Más queso para tu corazón: una dieta rica en grasas lácteas podría reducir el riesgo de enfermedad cardíaca

Buenas noticias para los amantes de los quesos y los productos lácteos, se ha comprobado que su consumo moderado disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Recientemente un análisis de numerosos estudios al respecto, ha dado luz a la evidencia más completa hasta la fecha sobre la relación entre el consumo de grasas lácteas, el riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte

Tabla de quesos

Integrar el consumo moderado de queso y productos lácteos en la dieta, disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.  Crédito: Foto Jennifer Murray en Pexels | Pexels

La tendencia de nutrición actual nos invita a seguir una dieta basada en plantas, como estrategia para prevenir enfermedades crónicas, gozar de un peso saludable y vivir por más tiempo. Con base en ello han salido a la luz numerosas recomendaciones que nos invitan a limitar el consumo de productos de origen animal, tal es el caso de los lácteos. Lo cierto es que todo se ha dicho sobre su consumo, siendo uno de los aspectos más preocupantes su contenido en grasa. Por fortuna para los amantes de los quesos y otros lácteos, una nueva investigación ha demostrado que aquellas personas con una mayor ingesta de grasa láctea (medida por los niveles de ácidos grasos en la sangre) presentaban un menor riesgo de enfermedad cardiovascular en comparación con aquellas con una ingesta baja. Lo más relevante de todo: una mayor ingesta de grasa láctea no se asoció con un mayor riesgo de muerte.

Para ser más específicos aún, los investigadores combinaron los resultados de este estudio realizado con la participación de 4000 adultos suecos con los de 17 estudios similares en otros países, creando la evidencia más completa hasta la fecha sobre la relación entre esta medida más objetiva del consumo de grasas lácteas, el riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte.

De acuerdo con declaraciones de uno de los autores principales del estudio, el Dr. Matti Marklund, del Instituto George para la Salud Global, la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Uppsala, derivado del aumento del consumo de lácteos en todo el mundo, se necesitaba una mejor comprensión del impacto en la salud. “Muchos estudios se han basado en que las personas pueden recordar y registrar las cantidades y los tipos de alimentos lácteos que han ingerido, lo que es especialmente difícil dado que los lácteos se usan comúnmente en una variedad de alimentos. En cambio, medimos los niveles sanguíneos de ciertos ácidos grasos, o ‘bloques de construcción’ de grasas que se encuentran en los alimentos lácteos, lo que brinda una medida más objetiva de la ingesta de grasas lácteas que no depende de la calidad de las bases de datos de alimentos.”

Los hallazgos fueron contundentes, ya que descubrieron que aquellas personas con niveles más altos de ácidos grasos tenían el menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Según, el Dr. Marklund se trata de relaciones muy interesantes, sin embargo aún queda mucho trabajo de investigación por hacer y mitos que romper entorno al consumo de lácteos en la salud.

Como antecedente de valor, se ha demostrado que el consumo de lácteos y productos lácteos en Suecia se encuentra entre los más altos del mundo. El estudio se basó en una colaboración internacional entre investigadores de Suecia, EE. UU. y Australia, en el cual se evaluó el consumo de grasas lácteas en 4150 suecos de 60 años midiendo los niveles en sangre de un ácido graso particular que se encuentra principalmente en los alimentos lácteos y, por lo tanto, se puede utilizar para reflejar la ingesta de lácteos y grasas. Luego se les dio seguimiento durante un promedio de 16 años para ver cuántos tenían ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otros eventos circulatorios graves, y cuántos murieron por cualquier causa durante este tiempo. Después de ajustar estadísticamente otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares popularmente conocidos, incluidos factores como la edad, los ingresos, el estilo de vida, los hábitos alimentarios y otras enfermedades, el riesgo de daño cardiaco fue más bajo para aquellos con niveles altos de ácidos grasos (lo que refleja una alta ingesta de grasas lácteas). Aquellos con los niveles más altos no tenían un mayor riesgo de muerte por todas las causas.

De acuerdo con los expertos que colaboraron en el estudio, estos hallazgos resaltan la incertidumbre de evidencia que se refleja en las pautas dietéticas. De acuerdo con el Dr. Marklund: “Si bien algunas pautas dietéticas continúan sugiriendo que los consumidores elijan productos lácteos bajos en grasa, otros se han alejado de ese consejo, sugiriendo en cambio que los lácteos pueden ser parte de una dieta saludable con énfasis en la selección de ciertos productos lácteos, por ejemplo, yogur en lugar de mantequilla.” Otra de las recomendaciones básicas es evitar el consumo de productos lácteos endulzados, que están repletos de azúcares añadidos que deterioran la salud en numerosos aspectos. Y suelen ser causa de obesidad, diabetes, hipertensión y más.

Lo que hace tan interesante a esta estudio, es la combinación de estos resultados con otros 17 estudios en los que participaron un total de casi 43.000 personas de EE. UU., Dinamarca y el Reino Unido. Por lo tanto estos hallazgos, fueron confirmados en otras poblaciones.

La autora principal del estudio, la Dra. Kathy Trieu, del Instituto George para la Salud Global, enfatizó que el consumo de algunos productos lácteos (especialmente productos fermentados) se ha asociado anteriormente con beneficios para el corazón. Finalmente, la creciente evidencia sugiere que el impacto en la salud de los productos lácteos puede depender más del tipo y calidad, en productos como el queso, yogur, leche y mantequilla, que del contenido de grasa. “Nuestro estudio sugiere que reducir la grasa láctea o evitar los lácteos por completo podría no ser la mejor opción para la salud del corazón”.

Como dato al margen, de acuerdo con los investigadores: es importante recordar que aunque los productos lácteos pueden ser ricos en grasas saturadas, también son ricos en muchos otros nutrientes y pueden ser parte de una dieta saludable. Por lo tanto, integrarlos como parte de una dieta equilibrada y colorida, en complemento con otras grasas saludables como las que se encuentran en los mariscos, frutos secos y aceites vegetales no tropicales pueden potenciar los beneficios de las grasas lácteas.

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