Cómo el estrés afecta la pérdida de peso

El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, que se derivan en afectaciones en el metabolismo, promueve una excesiva acumulación de grasas y potencia la inflamación

estrés postraumático

Ha superar el estrés y mejorar los niveles de cortisol. /Shutterstock Crédito: Shutterstock

Padecer de manera recurrente altos niveles de estrés es una condición que deteriora significativamente la salud y la calidad de vida. Lo cierto es que existen diversas situaciones cotidianas que lo pueden generar de manera puntual, sin embargo cuando es crónico se relaciona con los altos niveles de cortisol. 

El cortisol es una de las muchas hormonas producidas por el organismo y es popularmente conocida como la hormona del estrés. Es producida por las glándulas suprarrenales en la parte superior de cada riñón y actúa como un neurotransmisor en el cerebro, principalmente cuando enfrentamos situaciones difíciles o de cierto grado de tensión. 

Lo cierto es que es una sustancia que juega un papel importante en el estado de salud, cuando los niveles de cortisol están bien balanceados, todos los órganos y sistemas funcionan en armonía. Sin embargo cuando se mantiene elevada por mucho tiempo, suele derivarse en una alteración endocrina llamada “hipercortisolismo” y que es considerada una condición que produce efectos muy negativos en el funcionamiento del organismo y en las células. 

El cortisol interviene en numerosas tareas del organismo, como es el caso  particular del metabolismo de los carbohidratos, proteínas y grasas, lo que resulta sumamente relevante ya que dependiendo de los niveles de cortisol se determina la manera en la que el cuerpo utiliza lo que comemos. También es una sustancia clave en los niveles de inflamación del cuerpo, controla la presión sanguínea y equilibra los niveles de glucosa en la sangre. Es una hormona tan importante que también controla el ciclo de sueño y vigilia, y contribuye en el funcionamiento cerebral en particular en el área cognitiva como es el caso de la memoria y la concentración. 

Lo cierto es que el cortisol es más importante de lo que creemos, inclusive se relaciona directamente con el ritmo circadiano del cuerpo. Cuando el organismo sufre altos niveles de estrés las glándulas suprarrenales liberan un exceso de cortisol y adrenalina, lo cual desencadena un aumento en la frecuencia cardíaca y los niveles de energía. Estos altos niveles de cortisol se relacionan con afectaciones en el sistema inmunológico y suelen bajar las defensas significativamente, lo que nos hace más propensos a padecer enfermedades. También se presentan problemas a nivel intestinal, ya que se afecta el proceso digestivo y la absorción de nutrientes.

Entre las contraindicaciones más comunes sobre el exceso de cortisol en el organismo, se encuentra su efecto negativo sobre el sistema metabólico. Es por ello que el estrés es considerada una de las principales causas del sobrepeso y la obesidad, lo cierto es que la regulación hormonal es un aspecto clave para gozar de un peso corporal saludable.

¿Cómo interviene el cortisol en el peso corporal?

Un estado de estrés crónico, refleja que el organismo ha sostenido altos niveles de cortisol por un largo período de tiempo. Su presencia en las células ocasiona la retención de las grasas, sobre todo en el área abdominal y también es una de las principales causas de la retención de líquidos. También es muy normal que se presenten alteraciones en el apetito, derivado del aumento en los niveles de insulina y se deriva en ansiedad por comer alimentos ricos en azúcar, grasas y carbohidratos. 

Padecer altos niveles de estrés también dificulta mucho establecer hábitos alimenticios saludables y se vuelve complicado comer sano y respetando los horarios. De hecho se cuenta con diversos estudios que han demostrado la directa relación entre los altos niveles de cortisol y el aumento de apetito y una mayor acumulación de grasa abdominal. 

Derivado de sus alteraciones en los niveles de insulina, el cortisol genera altos niveles de sustancias inflamatorias en el hígado y se produce un almacenamiento excesivo de grasa. Esto no sólo afecta directamente el peso corporal, se relaciona con un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, problemas de salud mental, afectaciones en el funcionamiento cerebral, fatiga crónica, insomnio, afecciones cutáneas y alteraciones en el estado de ánimo. 

La buena noticia es que a través del control de los niveles de estrés y un estilo de vida saludable, es posible regular los niveles de cortisol. Es por ello que resulta fundamental seguir una dieta equilibrada, basada en el consumo de alimentos naturales y limitar la ingesta de cualquier producto de origen procesado sobre todo los que son ricos en azúcares, grasas saturadas, harinas refinadas, sodio y conservadores. 

A la vez es indispensable realizar actividad física ya que contrarresta los efectos de la acumulación de cortisol, reduce el exceso de grasa corporal, oxigena al organismo y mejora el funcionamiento del sistema inmunológico. Otra gran recomendación es practicar meditación y yoga, ya que son actividades que promueven el control de la respiración y son de gran ayuda en el control mental. También es muy importante establecer horarios para las comidas principales, respetar el tiempo de descanso (inclusive aumentar las horas de sueño) y realizar actividades al aire libre y en contacto con la naturaleza. 

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