¿Conoces quién fue Clorinda Matto de Turner?

Grego Pineda es escritor, Magister en Literatura Hispanoamericana, abogado y ex-embajador

Casa de Clorinda Matto de Turner en la Plaza San Francisco.

Casa de Clorinda Matto de Turner en la Plaza San Francisco. Crédito: Johnattan Rupire / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0) | Wikimedia Commons

Ahora que los tiempos demandan modelos de reformadores sociales, de almas grandes que se presten a ser inspiración para luchar por una mejoría social, es importante conocer y destacar la vida y obra de Clorinda Matto de Turner porque ella fue una mujer que asimiló su entorno y se forjó asimisma para ser y hacer lo que mandaba su conciencia, entendimiento y compromiso de mejorar la sociedad en la época que le tocó vivir. 

Clorinda Matto de Turner, nació en el Cusco en 1852, de padre letrado y hacendado. Su madre murió a los pocos años. Pronto apareció una madrastra y Clorinda debía llegar a su adultez para casarse y tener hijos. Las mujeres tenían un patrón de vida establecido y repetido por la sociedad, la religión y la ley. No se les permitía participar de los espacios públicos y se confinaban a espacios privados, como el hogar o la intimidad de la alcoba. Lugares donde, por cierto, ‘mandaba’ el hombre. Pero Clorinda Matto decidió utilizar su inteligencia, carácter e ideales para forjarse una vida diferente. Fue una rebelde con causa. 

Es muy probable que Clorinda leyera mucho en su niñez y juventud porque su padre era abogado y su abuelo también fue un connotado hombre de letras, lo que hace suponer que había libros a su alcance y que a falta de caricias maternales se entretenía con la biblioteca. No obstante, también creció junto a niños de la servidumbre de habla y cultura quechua, lengua que dominaba e idiosincrasia que entendía y sentía hondamente. Clorinda fue a la escuela, como toda jovencita de su clase social, y allí les enseñaban para ser amas de casa y eventualmente unas buenas madres y esposas. Pero por su cuenta leyó novelas, poesía, historia, filosofía, derecho y lo que llegaba de nuevo a su casa. De muy joven publicó su libro “Tradiciones cuzqueñas”, inspirada en las famosas “Tradiciones limeñas” de Ricardo Palma.  Su talento literario, pero, sobre todo, su osadía de irrumpir en los espacios públicos con la publicación de su primer libro le ganó apoyo y publicó varios volúmenes de una revista local. 

En la flor de su juventud se casó con el inglés Joseph Turner, quien negociaba intereses británicos, comprando y exportando productos diversos. Su nueva vida transcurrió en la remota y pequeña población de Tinta. Ella era católica y él protestante. Nuestra autora siguió escribiendo y cultivando su intelecto, con el apoyo de Joseph, o al menos no con el estorbo que opondría cualquier otro a tales actividades. A solo diez años de matrimonio, Clorinda enviudó y encontró dificultades para enterrar a su marido en el cementerio porque estos eran administrados por la Iglesia Católica. La negativa de la Iglesia no solo se basaba en que Joseph era protestante, sino también porque creían que Clorinda no vivía conforme los cánones de sumisión y enajenación con que los curas esperaban y promovían que viviesen las mujeres. 

Joseph tenía deudas y la viuda debía pagarlas con sus posesiones, pero además trabajó duro por dos años para tal fin y una vez honrada la memoria de su esposo, se mudó a Arequipa donde administró y escribió un periódico. Las cosas no habían sido fáciles para Clorinda, y se agravaron con la agresión e invasión chilena que devastó los cimientos de la nación peruana. Durante la guerra, nuestra autora convirtió su casa en un improvisado hospital y con mas voluntad y amor patrio que recursos, atendió a heridos que en su mayoría eran indígenas. También recaudó fondos y entregó joyas para que el maltrecho ejército peruano comprara equipo bélico. Con ferviente lealtad al Perú defendió la causa nacional. Los invasores regresaron a su tierra, años después, llevándose libros, estatuas, joyas y dejando un país en ruinas cuya reconstrucción social, legal, moral y hasta espiritual demandaba lo mejor de sus ciudadanos. Clorinda Matto se insertó en el debate público de como reconstruir los despojos de república. 

Matto proponía un nuevo pacto de nación, donde se reconocieran derechos a los indígenas y a las mujeres. El espacio de esta columna no da para ampliar este interesante tema, pero los invito a que indaguen sobre el legado intelectual de Clorinda Matto de Turner, porque el tiempo, lejos de borrarlo, acrecienta su valor y la necesidad de conocerlo y descubrir, con tristeza, que muchas de las injusticias, abusos y desigualdades que ella denunció, todavía existen no solo en el Perú, sino también en la región andina y quizá en más países latinoamericanos. El peligroso arte de pensar de la escritora generó escozor en la Iglesia Católica, porque ella cuestionó a los curas por su estilo de vida licencioso y criticaba sus desmanes y abusos en contra de la población indígena, que eran la gran mayoría y contra las mujeres. Se recuerda su novela “Aves sin nido”, donde abiertamente denunció la inmoralidad de los curas incluso sus crímenes. Fue excomulgada y sometida a persecución al punto que en 1895 tuvo que huir del Perú para salvar su vida, después que le destruyeron su casa e imprenta. Vivió y publicó obra memorable en Argentina, donde murió en 1909.  

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