Cinco razones para confiar los pagos a la tarjeta de crédito

Tienen ventajas con respecto a las de débito pero se ha de ser responsable en su uso

Los cuentahabientes están utilizando sus tarjetas de crédito para hacerle frente a sus gastos pues el salario no les alcanza

El 37% de las estadounidenses con ingresos superiores a $100,000 dólares tampoco está pagando el saldo de sus tarjetas de crédito. Crédito: Joe Raedle | Getty Images

Para bien o para mal, la pandemia está acelerando los pagos sin billetes ni monedas. Se multiplican los pagos electrónicos y el uso de las tarjetas de crédito y débito. En el caso de estas dos últimas, es preferible usar la de crédito. Les damos cinco razones para ello y una para posiblemente no hacerlo.

  1. Por seguridad. En caso de robo o fraude se disparan las alarmas del emisor y se puede anular el gasto que se ha hecho. Las tarjetas incorporan información sobre los patrones de gasto y cuando detectan algo que no cuadra se recibe una alarma que permite abrir un proceso para revertir la operación hecha por un tercero. Si el banco no detecta nada extraño pero usted si — por ejemplo porque las tarjetas no estén físicamente en su bolso y alguien haya hecho un cargo– se puede disputar el gasto y la transacción que se haya hecho se anula. Algunos emisores, de hecho se encargan de disputar un cargo fraudulento y de esa manera usted no tiene que molestarse con ello.
  2. Por ganar tiempo con pagos. Cuando se paga con la tarjeta de débito el dinero desaparece inmediatamente de la cuenta de cheques a la que esté asociada y eso es algo que no ocurre con la de crédito. Si tiene el dinero justo en la cuenta no tiene que estar verificando el balance de esta cada vez que haga una compra o cualquier otro gasto. El dinero que tenga en la cuenta se queda en ella hasta que al final del ciclo de facturación, de un mes, se paga el balance del crédito. A lo mejor es el tiempo que necesitaba hasta que cobre el cheque de la nómina. Es algo que da flexibilidad a los presupuestos.
  3. Por el seguro. No todas las tarjetas lo incluyen pero en la letra pequeña de los contratos de algunas de ellas se especifica que se tiene un seguro que puede cubrir viajes o garantías de productos comprados con ella. Da mucha paz saber que si se pierden maletas o se cancela un vuelo la tarjeta puede exceder la ayuda que le pueda dar la aerolínea. Es un aliciente para leer esa letra pequeña.
  4. Puntos, millas o devolución de dinero. Es una manera de fomentar el uso de estas tarjetas y una de las razones por las que algunos consumidores prefieren unas sobre otras. Las transacciones permiten acumular millas que pueden sumar las suficientes como para un boleto de avión, puntos para comprar productos dentro del catálogo que proporciona el emisor o  se devuelve dinero al fin de un determinado periodo, en algunas ocasiones en forma de un cheque a usar en un establecimiento.
  5. Se construye historia crediticia. El uso de la tarjeta de crédito, tanto en gasto como en pago de la factura a fin del ciclo de facturación, es un indicador que revela cómo es cada uno con la gestión de lo que le prestan. Eso se refleja en la historia crediticia y en los puntos con los que se califica el riesgo crediticio que presentamos cada uno a los prestamistas. Cuanta mejor gestión de las cuentas en las tarjetas (se use sin llegar al límite de crédito y se pague el total del balance al fin del periodo de facturación, básicamente), mejor calificación crediticia se tiene. Y esta calificación es una herramienta que abre la puerta a otros créditos que pueden ser decisivos como una hipoteca o el dinero que necesite para un carro.

Y como les avisábamos hay una razón por la que su uso podría no está indicada.

Por usted.

¿Es responsable? algo que cada persona tiene que analizar. Debe usarla dentro de sus posibilidades de pago y abonar las facturas a tiempo.

La flexibilidad que proporciona el uso de la tarjeta es un arma de doble filo. Es fácil perder la cuenta de lo que se gasta cuando no se ve realmente salir el dinero del bolsillo y tampoco es difícil caer en la tentación de gastar por encima de las posibilidades si la línea de crédito lo permite. Todo ello termina jugando en su contra. Si gasta más de lo que tiene va a tener deudas mucho tiempo.

Hay que hacer el cuidadoso y honesto análisis de saber si se puede pagar el balance de la tarjeta a tiempo al final del ciclo de facturación (suele ser mensual) y por el total de lo gastado. En caso de que no sea así el gasto le puede salir caro porque los intereses de las tarjetas de crédito (APR) son elevados, más del 15%, y mantener el balance no hace más que elevar la cantidad que debe.

Y por último, la historia crediticia que está creando estará llena de problemas y eso le puede penalizar si quiere que se le abran las puertas de otros créditos. Para tener una buena historia crediticia hay que pagar lo que se debe a tiempo, al menos un mínimo, usar menos del crédito que se le concede (si tiene una línea de crédito de $1,000 no la use íntegramente) y mantener los balances por pagar por debajo de este porcentaje en caso de que no pueda abonarlos de una vez.

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