Una economía a la espera de oxígeno federal

El mercado laboral pierde fuerza, sectores enteros cuentan con más ayuda mientras se mantiene la lucha contra el COVID y las filas del hambre no cesan

Economía coronavirus

Los pequeños comercios de las Zonas Rojas de Queens y Brooklyn repiten la pesadilla del "cierre" (Foto: Getty Images) Crédito: Spencer Platt | Getty Images

Las señales apuntan a que el soporte que el CARES Act dio a la economía se ha debilitado. Muchas de las intervenciones de esa ley han sido como oxígeno para respirar mientras el país estaba cerrado, en shock y enfermo.

Pero la mayoría de los cheques de $1,200 ya se gastaron, el aumento del pago en el desempleo de $600 semanales acabó en julio, el Paycheck Protection Program se tiene que empezar a devolver, los estados y municipios tienen déficits en sus cuentas y las ayudas a sectores como el de aerolíneas se han agotado.

Sin ese oxígeno del Gobierno federal los efectos del COVID-19 sobre la economía vuelven. 

Ciudadanos, empresas, sectores enteros están pidiendo una plan que mantenga las constantes vitales de nuevo porque estas están cayendo.

Mientras se sigue a la espera y en vilo las empresas han contratado a menos trabajadores en agosto que en el mes anterior. La recuperación del empleo ha perdido fuerza gradualmente (apenas 661,000 empleos más en septiembre) cuando no se ha recuperado la mitad del empleo destruido por la COVID-19.

“Hasta 33 millones de trabajadores han sido perjudicados por la recesión por no tener empleo o por tener sus horas y su salario reducido”, explican los economistas del Economic Policy Institute.

Los ingresos de las familias están empezando a caer después de la recuperación que supusieron las ayudas directas y la mejora de la paga de desempleo. Con esa situación la demanda en tiempos inciertos no va a subir. Y si no hay demanda, no hay necesidad de que las empresas tengan ofertas ni de bienes ni de servicios, es decir: más desempleo.

Las aerolíneas están preparando despidos de nuevo y sectores enteros en el de los hoteles y los restaurantes están a la espera de una ayuda que les permita simplemente mantenerse a flote. La crisis de costos sin ingresos es mala y la falta de demanda, debido a los riesgos por una crisis de salud lejos de controlarse, complican los meses que se preveían como de recuperación.

Y los gobiernos locales y estatales están mirando el agujero del déficit presupuestario que tienen que cerrar. Se preparan despidos en las Administraciones, un sector que en todo el país supone el 13% de la mano de obra total.

Sin transferencias de dinero a los estados y municipios (los demócratas querían casi un billón de dólares) a los responsables locales no les queda más remedio que cortar la financiación a sus programas y políticas.

Entre ellos, posiblemente la financiación que se da a organizaciones comunitarias que han sido y siguen siendo vitales para mantener mínimamente a todos aquellos que no solo están perdiendo sus empleos sino que además quedan excluidos de las ayudas. Entre ellos los contribuyentes que son inmigrantes indocumentados, o para los que tienen mucho menos colchón de supervivencia en sus cuentas de ahorros.

Una de las cosas que se aprendieron de la última crisis, la Gran Recesión de hace apenas 12 años, es que la recuperación económica fue mucho más lenta por la debilidad de las administraciones locales.

La Reserva Federal hizo públicas el miércoles las actas de la reunión que mantuvo en septiembre para verificar que la economía se había recuperado después del cierre de la economía. “La política fiscal han apoyado la capacidad y el deseo de los hogares de gastar”, se lee en las actas en las que también se explica que se espera más apoyo fiscal.

“Si este es significativamente menor o llega mucho más tarde de lo esperado, el ritmo de la recuperación puede ser más lento de lo anticipado”.

Gregory Daco, analista jefe de Oxford Economics, resumió el martes el momento con una frase muy corta: “Es simple, menos estímulo significa más daño económico”.

El arzobispo Paul S. Coakley, de la Conferencia de Obispos Católicos en EEUU, pidió que se reconsiderara la decisión de romper las negociaciones que se rompieron el martes “a la vista de la necesidad urgente de asistencia inmediata para millones de americanos”. “Necesitan ayuda para comida, pagar el alquiler o la hipoteca, encontrar trabajo, pagar por cuidado de salud e ir a la escuela. Llevamos implorando a los legisladores desde abril”

Neil Kashkari, presiente de la Fed de Minneapolis dijo en la CNBC el miércoles que hay millones de americanos afectados “y dejar que gestionen esto por su cuenta, dejarles solos, no es lo correcto y no es bueno para la economía en general”.

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