Nos tienen miedo

Esta crisis que amenaza la esencia del orden democrático posee profundas raíces en el movimiento conservador

Protesta pro derechos del votante ante Corte Suprema (27-2-2013)

Protesta pro derechos del votante ante Corte Suprema (27-2-2013) Crédito: Javier Sierra | Cortesía

Después de las elecciones más multitudinarias y limpias de la historia, gobernadores y legisladores republicanos están dejando claro que nos tienen miedo. Y en lugar de tratar de ganar nuestro voto con sus ideas, optan por atacarlo con la peor campaña de supresión del votante en la historia reciente.

El pánico ha resultado en la propuesta o aprobación de más de 360 iniciativas legislativas en 47 estados para restringir nuestro derecho al voto, alegando la Gran Mentira, que en 2020 el fraude electoral derrotó a Donald Trump. 

Hasta el momento, el líder indiscutible en esta carrera por la supresión es Georgia. El 25 de marzo, el gobernador republicano Brian Kemp ratificó la draconiana SB 202, el Frankenstein de las leyes racistas, como la llamó una senadora estatal. La iniciativa limita las opciones de voto por correo, las opciones de voto temprano, y el número de buzones de votación, y?en un guiño a los intentos de Trump de anular los resultados de las elecciones en ese estado?pone a la Junta Electoral Estatal en manos de la legislatura para interferir de acuerdo con preferencias políticas. Increíblemente, también criminaliza dar agua o alimentos a los votantes en línea.

Como protesta, la Liga de Béisbol decidió cambiar su sede del juego de los All Stars de Atlanta a Colorado, lo cual desató llamados al boicot por parte de políticos republicanos. Días después, la legislatura de Florida agregó una cláusula a un proyecto de ley que también penalizaría a quienes den agua a los votantes en línea. Por supuesto, ser latino, negro o indígena ya aumenta exponencialmente los periodos de espera para votar.

Esta crisis que amenaza la esencia del orden democrático posee profundas raíces en el movimiento conservador. En 2013, la Corte Suprema conservadora, asestó un golpe mortal a la Ley de Derechos del Votante debilitando su 5ta Cláusula, la cual obligaba a los estados a consultar con el gobierno federal para reformar sus leyes electorales.

El remedio contra esta plaga antidemocrática se llama la Ley Para el Pueblo, el proyecto de ley del Senado que completaría la reforma electoral más progresiva en medio siglo. La iniciativa exigiría el registro automático de votantes, extendería el voto por correo y reduciría drásticamente la influencia del dinero oculto en la financiación de campañas electorales, entre otras iniciativas.

La iniciativa ha alarmado a las fuerzas reaccionarias y sus poderosos financieros porque acabaría con el yugo que impide a millones de latinos, negros, indígenas y personas de bajos ingresos ejercer libremente su sagrado derecho al voto y a decidir su futuro y el de sus familias.

 Nos tienen miedo porque nosotros somos muchos más que ellos.

 Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígalo en Twitter @javier_SC  

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