Le reconstruyen el rostro a niño de 6 años tras ser atacado por un perro pitbull

El pequeño se encontraba en casa de su abuela cuando se acercó al perro para darle algo de comer

El ataque afectó toda la cara del niño, le sacó un pedazo de nariz y dejó secuelas en los nervios faciales.

El ataque afectó toda la cara del niño, le sacó un pedazo de nariz y dejó secuelas en los nervios faciales. Crédito: susanne906 | Pixabay

Camdon Bozbell, un niño de 6 años, se encontraba en casa de su abuela en la localidad de Schoolcraft, en Michigan, Estados Unidos, cuando de pronto, el “adorable” pitbull de la familia se arrojó sobre él, lo atacó y le dejó la cara completamente destrozada.

Esto ocurrió el día 18 de abril, y el niño debió someterse a una serie de intervenciones plásticas para reconstruir su rostro, que aún hoy, 5 meses después, muestra las cicatrices del brutal ataque que por milagro no terminó con su vida.

Todo sucedió cuando el niño, que se encontraba en casa de su abuela porque su madre había salido a trabajar, aparentemente se acercó a darle un bocadillo a Caos, el pitbull de la casa, de 5 años.

En ese momento, sin entender el porqué, el perro se abalanzó sobre el menor. Su abuela escuchó los gritos del pequeño desde el baño y salió corriendo para apartar a la mascota del niño.

Lamentablemente, el ataque feroz del animal ya había provocado la desfiguración de Candom, que acabó, entre otras cosas, con la nariz rota y con un pedazo faltante, fractura de cráneo y daños en los nervios faciales.

Una serie de imágenes tomadas al niño en diferentes etapas de su recuperación dan cuenta del terrible proceso que debió vivir desde entonces hasta hoy para poder recuperar, aunque todavía con secuelas, la fisonomía de su rostro.

(Imágenes sensibles, sugerimos discreción)

El testimonio de la madre de Candom

Tristin Lent, la madre de Candom, señaló en aquel momento, al llegar al hospital, temió lo peor. La mujer contó que había dejado al niño con su abuela para ir a su trabajo, pero una hora después la llamó la policía para avisarle que su hijo había tenido un accidente.

Lent condujo una hora hasta el hospital Bronson en el condado de Kalamazoo y tuvo que esperar unos 30 minutos para poder saber qué le había pasado a su hijo.

“No me dejaron ver a Camdon al principio y luego apareció una enfermera y dijo: ‘Buenas noticias, el niño está respirando por su cuenta’. Me asusté y pensé ‘¿por qué no lo estaría haciendo?'”, contó la mujer a la cadena norteamericana Fox17.

Cuando Lent pudo llegar al lugar donde estaba Candom, su cara estaba envuelta en unas gasa, por lo que la mujer señaló que su desesperación aumentó por el hecho de no saber el alcance de las heridas de su hijo.

El niño recibió innumerables puntos de sutura en diferentes partes de su rostro. Fue necesario reconstruir su nariz ya que había perdido parte de su tejido. “Ese fue el peor día de mi vida -señaló Lent tiempo después-. Pasé más de un mes llorando por Candom”.

A su vez, Lent no podía entender cómo el perro, que siempre había estado en contacto con los niños de la familia, pudo haber cometido semejante ataque con tal ferocidad. Ella supuso que el animal pudo haber reaccionado a un movimiento repentino del niño o simplemente que atacó para obtener la comida que el niño tenía en la mano.

“El trauma no ha terminado”

“Se llamaba Caos, pero ese nombre no se adaptaba a su temperamento en absoluto. Es más, era adorable”, explicó Lent a la citada cadena, a la vez que confesó que cuando cuenta lo que le pasó a su hijo evita dar el nombre de la raza del perro -un pitbull-, para que no sea estigmatizada.

El informe de Fox17 señala también que nadie sabe qué ha sucedido con el perro. Su paradero es desconocido.

“Si el perro lo hubiera atacado unos centímetros por debajo y hubiera alcanzado la garganta de Camdon, mi hijo estaría muerto”, dijo Lent mientras advertía a los padres que no dejaran a sus hijos solos con un perro.

“El perro lo mordió a milímetros de sus ojos. La verdad que estoy feliz de que sus oídos y sus ojos estuvieran bien”, agregó.

“Me alegra que el perro no me haya matado, no me quería morir”, señaló Candom al regresar a su hogar tras un período de intervenciones en el hospital.

“Las cicatrices no molestan a Camdon, pero la gente mira en la tienda de comestibles y eso lo molesta, especialmente cuando preguntan qué le pasó”, dijo Lent en el citado informe.

El niño, en tanto, muestra hoy en día un rostro surcado por cicatrices, tal como lo muestra el medio británico Daily Mail, pero el trabajo de reconstrucción realizado fue muy exitoso, si se compara con sus primeras imágenes tras el ataque.

“El trauma no ha terminado. Será algo con lo que vamos a lidiar por el resto de su vida” concluyó, realista, su madre.

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