Dilemas por resolver que dejaría el coronavirus

Los que ayuden en la elección del 8 de noviembre en las casillas electorales tendrán un salario más alto. (Aurelia Ventura/ La Opinion)

Habrá muchos cambios en las elecciones presidenciales del 2020 debido a COVID-19. (Foto: Aurelia Ventura/ La Opinión) Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Las teorías sobre conspiración y malas intenciones detrás del manejo del coronavirus llevaron a la universidad de Oxford, Inglaterra, a incluir en sus estudios el debate ético de la pandemia en su artículo “La filosofía de covid-19: ¿es posible hacer lo correcto?”

Básicamente el documento plantea los desafíos para la toma de decisiones que lleven al bienestar social y eviten la crisis económica por el desempleo debido al cierre de empresas.

En New York por ejemplo los restaurantes amenazan con desaparecer sin sobrevivir a los más de seis mese sin clientes para permitir la distancia social, hasta que el gobernador Andrew Cuomo aceptó que volverían con limitada capacidad, a partir del 30 de septiembre.

Ese mismo lío lo tienen todos los países del mundo y la Organización Mundial de la Salud, reconoce que la economía mundial entró en crisis. 

Empresarios, gobiernos, políticos y periodista cuestionamos las medidas con miras a mitigar los efectos del Covid-19.

Pero en algunas decisiones sería mejor no estar en los zapatos de ningún presidente que le tocaría jugar a ser Dios y decidir quién viviría si no encontramos pronto la vacuna, o quien la recibiría si no alcanzan las dosis.

El presidente Donald Trump provoca suspicacias cuando dice que habrá vacuna antes de las elecciones del 3 de noviembre. Esa movida podría definir su permanencia en la oficina Oval o la llegada del Demócrata Joe Biden y su fórmula vicepresidencial, Kamala Harris.

En América Latina la discusión todavía va en el acceso a los recursos para la atención médica, los riesgos para trabajadores de la salud, la corrupción en los gastos por la pandemia, el cierre de fronteras y el aislamiento que limita derechos, aunque parece la única solución para que nuestros abuelitos no se conviertan en estadísticas de los casi 28 millones de infectados con el virus as nivel mundial.

Y Oxford deja en tablas la discusión porque considera que la solución no puede estar solo en manos de los científicos. Asegura que cada país debe solucionarlo según su problemática interna, tratando salvar vidas.

Ahí es donde es importante ser conscientes sobre la clase de líderes que escogemos al votar, porque en sus manos dejamos nuestros recursos y la vida misma. 

En tiempos difíciles, como en esta pandemia, deberíamos tener en cuenta que los líderes deben trabajar por el bien común. Votemos con inteligencia.

(La autora -que utiliza un pseudónimo- es una periodista radicada en Nueva York)

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