Un llamado de atención para los ricos

El llamado del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la Organización de Naciones Unidas para que los ricos ayuden a los pobres llega en un buen momento, ya que  existe un consenso internacional para que, por ejemplo, las empresas multinacionales no eludan pagar impuestos como un acto de justicia. 

AMLO habló al Consejo de Seguridad de la ONU precisamente de la importancia del aporte financiero de las mil corporaciones más ricas del mundo, junto al de las personas más ricas del planeta y una cooperación del 0.2% del Producto Bruto Interno de las naciones que integran el G-20 para combatir la pobreza. Esto es parte de un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar que según dijo próximamente se presentará en la Asamblea General de la organización internacional.

El mandatario aprovechó la oportunidad de que México presidiera durante este mes el Consejo para llevar directamente la preocupación de la desigualdad global. AMLO usó adecuadamente la ineficacia de la operación COVAX, a cargo de distribuir la vacuna contra el coronavirus, para demostrar la inequidad internacional incluso ante la presencia de un virus altamente contagioso con capacidad de matar a quien no esté inmunizado.

El Consejo de Seguridad es el panel más importante en la ONU. Allí se tratan las crisis internacionales. Creemos que la pobreza global es una de ellas, a pesar de que el representante de Rusia haya respondido que ese no era el lugar para hablar de ese tema y que hay “otras plataformas” en la ONU para hacerlo.

AMLO seguramente incomodó a varios al afirmar que “nuestra fórmula es erradicar la corrupción y destinar los fondos liberados primero para los pobres”.  El régimen de Vladimir Putin es un ejemplo de corrupción.

Se sabe que la corrupción aumenta la inequidad y la pobreza a través de un menor crecimiento económico, favorece impositivamente a las personas ricas y bien conectadas y perjudica la red social. El Foro Económico Mundial estimó que la corrupción cuesta 2.6 billones de dólares anuales. El Banco Mundial calculó que las empresas y los individuos mueven más de 1 billón de dólares anuales en sobornos. 

Es irónico que México, que ocupa el puesto 125 de los países menos corruptos del mundo de un total de 179, según Transparencia Internacional, sea el que levante la voz en la ONU contra la corrupción. Aunque AMLO es el más indicado para hacerlo por el impacto pernicioso de una corrupción que penetra las instituciones del país.

Hace una semana, el G-20 que agrupa a las economías más importantes del mundo acordaron cobrar un mínimo de 15% de impuesto global para que las multinacionales no escondan su dinero y paguen el dinero a los gobiernos. La evasión fiscal es corrupción.

Por todo esto creemos que el mensaje de AMLO, con todo lo que se pueda decir, es un alegato necesario en el Consejo de Seguridad en defensa de los más pobres del mundo.