Feminicidios de niñas: el horror escondido de México

Funeral de Fátima.

Funeral de Fátima. Crédito: Getty Images

MEXICO.- Antes del hallazgo del cuerpo de la niña Fátima, a quien se encontró violada, torturada y botada sin vida en una de las calles de la Ciudad de México, las fiscalías de diversos estados dieron fe de otros horrores similares: niñas pequeñas asesinadas en diversas circunstancias violentas de norte a sur del país.

A mediados de enero fue una pequeña de 10 años en la localidad de Chietla, estado de Puebla. Según los reportes policíacos, el cuerpo una niña apareció en una escena espeluznante que antes sólo se veía entre gatilleros del crimen organizado: la nena tenía los pies y las manos atadas con heridas de arma de fuego con una agravante: presentaba señales de abuso sexual.

Por esas mismas fechas, detectives de la Agencia de Investigación Criminal en el norteño estado de Coahuila reportaron del hallazgo de una menor de 14 años cuya madre la encontró muerta atada a una cama y abusada sexualmente.

Desde hace un lustro, el feminicidio de niñas incrementó considerablemente, según cifras del gobierno reconocidas por el Secretariado EjecutivoNacional de Seguridad Pública: en el 2015 hubo 50; en el 2016, 54; en el 2017, 66; en 2018, 88, en 2019, 98.

Analistas en psicología de la violencia, defensores de la infancia y activistas contra el feminicidio coinciden en que se trata de un problema multifactorial que incluye la impunidad, la falta de mano dura contra la delincuencia común y el crimen organizado, caída del presupuesto para apoyo de la sociedad civil que enfrentan el problema, perdida de valores, el cambio del papel de las mujeres en el mundo laboral y una tolerancia de la sociedad que raya en el ninguneo.

LA GOTA QUE DERRAMÓ EL VASO

El feminicidio de Fátima, de siete años, ocurrió justo cuando un grupo de feministas reclamó al presidente Andrés Manuel López Obrador su falta de acciones y sensibilidad en una conferencia de prensa matutina y éste respondió con la petición a las protestantes para que no se “pintaran las paredes”.

Luego, AMLO culpó al neoliberalismo de los feminicidios contra menores; lo secundó el líder de Morena en el Senado, Martí Batres y la dirigente del partido Yeidckol Polenvnsky con la misma explicación que confundió a la opinión pública: ¿qué tienen que ver los feminicidios con la teoría económica que se opone a la regulación del mercado?

–Lee sobre el asesinato de Fátima

Para el analista político Nicolás Loza, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, a lo que se refieren tanto AMLO como sus subordinados es, probablemente, a que el proceso de “modernización” (que incluye el neoliberalismo del Siglo XXI) significó la incorporación de la mujer al trabajo y dejó así la exclusividad de la vida familiar para exponerla a otros riesgos.

Ahora —acota el analista — esta explicación es relativa: es verdad que la explosión de la maquila en Ciudad Juárez, que implicó la contratación del trabajo femenino vino acompañado de una ola de feminicidios, pero no en todos los lugares en que ha habido crecimiento del trabajo ha habido este aumento.

“En Estados Unidos hay la mitad de feminicidios que en México siendo que es más del doble de la población y, podríamos decir que allá es el paraíso del neoliberalismo, y también en Cuba (socialista) hay feminicidios”, puntualiza Loza.

López Obrador no mencionó ninguna de las otras causas que alertan a quienes han trabajado con el tema. En respuesta, la Cámara de Diputados prepara un punto de acuerdo para exhortar al mandatario a tomar al toro por los cuernos de la violencia contra la mujer y las niñas. “Lo que requerimos son políticas públicas eficaces y más que sermones en la mañana, necesitamos soluciones”.

Desde su trinchera, la activista Frida Guerrero, uno de los rostros visibles del movimiento feminista y quien persigue judicialmente a agresores, lamentó que las cifras oficiales estén por debajo de la realidad. “Tan solo en el 2020, al menos 20 menores han sido asesinadas”, dijo. “Cada vez en condiciones más terribles, más maltratadas, más humilladas”.

Lee sobre el feminicidio de Ingrid Escamilla

Guerrera dio seguimiento al caso de una niña cuyo cuerpo fue arrojado a un basurero en el que un juez documentó el caso como “basurificada” sin mayor descripción de la brutalidad ejercida. “La violación fue después de su muerte”, destaca la activista. “Nosotros insistimos en que no se llame infanticidio porque hubo un ataque sexual, o sea, por razón de género”.

