió de las manos de Ricarda una carta en donde le exigía respetar sus derechos laborales, luego de más de 15 años de explotación al fragor de largas jornadas, sin descanso, sin el pago mínimo y expuesta a químicos, una pequeña “revolución” se inició en apenas uno de estos 4,000 “laundris” de monedas, ubicados casi que en cada esquina de la escena neoyorquina.

La mexicana de 44 años, quien desde muy joven vino de Guerrero y tuvo como primera opción de trabajo lavar y planchar, pero sin gozar los derechos mínimos de salario y viviendo situaciones de maltrato, el pasado 14 de febrero decidió rebelarse. Allí empezó una larga batalla, que aún no ha terminado.

“Cuando el salario mínimo era $7 a mi me pagaban $5. Trabajé de nueve de la mañana, a nueve de la noche, sin contar con media hora de descanso”, lamentó.

La conclusión de un reporte del Centro de Trabajadores de Lavanderías (LWC), sobre las condiciones laborales de los empleados inmigrantes en esta industria en la Gran Manzana, sostiene que uno de cada cinco trabajadores gana menos del salario mínimo. Además, a más de la mitad de los que trabajan sobre las 40 horas semanales, se les niega el pago de horas extras.

Como Ricarda, la faena de miles de estos inmigrantes implica estar expuestos a químicos potencialmente peligrosos para la salud, a cargar bolsas de ropa de hasta 60 libras y seguir trabajando por horas, así reportara a su patrón, que tenía fiebre.

Ricarda denuncia casi dos décadas de discriminación y robo de salarios.

“En muchas ocasiones, luego de horas de estar al frente de la plancha le indicaba que me sentía mal, que tenía hasta fiebre, que no podía seguir, y lo que hacía era darme pastillas para que siguiera. Pero todo lo aguanté, porque no tenía alternativa. Tenía dos hijos pequeños”, narró la inmigrante que hoy es una activista que busca crear conciencia sobre el modelo de esclavitud moderna, que caracteriza a ese sector.

Cuando la mexicana notificó a sus empleadores por escrito, su exigencia de que se ajustara su salario, con el apoyo de WTC, allí empezó una cruzada para recuperar horas de sudor y lágrimas, que aún no ha terminado.

Los dueños de la lavandería accedieron en principio, pero luego de varias semanas, de presiones y humillaciones, cerraron el comercio. Se trataba de un ardid para no cumplir con sus compromisos, pues luego lo abrieron con otro nombre y aparentemente otros dueños.

Lo común: robo de salarios y acoso

Rossana Rodríguez, una dominicana que forma parte de la directiva de LWC, muestra los hallazgos del reporte que es el producto de una investigación que desnuda el modelo de explotación de esta industria, durante décadas.

“Nosotros hicimos un estudio entrevistando a más de 100 trabajadores, en conjunto con el Proyecto de Desarrollo Comunitario de Urban Justice Center. Allí documentamos claramente, lo que aquí ocurre, y en conclusión casi toda la industria padece robo de salarios, acoso y peligros en su lugar de trabajo”, explicó.

El 86% de los trabajadores de las lavanderías son mujeres y el 99% son personas de color, que a veces deben lavar, secar, doblar la ropa como encargo, planchar, igualmente atender la caja registradora, limpiar las lavadoras y hacer trabajos de mantenimiento en general.

“Los dolores en las manos no se calman”

De igual forma, “María” una salvadoreña de 32 años que está al frente de uno de los tantos  “laundries” que prestan servicio en el vecindario de Astoria, en Queens, contó que tiene jornadas extenuantes. A veces trabaja planchando por servicios especiales. Luego se tiene que mojar las manos, porque le toca hacer mantenimiento en la noche a las máquinas.

“Yo entiendo que venimos a este país a trabajar. Y yo lo seguiré haciendo, sin protestar, porque no me queda de otra. Pero los dolores en las manos a veces no se calman y así hay que seguir. Yo sí gano el mínimo, me pagan lo justo, pero es demasiado trabajo. A veces llega ropa y toallas con todo tipo de cochinadas y no me dan guantes”, reveló la centroamericana.

La investigación que refleja el panorama de esta industria en la ciudad de Nueva York, en materia de seguridad y riesgos para la salud, es demoledor: el 90% de la mano de obra reporta exposición al cloro, otros químicos o ropa excesivamente sucia.

