Rey de España, Felipe VI, se despide de Puerto Rico con estatua derribada de Juan Ponce de León “a cuestas”

La visita de tres días del monarca estaba dirigida a afianzar los lazos comerciales y culturales entre ambos países; sin embargo, una serie de protestas por parte de grupos anticolonialistas matizó la visita que además coincidió con la celebración del quinto centenario de la capital de Puerto Rico, San Juan

Visita Felipe VI a Puerto Rico

Antes de que el rey de España Felipe VI llegara a Puerto Rico, manifestantes tumbaron la estatua del conquistador Juan Ponce de León que ubica en la Plaza San José. Crédito: EFE, Orlando Barría y Casa Real de España | Cortesía

El rey de España, Felipe VI, abandonará este miércoles la isla de Puerto Rico, antes colonia del país europeo, sin responder preguntas de la prensa local, ni saludar a algunos habitantes que lo esperaban desde la Plaza de Armas del Viejo San Juan, pero con el recuerdo a cuestas de la estatua derribada del conquistador de su misma tierra Juan Ponce de León, también primer gobernador de la antilla.

Antes de partir, el soberano visitó, el martes, la Iglesia San José, en el Viejo San Juan, donde desde lejos saludó a algunos curiosos. También caminó por la Catedral San Juan Bautista en la Calle del Cristo, visitó el Museo de San Juan e hizo paradas breves en algunos comercios.

Horas antes, a eso de las 9 a.m., el español llegó al Palacio de Santa Catalina, residencia oficial del gobernador de la isla, Pedro Pierluisi. Luego de ahí se trasladó a la alcaldía de la capital, donde lo recibió el alcalde, Miguel Romero.

El lunes, acudió a una recepción con empresarios en Casa España en la que estuvieron presentes un grupo de monjas de la Compañía del Salvador, quienes administran el colegio Mater Salvatoris. Además, se personaron ejecutivos de las empresas Albertis, una de las principales operadoras de autopistas en la isla; y de la aseguradora Mapfre.

Sin embargo, algunos boricuas cuestionaron no haber tenido la oportunidad de ver al monarca.

Un reporte ayer del periódico local Primera Hora indica que menos de un centenar de personas se arremolinaron en la Plaza de Armas, del Viejo San Juan, en un intento de ver al rey en la única zona que no estaba acordonada por policías y que se le permitió acceso al público. Pero los interesados que se ubicaron frente a la Casa Alcaldía listos para capturar alguna imagen de Felipe VI, no lo lograron.

Carmen Santana Piñeiro, residente del Viejo San Juan, no podía creer que el rey se marchó sin saludar al público.

“A lo mejor se quiso evitar el abucheo. Pero, total, en España lo coge de vez en cuando”, manifestó la residente.

Pero, al parecer, fueron más que los que repudiaron la visita del monarca a la antigua colonia española, ahora territorio estadounidense. Entre los grupos disidentes destacó uno cuyos miembros se hicieron llamar representantes de los indígenas taínos, esclavizados y asesinados por los españoles, así como activistas pro independencia que protestaron en el Viejo San Juan.

Pero, sin duda, la protesta que más acaparó los medios locales e internacionales fue el derrumbe de la estatua de Ponce de León en la Plaza San José del Viejo San Juan a pocas horas de la llegada del Felipe VI.

Un grupo identificado como Fuerzas Libertarias De Borikén se atribuyó el acto como un modo de repudio a la presencia extranjera en el país.

“Ante la supuesta visita del rey de España, Felipe VI, a Puerto Rico y la escalada de invasores gringos apoderándose de nuestras tierras queremos enviar un mensaje claro: Ni reyes, ni gringos invasores; Borikén es nuestro. Juan Ponce de León quien fuera el primer gobernador impuesto por la tiranía de España hace más de 500 años representa lo peor”, expresó el grupo.

Hasta el momento, no se han arrestado a los responsables del hecho, aunque la escultura fue reinstalada.

En parte de sus declaraciones públicas, el monarca se enfocó en la historia que une a España y Puerto Rico.

“500 años contemplan esta relación estrecha entre España y Puerto Rico. Basta pasearse por las calles de San Juan para sentirlo, para olerlo, incluso. Quiero felicitar al pueblo de Puerto Rico, y en especial a los sanjuaneros por este aniversario, por todos los actos programados para celebrarlos, y una celebración que tiene que servir para recordar cuánto nos une, para renovar esos lazos, para reafirmar nuestros afectos y para evocar nuestro pasado común”, planteó.

Felipe VI insistió en el fortalecimiento de las relaciones económicas y comerciales entre ambos países, y puso como ejemplo el Foro Económico y Empresarial que estaría inaugurando.

Sobre la presencia de Juan Ponce de León, se limitó a indicar: “San Juan cumple 500 años, pero en verdad tiene más, porque como bien recordaba, ya el 19 de noviembre de 1493 el almirante Cristóbal Colón la bautizó como San Juan Bautista. En 1508 Juan Ponce de León fundó el establecimiento original Caparra, fundado al oeste de la actual capital, y fue el mismo Ponce de León que fundó la que hoy es capital de Puerto Rico, en 1521, y es hoy la efeméride que celebramos…”.

Algunos expertos en historia puertorriqueña como Jesús Omar Rivera, apodado el “Boricuazo”, aprovecharon la coyuntura para aclarar el hecho de que Ponce de León nunca vivió en el Viejo San Juan, donde se encuentra la controversial estatua.

Según el historiador, lo que se debió celebrar como parte del Quinto Centenario de San Juan fue el traslado de la capital al Viejo San Juan.

En las últimas horas de Felipe VI en Puerto Rico, el español mantuvo una reunión privada con la comisionada residente en el Congreso de Estados Unidos, Jenniffer González, quien es además la copresidenta del Caucus Amigos de España en Washington desde hace 5 años.

González informó, a través de un comunicado de prensa, que en la reunión también participó el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, y el embajador de ese país ante Estados Unidos, Santiago Cabanas.

El rey de España y González analizaron asuntos en común entre Estados Unidos y el país europeo como defensa, al ser ambas naciones ser miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Adicional, dialogaron sobre energía renovable, infraestructuras e intercambio empresarial.

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