El endulzante de cientos de bebidas y alimentos que puede causar TDAH y bipolaridad en los niños

Mira bien los ingredientes de lo que comen tus hijos

golosinas

El consumo excesivo de azúcar puede ser muy nocivo para la salud de niños y adultos. Crédito: Unsplash

Si bien se trata de un edulcorante presente de manera natural en las frutas, la miel y algunos vegetales, la fructosa se ha convertido en un componente químico refinado prácticamente omnipresente en la comida procesada.

Este endulzante, presente en cientos de bebidas y alimentos, puede causar TDAH y bipolaridad en los niños, según una investigación realizada por la Universidad de Colorado. En su forma natural, la fructosa es metabolizada y equilibrada biológicamente por el cuerpo, pero al añadirla en su forma refinada en muchos productos alimenticios, la respuesta del organismo es diferente.

“La fructosa, al reducir la energía en las células, desencadena una respuesta de búsqueda de alimento similar a la que ocurre en la inanición”, lo que a su vez genera un comportamiento impulsivo, agresivo y arriesgado como una búsqueda de alimento para sobrevivir, señala el estudio.

La ingesta excesiva de este tipo de azúcar, identificado en las listas de ingredientes como fructosa o jarabe de maíz de alta fructosa, puede traer serias consecuencias en la salud mental de los más pequeños y también de los adultos. “La sobreactivación de este proceso debido a la ingesta excesiva de azúcar puede causar un comportamiento impulsivo que puede ir desde el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) hasta el trastorno bipolar o incluso la agresión“, explicó el doctor Richard Johnson, autor principal de la investigación publicada en Evolution and Human Behavior.

Galletas, bebidas, pasteles, helados, golosinas, chocolates y muchos otros productos contienen fructosa en altas cantidades y suelen estar presentes en la dieta infantil. Además de contribuir a la obesidad y la diabetes en las etapas tempranas de la vida, también puede alterar el equilibrio emocional de los menores.

No culpamos al azúcar por un comportamiento agresivo, sino que notamos que puede ser uno de los contribuyentes“, aclara Johnson, quien no descarta la importancia de otros factores de índole genética, familiar, física, emocional  ambiental que pueden alterar la salud mental de niños y adultos.


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