Día de Muertos: la historia de las calaveritas de azúcar

El Día de Muertos es una de las celebraciones más tradicionales y emblemáticas en la cultura mexicana. La costumbre es montar coloridas y simbólicas ofrendas, y uno de los elementos más icónicos son las artesanales calaveritas de azúcar: un emblemático elemento en la gastronomía mexicana

Historia calaveritas de azúcar

Las calaveritas de azúcar se elaboran con la técnica de tradición árabe del "alfeñique". Y están hechas de una pasta que contiene azúcar, clara de huevo y jugo de limón.  Crédito: Shutterstock

El Día de Muertos es una de las tradiciones mexicanas más arraigadas y respetadas en toda la República Mexicana. Es una celebración de misticismo profundo; que rinde tributo a los fieles difuntos y a través de una colorida y significativa ofrenda, se les invita a visitar los hogares de quienes los extrañan tanto. Ofrendar en el Día de Muertos, es la mezcla cultural donde convergen el ritual y la memoria, es compartir con nuestros difuntos la comida que en vida les gustaba y dialogar con su recuerdo. Tiene lugar los días 1 y 2 de noviembre y está vinculada a las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos. A través de coloridas y significativas ofrendas se recuerda a los que ya no están, aunque existen diferentes estilos de ofrendas algunos elementos son simplemente indispensables: flores, veladoras, incienso, agua, comida, retratos, pan de muerto, son algunos básicos. Sin embargo, ninguna ofrenda está completa sin las tradicionales calaveritas de azúcar.

El origen de las calaveritas de azúcar se remonta a las culturas mesoamericanas, las cuales creían que la muerte era la conclusión de una etapa de vida que se extendía a otro nivel. Son popularmente conocidas como calaveras de alfeñique y suelen elaborarse principalmente de azúcar, aunque también hay versiones de chocolate, amaranto y otros ingredientes locales. También se cuenta con referencias en las que se relacionan con la tradición hispánica de Todos los santos, en el siglo XVI. Estas golosinas en forma de cráneo se empezaron a fabricar con una técnica que se introdujo por los españoles y se cree que fueron diseñadas con la finalidad de simular ser reliquias óseas de diversos santos.

Lo cierto es que para estas culturas era común conservar cráneos que exponían durante los rituales del culto a la muerte. El altar de las antiguas culturas era llamado “Tzompantli” y estaba adornado con cráneos de las personas que habían sido sacrificadas en honor a los dioses. Dichos cráneos eran ensartados por medio de agujeros que se les hacían a los costados. Posteriormente, tras la llegada de los colonizadores españoles, estos rituales fueron prohibidos por ir en contra de la religión católica.

Las calaveritas de azúcar se elaboran con la técnica de “alfeñique” que se refiere a la mezcla de ingredientes que forman la pasta con la que se forman las calaveritas, la cual contiene: azúcar glass o de caña, clara de huevo, gotas de jugo de limón y una planta llamada “chaucle”. Sobre la técnica del alfeñique se sabe que es de origen árabe y que fue adoptada por los españoles, quienes la introdujeron a México. La palabra “alfeñique” proviene del árabe andalusí al fayníd, palabra con la que se designa a la pasta de azúcar cocida y estirada en barras.

¿Por qué son tan importantes en la ofrenda?

Las calaveritas de azúcar suelen colocarse en los altares de Día de Muertos en honor a quienes ya no están. De hecho, es muy común que lleven unos pequeños letreros en la zona de la frente con los nombres de los difuntos y es que no solo es una manera de invitar a las ánimas a visitar los altares. Pero no solo eso, también suelen llevar los nombres de las personas en vida, como un recordatorio de que lo único que tenemos seguro en esta vida, es la muerte.

La elaboración de las calaveritas de azúcar es una técnica artesanal y que en mucha ocasiones se pasa de generación en generación, como sucede con el irresistible pan de muerto. Las hay de todos tamaños y suelen decorarse con flores de colores y otros adornos. Si bien existen deliciosas variantes de chocolate y amaranto, las más tradicionales son las calaveritas de azúcar. Suelen elaborarse en toda la República Mexicana y se venden en los mercados locales, sin embargo se sabe que Puebla, Guanajuato, el Estado de México Michoacán y Oaxaca son los principales productores de alfeñique. Son un elemento tan importante para la cultura mexicana, que cada año en Toluca se realiza una feria dedicada a la técnica del alfeñique a partir de la segunda semana de octubre y hasta el 2 de noviembre.

¿Cómo se elaboran las calaveritas de azúcar?

El primer paso es formar una pasta moldeable, que se elabora con una base de azúcar de caña o glass con jugo de limón, claras de huevo, de esta mezcla se obtiene una pasta tersa, blanca y a la que no se agrega ningún tipo de colorante. Actualmente, la receta ha variado según cada región de México en el que se elabore, ya que en algunos estados como Puebla se le agrega cacahuete, o en Oaxaca suelen integrar miel de abeja. También es muy normal integrar un poco de esencia de vainilla.

Los maestros dulceros y artesanos, inician dando forma a las calaveras y una vez que se solidifiquen las decoran con líneas y flores de otro dulce con tintas vegetales. Comúnmente suelen utilizar colores como el verde, azul, morado, amarillo o rojo. El paso final es integrar en la frente de las calaveritas, papeles de brillo metálico de diversos colores con los nombres de vivos y muertos. Finalmente, las calaveritas nos recuerdan la importancia de disfrutar el ahora y nos invitan a honrar la vida.

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