Todos somos solidarios con inmigrantes asiáticos

Los hispanos también hemo sufrido en carne propia esa discriminación

Tiroteos en salones de masajes en Georgia

Gold Spa fue uno de los tres salones asiáticos atacados este martes en Georgia. Crédito: Megan Varner | Getty Images

Ninguna ley podrá enseñar a mirar con respeto a un ser humano que físicamente parece diferente, aunque al final seamos de la misma especie y vivamos en el mismo planeta. Pero en el Congreso de la Nación se debate un proyecto que todos deberíamos respaldar.

Ese es el ejemplo que parecen darnos líderes como el demócrata Chuck Schumer y Mitch McConnell por los republicanos, quienes intentan unir fuerzas sobre un acuerdo bipartidista para aprobar una ley en defensa de los asiáticos, una minoría de inmigrantes que la está pasando mal por la pandemia.

Los líderes trabajan hombro a hombro para aprobar una ley sobre crímenes de odio hacia la comunidad asiático-estadounidense que en su primer debate logró respaldo casi unánime en el Senado con 92 votos a favor y apenas 6 en contra, entre ellos el de un congresista con sangre de inmigrantes como los es Ted Cruz.

La propuesta de la legisladora demócrata por Hawái, Mazie Hirono, con la neoyorquina Grace Meng pide recursos para reducir el lenguaje discriminatorio con el que se menciona la pandemia cuando se habla del “virus de China”.

También propone que un alto funcionario investigue las agresiones o acoso relacionados con el Covid-19; un virus que dejó en el centro del huracán a esta comunidad en el último año.

Otras propuestas sugieren apoyar la capacitación de las fuerzas del orden y establecer una línea para denunciar y que se castigue a los agresores.

También el martes hubo una marcha de ejemplo de unión con la comunidad de la iglesia presbiteriana en Norwood, New Jersey, en respaldo de los asiáticos donde el pastor Timothy Son, de ascendencia coreana, aseguró que, sin importar la raza o el credo, debemos poner fin a los ataques de odio racial.

Escupir, insultar o pegarles para culpar de la pandemia del Covid-19 a personas con rasgos físicos orientales no es nuevo en los Estados Unidos y el año pasado la organización “Stop AAPI Hate” reportó más de 2.800 agresiones.

Sin embargo, la historia es incluso más antigua que el ataque a Pearl Harbor en 1941, cuando el país entró a la segunda guerra mundial y se incrementó la discriminación de los japoneses.

Y en 1882 se hablaba del “peligro amarillo” por la llegada de trabajadores chinos, en tanto que ahora, cientos de años después, un virus que nadie puede ver, del que parece imposible defenderse y que todavía se discute si su origen ocurrió en la provincia de Wuhan, China, deja desprotegidos a todos los asiáticos.

Los hispanos también hemo sufrido en carne propia esa discriminación. Por eso no podemos callar y debemos ser solidarios con una comunidad que como nosotros trabaja para sobrevivir esperando que se acabe el odio irracional.

(La autora -que utiliza un pseudónimo- es una periodista radicada en Nueva York)

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