Esta imagen del Telescopio Espacial James Webb revela nuevos conocimientos sobre cómo nacen las estrellas

El Telescopio Espacial James Webb ha revelado un "tesoro" de estrellas jóvenes en una etapa de desarrollo particularmente emocionante y misteriosa

Borde de la Nebulosa Carina, una de las más grandes y brillantes registradas.

Borde de la Nebulosa Carina, una de las más grandes y brillantes registradas. Crédito: NASA, ESA, CSA, STScI | Cortesía

Una mirada más cercana a una de las primeras imágenes producidas por el Telescopio Espacial James Webb (JWST) ha revelado un tesoro de estrellas jóvenes en una etapa de desarrollo particularmente emocionante y misteriosa.

Los astrónomos de la NASA se han embarcado en una “inmersión profunda” en una imagen de los Acantilados Cósmicos, una “costa” de gas y polvo que se encuentra en la Nebulosa Carina, una de las nebulosas más brillantes y más grandes donde nacen las estrellas a unos 7,500 años luz de distancia de la Tierra. 

Algunas de las protoestrellas que están naciendo aquí pasarán a formar estrellas de baja masa, al igual que nuestro Sol.

Una versión anterior de esta imagen se publicó en julio, pero los investigadores ahora la están estudiando utilizando una longitud de onda específica de luz infrarroja. Para su deleite, ha revelado la presencia de docenas de flujos de salida previamente desconocidos que brotan de estrellas extremadamente jóvenes.

“Lo que nos da Webb es una instantánea en el tiempo para ver cuánta formación estelar está ocurriendo en lo que puede ser un rincón más típico del universo que no hemos podido ver antes”, dijo en un comunicado Megan Reiter, autora principal del estudio e integrante de la Universidad de Rice en Texas. 

En este último trabajo, los “chorros” se identificaron a través de la presencia de hidrógeno molecular, un ingrediente vital para la formación de nuevas estrellas. A medida que nacen las estrellas, reuniendo material del gas y el polvo que las rodea, expulsan parte del material en sus regiones polares en chorros de alta potencia. 

Es un proceso violento y destructivo, que acaba con cualquier cosa que se interponga en su camino. 

Capturar este fenómeno es especialmente tentador, ya que solo dura apenas 10,000 años, lo cual es un parpadeo momentáneo si se considera el proceso multimillonario de formación estelar.

“Los chorros como estos son indicadores de la parte más emocionante del proceso de formación estelar. Solo los vemos durante un breve período cuando la protoestrella se acumula activamente”, explicó el coautor Nathan Smith de la Universidad de Arizona en Tucson. 

Muchos de los nuevos conocimientos solo se revelaron gracias a la tecnología de vanguardia a bordo del JWST, el telescopio espacial más poderoso y costoso jamás creado. 

Su alto nivel de sensibilidad y capacidad para ver en el infrarrojo permite que el telescopio mire más profundamente en las estructuras celestes que antes, lo que permite a los astrónomos aprender más sobre cosas como las primeras etapas de la generación de estrellas.


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