Bailemos al ritmo del coronavirus

La enfermedad puede ser más letal donde conviven el populismo y la falta de prevención

Las autoridades debieron suspender todos los actos masivos, una vez que se conocía la rápida expansión del coronavirus.

Las autoridades debieron suspender todos los actos masivos, una vez que se conocía la rápida expansión del coronavirus. Crédito: Suministrada | Cortesía

NUEVA YORK.- Las autoridades de Ecuador tenían que analizar todos los escenarios posibles en virtud de la rápida propagación del coronavirus en el mundo. El primer caso en Ecuador se reportó este sábado, es el de una señora que arribó desde España al aeropuerto de Guayaquil, el pasado 14 de febrero.

Dado que un vuelo entre Madrid, España a Guayaquil dura 11 horas con 43 minutos y por el ambiente cerrado y de hacinamiento en un avión, es muy probable que otros pasajeros que venían en ese vuelo se contagiaran.

Como es de conocimiento público, Ecuador tiene una población inmigrante muy alta que reside en Europa, particularmente en Italia y España, de los cuales, una cantidad importante es de origen manabita, en consecuencia -así mismo- existe una alta posibilidad, primero, que algunos de nuestros comprovincianos hayan viajado en ese vuelo y segundo, lo hayan hecho en otros vuelos procedentes de Europa, por tanto, no se debió descartar que el coronavirus haya ingresado al país en las últimas semanas debido al flujo de viajeros que retornaban para pasar las fiestas de Carnaval en el país.

Ahora, considerando, según los científicos, que el periodo de incubación del coronavirus, está en el orden de los 5,2 días en promedio, aunque puede tener variaciones de entre 10 y 15 en función de cada paciente y, según la Organización Mundial de la Salud, el período para la aparición de los síntomas puede darse entre dos y 20 días, caracterizados por fiebre, tos y dificultad respiratoria aguda.

Teniendo como referencia el vuelo del 14 de febrero en el que arribó al país la señora infectada, a la fecha, muchas serían las personas que podrían tener la enfermedad en estado pasivo. Entonces, por ejemplo, si el carnaval empezó el sábado 22 hasta el martes 25 y si entre las miles de personas que vinieron de Europa y asistieron a los actos masivos que se programaron en nuestras playas, es completamente factible que muchos empiecen a mostrar los síntomas en los próximos días.

Una vez que tenemos el primer caso, recién allí nuestras autoridades deciden tomar medidas que debieron adoptarse antes. Por ejemplo, el partido programado para este sábado en la noche entre Barcelona SC y Liga (P) se jugará sin público en Guayaquil como prevención ante el coronavirus. Otros eventos de multitudes en Babahoyo y Guayaquil fueron suspendidos por el Gobierno.

En definitiva, como sugerí reiteradamente, en el caso de Manta, debido a la aguda contaminación ambiental y al desabastecimiento de agua que sufrió la ciudad las semanas previas al Carnaval, las autoridades de la ciudad debieron suspender todos los actos masivos. No sólo que no fueron suspendidos como recomiendan las autoridades mundiales de Salud y lo demanda el sentido común, sino que apenas el 27 de febrero, el alcalde, Agustín Intriago, oficia a la Autoridad Portuaria y a los concesionarios del Terminal Portuario de Manta, para tomar acción sobre el coronavirus.

No obstante, se conoce que la Autoridad Portuaria y los concesionarios del Terminal Portuario de Manta a instancias de las autoridades de la Coordinación Zonal de Salud, desarrollaron entre el 4 y 5 de febrero, reuniones para definir un plan de prevención que evite la introducción y propagación del coronavirus a través del puerto de Manta.

Lo anterior desnuda de cuerpo entero el nivel de descoordinación entre la entidad pública y la concesionaria que opera el puerto y el gobierno local. Se supone que un plan de prevención contra una enfermedad global, debió coordinarse con el GAD y, por ende, el alcalde debió estar enterado.

Por eso estamos como estamos en el país y en Manta. Nuestras autoridades están más interesadas en actos populistas que en la planificación de políticas de prevención para precautelar la salud de sus ciudadanos.

“No se pierda la gozadera” fue el eslogan del gobierno autónomo de Manta mientras el mundo vivía la acelerada expansión del coronavirus.

Es un periodista ecuatoriano que reside en Estados Unidos. Es editor de El Diario de Nueva York, combate la negligencia y el populismo que propicia el coronavirus.

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