Y ahora que tengo tu atención…

Captura de video: el oficial sofocando a George Floyd.

Captura de video: el oficial sofocando a George Floyd. Crédito: Darnella Frazier-Facebook | Cortesía

“A riot is the language of the unheard” – Martin Luther King Jr.

Nunca estuve a favor de la violencia, pero en esto caso la entiendo

¿Sentiste alguna vez que el coraje, la bronca, te rebalsa, que la indignación y la impotencia te superan, nublándote la vista hasta las lágrimas? El coraje es aún peor cuando las muertes resultado del racismo y la brutalidad policial se suceden una tras otra, año tras año, impunes.

En los últimos días ha habido protestas, saqueos e incendios en distintas partes del país. Miles de personas salieron a las calles en un intento de lidiar con ese coraje, para hacer oír su voz. Cuando el pueblo es ignorado, cuando sus derechos son pisoteados, sus voces silenciadas, sus vidas saqueadas, no te queda otra que salir a gritar, a demandar atención.

Y una vez más, como tantas otras veces, un grupo de personas “indignadas”, no por el racismo, la brutalidad policial o las muertes sin sentido, sino por las protestas que en algunos casos se tornaron violentas, sale a criticar a los manifestantes.

Por supuesto, el presidente Trump es una de esas personas. A Trump no le indignaron las muertes de George Floyd, de Ahmaud Arbery o de tantos otros. A Trump le indignaron los manifestantes pidiendo justicia.

El viernes en la madrugada, el presidente incluso recurrió a Twitter para criticar a los “matones” (Thugs) y hasta amenazó con intervención militar. Afortunadamente Twitter etiquetó sus amenazas como una incitación a la violencia y bloqueó su comentario.

George Zimmerman, el asesino de Trayvon Martin, aún está libre. Vendió por $100,000 el arma con la que mató al adolescente y sigue vendiendo sus autógrafos a racistas que lo admiran por haber matado a un menor cuyo color de piel le molestaba. Y después hay gente que se “indigna” porque un grupo de protestantes rompe las vidrieras de Walmart para llevarse un televisor…

El viernes por la mañana, la policía arrestó primero, no a quienes mataron a George Floyd, sino al reportero de CNN Omar Jiménez, que casualmente es afroamericano, y que simplemente estaba haciendo su trabajo. No fue hasta horas después que finalmente pusieron bajo custodia al responsable de la muerte de Floyd.

¿Lo hubiesen arrestado si no hubiese sido por las protestas de tal magnitud?

Ver el video de George Floyd y los ahora expolicías de Mineapolis Derek Chauvin y Tou Thao no fue fácil. Chauvin ya tenía 18 quejas en su contra, Thao otras seis. Me pregunto cuántos asaltos y asesinatos por parte de policías fueron enterrados por las autoridades, antes de que los teléfonos celulares pudieran testificar sus abusos.

Las protestas de esta semana finalmente lograron cautivar la atención de un país anestesiado. Y sí, los saqueos son destructivos, pero más destructivos son el racismo y la brutalidad policial. La gente está cansada de los asesinatos impunes, de la injusticia y el racismo, de que las autoridades miren para otro lado, de que los ignoren.

No estoy haciendo una apología de la violencia, pero cuando las muertes no son suficientemente “llamativas” como para que las autoridades presten atención, el pueblo se ve forzado a subir el volumen.

Dejemos de criticar las protestas y los saqueos. Llega un momento en que son el único recurso que queda para que finalmente alguien preste atención.

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