¿Problemas para dormir? Revisa tu salud intestinal

Un nuevo estudio revela el fascinante vínculo que existe entre los microbios intestinales y la calidad del sueño

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Foto: Andrea Piacquadio/Pexels Crédito: Andrea Piacquadio | Pexels

Es simple: dormir bien es un aspecto fundamental de la buena salud. Además de ser un gran placer un buen descanso se relaciona con efectos muy positivos en el organismo: incrementa la creatividad, ayuda a perder peso, fortalece al sistema inmunológico, mejora la memoria, protege al corazón y reduce la depresión.

Este 2020 ha sido un año particularmente difícil, que ha traído muchos cambios en la rutina diaria de las personas y por ende muchos de nuestros hábitos saludables. Desde comer por estrés o ansiedad, trabajar desde casa, cambios en el nivel de actividad física y por supuesto una de las más recurrentes quedarse  despierto hasta muy tarde. Los horarios y la cotidianidad han cambiado considerablemente y sin lugar a dudas ha sido un desafío permanecer físicamente y mentalmente bien.

Lo cierto es que se cuenta con un estudio, en el cual se ha comprobado que durante este año los casos de insomnio y diversos trastornos del sueño, han aumentado considerablemente. De tal modo que si estás luchando por volver a dormir bien o simplemente quieres establecer horarios más amables, es probable que te preguntes las causas de estas alteraciones en el ciclo del sueño; claro podría ser la televisión, el estrés y la ansiedad de la situación actual y los problemas laborales y personales. Sin embargo se cuenta con una nueva investigación realizada en Japón, que sugiere la salud del microbioma podría ser un factor responsable del insomnio.

Dicho estudio fue publicado en la revista Scientific Reports y fue dirigido por el profesor Masashi Yanagisawa de la Universidad de Tsukuba en Japón. El trabajo realizado involucró a dos grupos de ratones: la mitad comió su dieta estándar y no tomó medicamentos, mientras que la otra mitad tomó un “poderoso cóctel de antibióticos” durante cuatro semanas. Luego, Yanagisawa y su equipo compararon las bacterias intestinales de las dos poblaciones y descubrieron que tenían una gran diferencia en la cantidad de metabolitos, que es en lo que se descomponen los alimentos como parte de la digestión. En particular, los ratones que habían tomado antibióticos tenían niveles de neurotransmisores muy diferentes de lo normal y, como resultado, tenían mucho más triptófano que los controles y prácticamente cero niveles de serotonina.

Al carecer de microbios intestinales importantes como es el caso particular de los prebióticos y probióticos, los ratones no podían producir serotonina a partir del triptófano que estaban comiendo. Los ratones tratados con antibióticos también carecían de suficientes metabolitos de vitamina B6, que aumentan la producción de dos importantes neurotransmisores: la serotonina y la dopamina. Aquí es donde entra el vínculo del sueño: después de analizar el sueño y la actividad cerebral de cada ratón a través de un electroencefalograma (EEG), los ratones con microbiota agotada tenían más sueño REM; es decir el tipo de sueño que representa el 25% del ciclo de sueño y ocurre por primera vez entre 70 y 90 minutos después de dormirse. A diferencia de los humanos, se supone que los ratones deben estar despiertos por la noche y dormidos durante el día, por lo que en realidad estaban haciendo lo contrario de su patrón normal.

Lo interesante es la traducción que los científicos le dieron a las interpretaciones de dicho estudio en humanos, de tal manera que las personas que padecen de una mala salud intestinal es muy probable que se sientan somnolientos durante el día e inquietos por la noche. Yanagisawa cree que la serotonina faltante puede estar causando las anomalías del sueño.

Complementario a ello los expertos en analizar los ciclos del sueño que intervinieron, confirmaron un relevante descubrimiento: el agotamiento de los microbios elimina la serotonina en el intestino, y es bien sabido que los niveles de serotonina en el cerebro pueden afectar los ciclos de sueño-vigilia.

Por lo tanto, la ciencia nos comprueba la genialidad que implica el poder de cambiar los microbios que se encuentran en el intestino alterando la dieta, es una acción simple que tiene el potencial de ayudar a quienes tienen problemas para dormir.

A la vez hoy en día sabemos que gozar de una buena salud intestinal, es demasiado relevante en la buena salud. Tal vez no lo sabías pero después del cerebro, en los intestinos es donde existe una mayor acumulación de neuronas, no en vano el sistema intestinal es conocido como “el segundo cerebro”. Además en el interior del intestino habita toda una microflora intestinal, que supone entre 3 y 10 veces más microbios, que todas las células que habitan el organismo humano. De tal modo que no darle la debida importancia a seguir una alimentación y estilo de vida que proteja la salud intestinal, es el paso directo a la mayoría de las enfermedades de la sociedad moderna. 

Por lo tanto la salud de los microbios que conforman la flora intestinal, es sinónimo de nuestra salud. De hecho cuando el sistema digestivo no funciona del todo bien, se presentan señales infalibles como: estreñimiento, acidez, flatulencias, heces y gases malolientes. Son síntomas, que por su frecuencia no solemos darle demasiada importancia y sí la tienen; son la señal clara de que la flora intestinal no es la correcta y que predominan en ella microbios que deterioran la salud. También es muy normal que se presenten depresiones y alteraciones en el funcionamiento del sistema inmunológico, de tal modo que seremos más propensos a padecer enfermedades e infecciones. 

Sabemos que inclusive sin el consumo de antibióticos, el estilo de vida moderno puede afectar nuestros buenos insectos intestinales. Y un microbioma saludable no solo afecta nuestra digestión y sueño; también se ha relacionado con un menor riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres, deterioro del cerebro y enfermedades crónicas como enfermedades del corazón. De tal modo que una de las recomendaciones mas esenciales se enfoca en ajustar algunos aspectos de la alimentación:

  • Consume alimentos crudos en abundancia: frutas, verduras, frutos secos y aceites prensados en frío.
  • Integra en la dieta diaria el consumo de alimentos fermentados: kimchi, el yogurt y el chucrut ofrecen probióticos. Mientras que las frambuesas, el ajo y los frijoles proporcionan prebióticos.
  • Evita a toda costa los alimentos procesados: sobre todo las comida rápidas y todo producto que se distinga por el uso de conservadores y colorantes, ya que matan la flora intestinal buena.
  • Elimina el consumo de grasas hidrogenadas y margarinas: son productos que aportan grasas trans que deterioran considerablemente la salud digestiva, intestinal y cardiovascular.
  • Aumenta el consumo de agua y líquidos naturales: procura beber 2 litros de agua al día e integrar la ingesta de té verde e infusiones elaboradas con especias medicinales como el jengibre, la canela y la cúrcuma.
  • Vigila el consumo de lácteos: es muy importante elegir opciones de calidad, de preferencia orgánicas y limitar su ingesta.
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