Así lo confirma Mahoma López, un inmigrante mexicano que forma parte de la directiva de LWC, quien comentó que uno de los grandes dramas de esta mano de obra es que está expuesta a agentes patógenos, además de componentes químicos que son un riesgo para la salud.

“Doy un ejemplo muy claro, en los hospitales para lavar las sábanas existe todo un proceso de seguridad, aquí se está expuesto a sangre, heces y todo lo que nos podamos imaginar y no se proporcionan guantes, ni mascarillas, ni la mínima instrucción de cómo manipular las bolsas”.

Rosanna Rodríguez, líder del Centro de Trabajadores de Lavanderías (LWC)

Asimismo, Rosanna Rodríguez, líder del Centro de Trabajadores de Lavanderías, reitera que el norte de su organización es elevar el nivel de conciencia e iniciar campañas en establecimientos en donde los trabajadores se organicen.

El caso de Ricarda, se reproduce en todos los rincones de esta ciudad. Ella fue valiente y enfrentó años de discriminación. La estamos acompañando en este proceso, así como estamos abiertos para todas las comunidades. Su lucha es simplemente un acto de justicia, para que se le reconozcan los salarios, que le dejaron de pagar, en medio de un sistema abusivo”.

El Diario consultó al propietario de una lavandería en Hell Kitchen en Manhattan, quien prefirió reservar su nombre. Aseguró que en el caso específico de su negocio, año a año los costos son más elevados y aunque asegura cumplir con todo los pagos de ley a todos sus trabajadores, dijo que “apenas cubre los gastos”.

“Este es un negocio para sobrevivir. No para hacerse millonario”, reiteró el empresario de origen asiático.

¡Lavanderas al poder!

El Centro de Trabajadores de Lavanderías de Nueva York tiene como una de sus banderas, lograr el cambio social y ofrecer recursos y capacitación para lograr un ambiente laboral seguro y equitativo, en esta industria.

El 1881 es un emblema para esta coalición, ese año después de la Guerra Civil, las lavanderas de color ganaban un promedio de $4 a $8 por mes, en Atlanta se organizaron con una huelga con 3,000 trabajadoras y fueron capaces de mejorar sus condiciones.

Después de 138 años, los trabajadores de una industria que es muy importante en la ciudad, porque la mayoría de las personas no pueden tener lavadoras en sus estrechos apartamentos, se mantiene el desafío de mejorar las condiciones de esta mano de obra.

“Hemos realizado varias campañas, apoyando a los trabajadores con asesoría, y llegamos hasta el frente de los comercios para presionar a los dueños, simplemente por las condiciones peligrosas y las violaciones de trabajo”, dijo Rodríguez.

Estos comercios forman parte de la vida de la mayoria de los neoyorquinos. (Archivo)

Radiografía laboral de lavanderías en NYC

  • 36%  de los trabajadores encuestados, es decir más de un tercio, reportan que no reciben pagos por tiempo extra.
  • 1 de cada 5 trabajadores reportaron un salario por hora por debajo de los $ 10
  • 30% de la mano de obra de las lavanderías, que participaron en la encuesta, trabajan más de 40 horas a la semana
  • 64% detallaron que hacían labores adicionales a las que originalmente se le había contratado.
  • 79% de los trabajadores son inmigrantes.
  • 66% de los empleados en servicios de lavandería, tienen el español como idioma principal
  • 54% indicó que habían sido blanco de alguna forma de acoso, comentarios racistas y despectivos.
  • 27% asegura en el estudio que ha experimentado alergias como resultado de la exposición a químicos y detergentes.
  • 54% reportó que ha sentido dolores musculares.
  • 97% estuvo expuesto al cloro y manejó ropa contaminada.

  Exija sus derechos

  • Si usted es víctima de abusos laborales o atropellos en el pago de sus salarios, horas extra y condiciones inseguras de trabajo no espere para denunciar. Recurra a organizaciones en la ciudad que lo pueden ayudar o llame al Departamento de Labor del estado al 1 888 469 7365, donde podrá hablar en español.
  • Recuerde que el estatus migratorio no importa para exigir sus derechos.
  • La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de Nueva York, es la agencia de la Ciudad encargada de hacer cumplir esta nueva guía de aplicación legal, la cual será la base para investigar casos de discriminación.
  • Si cree que es víctima de discriminación en virtud de la Ley de Derechos Humanos de Nueva York, llame al Infolineat 718-722-3131 de la Comisión o marque 311.

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