Armas en zonas de peligro

El propio Adams reconoció que van más de 924 tiroteos, 178 en julio del 2022, con casi 1.120 víctimas, mientras NYPD sacó de las calles unas 5.000 armas

Una de las zonas donde no se puede portar armas es Times Square.

Una de las zonas donde no se puede portar armas es Times Square. Crédito: NY Governor Office

Poco optimistas nos declaramos frente a las normas publicadas esta semana por El  Diario sobre las nuevas reglas de juego y los lugares donde se prohíbe el porte de armas en la ciudad de Nueva York.

Seguro que las intenciones de la gobernadora Kathy Hochul y el alcalde Eric Adams son buenas, y con las leyes que entraron a regir en este septiembre, buscan reducir el impacto de la decisión de la Corte Suprema, que anuló una centenaria ley sobre las restricciones a las armas fuera del hogar. Así buscan evitar más baños de sangre en escuelas o centros comerciales como los de Búfalo y Texas, para mencionar los más recientes, o la cruel masacre de niños y maestras en la primaria Sandy Hook de Connecticut.

Es plausible que exijan más requisitos para comprar armas; es bueno que se exijan cursos sobre cómo manejar y almacenar las pistolas y sirve de algo fijar zonas sensibles, o libres de armas en sitios como: las escuelas, el subway, los centros médicos o donde realizan abortos, las iglesias, hospitales, edificios del gobierno, bares, discotecas, restaurantes, o la que más impactó, en la icónica plaza de Times Square en el corazón de Manhattan donde solamente los policías podrán llevar armas.

El propio Adams reconoció que van más de 924 tiroteos, 178 en julio del 2022, con casi 1.120 víctimas, mientras NYPD sacó de las calles unas 5.000 armas.

Y aunque es bueno que hayamos elevado a 21 años la edad, creemos que se queda corta la acción del legislativo al permitir comprar rifles semiautomáticos a los adultos, porque ese tipo de armas letales deberían ser de uso exclusivo de la fuerza pública, o el ejército. 

Por eso quizás la comisionada del Departamento de Policía, Keechant Sewell debería liderar la campaña para evitar nuevas masacres y quitarle de las manos las pistolas a los adolescentes; pues creemos que sólo con carteles anunciando la prohibición, los delincuentes o asesinos en potencia no dejarán de ser un peligro a donde quiera que vayan.

Aclaro que no se trata de amargar la fiesta y algo había que hacer, pero es al Congreso de la nación al que le toca aprobar este cambio, inclusive una reforma constitucional que reduzca los riesgos, ya que esas zonas libres de armas no garantizan que se acaben las masacres; y a los asesinos tampoco les asusta la amenaza de pasar hasta cuatro años tras las rejas por violar la restricción.

Es seguro que con carteles y avisos no se para a los enajenados que quieren causar el mayor daño posible. La palabra la tienen los políticos en Washington DC. 

Sofía Villa es autora y escribe esta columna a título personal. Trabaja como Producer Writer en NY y sus opiniones no representan a Televisa-Univision Communications Inc.

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