Por una educación sexual más inclusiva
Hay que respaldar el “Education and Access for Healthy Youth Act”
A pesar de que con el transcurrir de los años la comunidad LGBTQ+ ha logrado que la lucha por sus derechos sea escuchada y atendida en varios frentes, a nivel del sistema público escolar nacional aún falta mucho por hacer para que los chicos y jóvenes gocen de una educación sexual más inclusiva.
Precisamente en este mes que se celebra el mes del orgullo gay, un informe detalla la urgencia de que se produzcan planes de estudio sobre la salud sexual que sean inclusivos de la comunidad LGBTQ+.
Según el reporte liderado por United for Reproductive & Gender Equality (URGE), Advocates for Youth –entre otras organizaciones– sólo en 17 estados se requiere una educación sexual médicamente precisa y en 35 estados la educación sexual hace énfasis en la abstinencia.
Como consecuencia, muchos alumnos no obtienen la información ni la preparación que necesitan para tomar decisiones informadas acerca de su salud sexual.
Hay siete estados que restringen explícitamente en sus escuelas la enseñanza con textos relacionados a temas LGBTQ+: Florida, Illinois, Louisiana, Mississippi, Carolina del Norte, Oklahoma y Texas.
Algunos estados prohíben la instrucción que “promueve un estilo de vida gay”, otros 20 estados, como Florida y Carolina del Norte, exigen que la educación sexual se centre en el matrimonio heterosexual monógamo.
Y si a eso le agregamos el hecho de que ciertos estados están complicando la situación de los jóvenes transgénero, la situación de vulnerabilidad en la que navegan los chicos gay se vuelve aún más crítica.
Qué mejor que las escuelas para formar una base de pensamiento más abierta y tolerante. No podemos hacernos de la vista gorda con un asunto tan delicado. Y más aún cuando sabemos que anualmente al menos 1.8 millones de jóvenes LGBTQ+ consideran seriamente el suicidio en Estados Unidos, y que cada 45 segundos, al menos un joven LGBTQ+ intenta suicidarse.
Además, muchas escuelas también han fallado a la hora de ofrecer un ambiente seguro para los chicos gay. Un análisis de la Vigilancia de Conductas de Riesgo Juvenil (YRBS) de 2019 muestra que el 16% de los jóvenes gays y lesbianas, así como el 11% de los jóvenes bisexuales, han sido amenazados o heridos con un arma en los predios escolares, en comparación con el 7% de los jóvenes no LGBTQ+.
Ante este panorama también es crucial que el Congreso dé luz verde a proyectos como el Real “Education and Access for Healthy Youth Act” a través del cual puedan aprobarse fondos de subvención a entidades que brindan programas de educación sexual que incluyen equidad de género y son inclusivos de jóvenes con diferentes identidades de género y orientaciones sexuales.
Es hora de que abramos el abanico para dar un vuelco a la educación desde el punto de vista de la salud sexual, las relaciones, la identidad de género y la orientación sexual.