Misteriosa señal desde la estrella más cercana al Sol cautiva a astrónomos; especulan sobre vida extraterrestre
Hasta ahora no hay evidencia de que esta emisión de ondas de radio tenga un origen ni terrenal ni natural
Los científicos dedicados a buscar señales de vida extraterrestre usualmente tienen la mira puesta en el cielo, preguntando si hay alguien ahí…
Y parece que ha llegado una posible respuesta.
Se trata de emisiones de radio a 982 mega Hertz registradas desde el telescopio Parkes, en Australia, y cuya frecuencia parece provenir, de manera consistente, de la dirección de Proxima Centauri, estrella a 4.2 años luz del Sol.
Los expertos creen que pudiera ser una firma tecnológica, también conocida como tecnofirma, o technosignature, en inglés.
Desde hace décadas se buscan las biofirmas en el espacio –moléculas o elementos bioquímicos como el metano y oxígeno que sugieran que hay vida–, pero hasta hace poco no se estaban buscando las tecnofirmas, elementos o rastros que indicarían que no solo hay vida sino que hay tecnología.
La señal “tiene propiedades específicas que hacen que cumpla varios de nuestros filtros [de posible inteligencia extraterrestre] y todavía no nos es posible explicarlo”, dijo Andrew Siemion, astrónomo y principal investigador de Breakthrough Listen, a la revista Scientific American.
Breakthrough Listen fue establecido en 2015 con el impulso del astrofísico Stephen Hawking y con el financiamiento del multimillonario Yuri Milner.
Es el proyecto privado más formal de la búsqueda de inteligencia extraterrestre (conocida como SETI por el inglés search for extraterrestrial intelligence), y se dedica a rentar por un tiempo el uso de radiotelescopios alrededor del mundo para ver si es posible detectar algo.
La señal ha sido apodada BLC-1, acrónimo en inglés de Breakthrough Listen Candidate-1, el primer candidato a posible tecnofirma que registra el proyecto.
Las emisiones fueron grabadas entre abril y mayo de 2019 durante un periodo de 26 horas de uso del telescopio Parkes.
Pero fue hasta octubre de 2020 que la gente de Breakthrough Listen encontró entre toda la información recopilada la frecuencia de 982 MHz, que prácticamente nunca se usa para transmisiones humanas.
BLC-1 se registró por periodos de media hora cada uno a lo largo de cinco días y solamente cuando el telescopio estaba direccionado hacia Proxima.
Fue apenas en diciembre de 2020 que se dio a conocer que esa señal existió, pues los científicos están terminando sus artículos para publicación en revistas oficiales.
Una señal muy ‘próxima’
La naturaleza suele emitir distintas señales en varias frecuencias, por cuestiones que incluyen los rastros de una estrella que colapsó o tormentas geomagnéticas (también llamadas tormentas solares), como una que afectó a la Tierra en 1859.
En otras ocasiones ya resultó también que señales que han sido investigadas por quienes buscan vida extraterrestre fueron causadas por temas terrenales como interferencia por el paso de un satélite. Unas señales que confundieron durante décadas a científicos, señales también registradas en el telescopio Parkes, resultaron ser causadas por un horno de microondas.
Pero hasta ahora no hay evidencia de que esta emisión de ondas de radio tenga un origen ni terrenal ni natural.
Proxima Centauri es la estrella externa a nuestro sistema solar más cercana a este.
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A Proxima lo rodean por lo menos dos planetas, uno gaseoso y uno terrestre. El segundo se llama Proxima b, descubierto en 2016, y es 17% más grande que la Tierra.
Está en lo que científicos llaman “zona habitable”: cuando la distancia entre un planeta y su astro es tal que las temperaturas permiten que haya agua en la superficie.
Aunque el que sea posible que haya cuerpos de agua en Proxima b no significa que los hay, especialmente porque la NASA descubrió en 2017 que la estrella que sirve como su sol emite una radiación muy intensa que pudiera destruir, o ya haber destruido, la atmósfera planetaria.
Además, la órbita de Proxima b es muy corta, de 11 días, tal que un lado del planeta siempre tiene luz y el otro está en oscuridad perpetua, lo cual dificulta que haya un clima suficientemente estable.
“Hemos estado en busca de vida extraterrestre ya por tanto tiempo, y la idea de que pudiera estar casi en nuestra puerta, en el sistema solar más cercano, es una suma de una improbabilidad añadida a algo improbable”, dijo Lewis Dartnell, astrobiólogo de la Universidad de Westminster, a The Guardian.
El mismo Siemion, de Breakthrough Listen, reconoció que la señal bien pudiera tener un origen antropogénico (creado por seres humanos).
“Todos los experimentos de SETI se realizan en medio de una marea de interferencia, con miles de señales”, dijo Siemion a National Geographic. “El punto es poder diferenciar entre nuestra tecnología y una tecnofirma distante”, agregó.
Por eso recalcó que el que todavía no hayan logrado establecer el posible origen de BLC-1 despierta tanto interés.
Siemion destacó: “La razón por la que SETI nos emociona tanto, y por la cual hemos dedicado nuestras carreras a esa búsqueda, es la misma por la que la gente de todo tipo se emociona: ¡alienígenas, qué genial!”.
Con información de The Guardian, Scientific American y National Geographic