¿Cómo el alto consumo de proteína en polvo puede provocarte un infarto?

Las dietas altas de proteína estan de moda; “si comes demasiadas proteínas, es posible que tengas que pagar un precio”, los médicos recomiendan precaución con el uso de la proteína en polvo para evitar poner en riesgo tu salud

Proteína en polvo

Los polvos y suplementos de proteína no son necesarios, incluso para el rendimiento atlético de élite según la Academia de Nutrición y Dietética. Crédito: Karolina Grabowska | Pexels

El consumo de proteína en polvo puede llevar riesgos para tu salud. Este suplemento podría parecerte una manera cómoda de sumar proteínas a tu dieta, pero el alto consumo de proteínas en polvo podría afectar tu corazón.

La proteína es esencial para la vida, tu cuerpo necesita proteína para funcionar correctamente. Es un nutriente esencial para desarrollar y mantener la fuerza muscular, ósea y numerosas funciones corporales. Los expertos en salud recomiendan que obtengas tu proteína de los alimentos y consideran que el consumo de proteínas en polvo no es necesario, salvo algunas excepciones.

Cómo el alto consumo de proteína puede afectar tu corazón

El consumo excesivo de proteína en polvo puede dañar las arterias, lo que puede provocar un ataque cardíaco o provocar la falla de otros órganos señala Megan Kamath, cardióloga y directora en UCLA Health a través de Well+Good.

Las bebidas de proteína pueden hacer que tu consumo diario de este nutriente sea elevado. Las dietas ricas en proteínas pueden facilitar la acumulación de placa en las arterias.

“A medida que la sangre fluye más allá de la placa, esa fuerza, especialmente en el contexto de la presión arterial alta, la somete a mucho estrés. Esta situación es una receta para un infarto” señala el Dr. Babak Razani, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.

Razani y su equipo llevaron a cabo un estudio publicado en la revista Nature Metabolism donde descubrieron que los ratones con la dieta alta en grasas y proteínas (pasó del 15% al 46% de las calorías) desarrollaron aproximadamente un 30% más de placa en las arterias en comparación con ratones que llevaron una dieta alta en grasas pero baja en proteínas.

Otro punto importante a tener en cuenta es que las personas que consumen dietas muy ricas en proteínas tienen un mayor riesgo de padecer cálculos renales. “Si comes demasiadas proteínas, es posible que tengas que pagar un precio”, comparte Harvard Health.

¿Necesitas suplementos de proteínas?

La Academia de Nutrición y Dietética afirma que los polvos y suplementos de proteína son excelentes por comodidad, pero no son necesarios, incluso para el rendimiento atlético de élite. Señala que más no es necesariamente mejor y que el alto consumo de proteínas no equivale a un cuerpo tonificado.

Las proteínas en polvo pueden ser útiles cuando los atletas necesitan proteínas inmediatamente después de un entrenamiento y no tienen tiempo para comer.

Entre las personas que podrían requerir proteínas en polvo libres de químicos y con supervisión médica son:

Personas que tienen dificultad para comer o falta de apetito (como resultado del tratamiento del cáncer o la fragilidad de la edad avanzada).

Quienes tienen una incisión quirúrgica o una herida que no se está curando bien. Las proteínas son uno de los nutrientes que tu cuerpo necesita para cicatrizar ya que contribuye a reparar y producir células nuevas.

La Dra. Kamath señala que la mayoría de las personas pueden obtener la proteína que necesitan, la cantidad diaria recomendada, simplemente eligiendo alimentos saludables y siguiendo una dieta equilibrada.

Por ejemplo, puedes obtener 46 gramos de proteína en el día al consumir 1 porción de yogur griego bajo en grasa, una ración de 4 onzas de pechuga de pollo magra y un tazón de cereal con leche descremada.

Una cantidad diaria recomendada (RDA) basada en el peso es de 0,8 gramos por kilogramo de peso corporal. Para una persona de 140 libras, eso equivale a 51 gramos de proteína por día.

Kathy McManus, directora del Departamento de Nutrición del Hospital Brigham and Women’s recomienda adquirir las proteínas de alimentos integrales: nueces, semillas, productos lácteos bajos en grasa (yogur, leche, queso), legumbres (frijoles, lentejas), pescado, aves, huevos y carne magra.

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