En tiempos de los abuelos de esas niñas, el tema era diferente, advierte el analista en psicología de la violencia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Tomás Guevara. ¿Qué cambio?

No hay límites para los rencores, odios, venganzas o lo que se puede llamar el lado oscuro de la gente porque hay impunidad y la maldad crece si no es castigada: antes el abuso sexual a los niños existía, pero no los mataban”, advierte.

Al analista le sorprende, por ejemplo, que no se hubieran hecho algunas políticas públicas en contra del abuso sexual con menores: como catedrático en la universidad, las estudiantes le cuentan que, en su mayoría, fueron abusadas sexualmente y generalmente un familiar, un tío, un padre, un abuelo, un primo…

“La sociedad está empezando a tocar fondo con cuestiones de valores y normas sociales mientras se van normalizando aspectos negativos”.

Para el abogado Carlos Mata, un activista contra el feminicido en Ecatepec, una de las de mayor violencia contra la mujer, los ataques también están relacionados con el consumo de estupefacientes. “En mayoría de los casos que yo he visto, los agresores actuaron cuando estaban drogados”.

En  agosto pasado, la fiscalía de Morelos reportó  la muerte de Paula, una menor de seis años, que se encontraba en la casa de su  abuela cuando un sujeto ingreso, la violó y la apuñaló para matarla.

EL ENEMIGO DENTRO Y FUERA DE CASA

Atender lo que pasa al interior de los hogares de las niñas asesinadas y atacadas sexualmente, es un ejercicio clave,   destaca el activista Juan Martín Perez, de la Red por los Derechos de la Infancia, una institución que realiza periódicas investigaciones sobre la niñez en México.

“Hay una idea muy mexicana en la sociedad mexicana de considerar a los niños como propiedad o como objeto y por eso suelen ser blancos de abusos de todo tipo dentro del hogar.

La activista Guerrera destaca el caso de una madre que no dio parte a las autoridades sobre los abusos de su pareja en contra de su hija: cuando se le preguntaron las razones, respondió: “Soy su madre y si quiero me la trago”.

A esta cultura se suma el fallido sistema de justicia que sólo castiga dos de cada 100 delitos que tiene como resultado es el coctel de violencia que toma uno de sus peores rostros en los feminicidios en contra de menores por parte del crimen organizado.

En el municipio de Chietla, donde asesinaron a la niña de 10 años en enero pasado, la menor fue encontrada en un campo de cultivo junto a sus padres que también presentaban signos de tortura. Por ello,  las autoridades presumieron ante medios de comunicación que pudo tratarse de venganzas de los cárteles que ya no tienen límites de respeto frente a niños y mujeres.

El ambiente de inseguridad propicia que el crimen organizado fomente los delitos sexuales a menores”, advirtió el activista Juan Martín Pérez. “Esto además de los miles de asesinatos que quedan impunes: sólo llega a sentencia una de cada 100 carpetas de crímenes contra niños”

Desde 2006 al 2019 fueron asesinados de manera violenta 16,000 niñas, niños y adolescentes; sólo del 2015 a marzo del 2019 suman 4,299 homicidios dolosos, en su mayoría realizados con arma de fuego. Además, continúan desaparecidos cerca de 7,000 niños

“Es urgente que el Estado establezca una estrategia de prevención y de atención a la violencia contra niños, niñas y adolescentes, con apoyo de expertos internacionales y sociedad civil; sustentada en la ley, con responsables institucionales, y presupuesto”, destaca Pérez.

CITA DESTACADA

“Son feminicidios, no infanticidios, porque hubo un ataque sexual, de género”

Frida Guerrera, activista

CIFRAS

– Feminicidios de niñas reconocidas oficialmente: 2015, 50; 2016, 54; en el 2017, 66; 2018, 88, en 2019, 98.

– Cifra negra (delitos que no se reportan) o se registran mal: nueve de cada 10 delitos

– Feminicidios de niñas en 2020, según organizaciones civiles: 20 (una cada tercer día)

– Niños y niñas asesinados violentamente:16,000

– Niños y niñas desaparecidos: 7,000

En esta nota

Ciudad de México Fátima feminicidios Ingrid Escamilla México violencia

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