A los 106 años murió la pintora cubana Carmen Herrera en Nueva York: famosa tras ser ignorada por muchas décadas

Carmen Herrera vendió su primer cuadro a los 90 años y, pese a haber pasado desapercibida durante décadas, sus obras ahora están en el MoMA de Nueva York, el Hirshhorn Museum de Washington y la londinense Tate Galerie

Carmen Herrera en 2010.

Carmen Herrera en 2010. Crédito: Miguel Rajmil | EFE

Carmen Herrera, pintora y arquitecta cubana que alcanzó la fama cuando ya era una anciana, murió el domingo en su domicilio de Nueva York a los 106 años, anunció la galería Lisson que la representaba desde Londres.

“Con inmensa tristeza anunciamos la muerte de Carmen (…) Murió en paz mientras dormía en su estudio-apartamento de Nueva York donde vivió y trabajó desde 1967, la mayor parte de ese tiempo con su marido Jesse Lowenthal, quien también murió en casa en 2000”, escribió la galería en su obituario.

The New York Times destacó ayer que Herrera “pintó en la oscuridad durante décadas”, en las que vivió de los ingresos de su esposo, un profesor de inglés, y resaltó que su salto a la verdadera fama no se produjo hasta 2004.

Herrera vendió su primer cuadro a los 90 años y, pese a haber pasado desapercibida durante décadas, sus obras ahora se exhiben en el MoMA de Nueva York, el Hirshhorn Museum de Washington y la londinense Tate Galerie.

Formada en su Habana natal como arquitecta en los años 1938 y 39, completó su educación artística en París, Roma y Berlín, ciudades donde vivió la eclosión de las vanguardias, en particular en la capital francesa, donde vivió entre 1948 y 1954.

En ese año, se mudó a Nueva York, y trabó amistad con artistas como Mark Rothko y Barbara Hepworth, mientras desarrollaba su estilo minimalista de abstracción geométrica, caracterizado por una paleta muy precisa de sólo dos o tres colores en cada composición.

“No hay nada que ame más que una línea recta, ¿cómo explicarlo? Es verdaderamente el principio de toda estructura (…) Alguien me dijo un día que yo pintaré un punto y ya habré acabado”, bromeó en una ocasión, citó la agencia EFE.

Según su galería, a Herrera la salvó y la condenó al mismo tiempo su rechazo a abrazar cualquier movimiento, incluso el que naturalmente le era más cercano, el minimalismo de los años 70 del pasado siglo, “dominado por varones”, pues ese rechazo “la dejó libre para experimentar a su manera”.

“El núcleo de la pintura de Carmen Herrera es un impulso por la simplicidad formal y un sorprendente sentido del color”, resumió la galería Lisson. “Una maestra de las líneas nítidas y los planos cromáticos contrastantes, Herrera crea simetría, asimetría y una variedad infinita de movimiento, ritmo y tensión espacial en el lienzo”. En 2009 el diario The Observer de Londres preguntó retóricamente: “¿Cómo es posible que nos hayamos perdido estas hermosas composiciones?”, recordó NBC News.

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