AMLO y Joe Biden: La amistad y los pendientes

Un bolivariano Andrés Manuel López Obrador aprovechó para pedir a Joe Biden que no “desdeñara a Latinoamérica”, mientras éste clamaba que mejor se concentraran en atacar la producción de fentanilo

Los presidentes López Obrador y Joe Biden.

Los presidentes López Obrador y Joe Biden. Crédito: Chip Somodevilla | Wikimedia Commons

La que comparten México y Estados Unidos es apenas la décima frontera común más grande, pero se halla entre las tres primeras más peligrosas y conflictivas del orbe. Autoridades de ambos países históricamente han sufrido para mantener a flote la relación así que periódicamente organizan encuentros como la Reunión de Líderes de América del Norte, celebrada entre lunes y martes en la Ciudad de México, y a la que también asistió el primer ministro canadiense Justin Trudeau.

En los días previos a este encuentro se detuvo en México a Ovidio Guzmán López, requerido por los EU donde lo consideran uno de los mayores productores de fentanilo. El acusado, quien es hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, cuenta con una acusación en el Distrito de Columbia y su extradición está pendiente, aunque casi todos coincidieron en que su reclusión alterará muy poco la empresa familiar de trasiego de drogas.

Aunque el arresto debió suavizar un poco la reunión, un bolivariano Andrés Manuel López Obrador aprovechó para pedir a Joe Biden que no “desdeñara a Latinoamérica”, mientras éste clamaba que mejor se concentraran en atacar la producción de fentanilo, que es el origen de colosales retos en ambos países.

El problema es que AMLO pareciera no coincidir en las formas de enfrentar al narcotráfico y más de una vez ha tenido desencuentros con agencias de seguridad norteamericanas por lo mismo. Mientras instituciones como la DEA piden libertad de movimiento, el presidente mexicano reclama que eso viola la soberanía sin reparar en que un freno a la colaboración beneficia de entrada a los grupos criminales.

No cree el mandatario mexicano en los operativos para agarrar capos por considerar que elevan el riesgo de bajas colaterales (en la captura de Ovidio del pasado jueves hubo 29 muertos entre delincuentes e uniformados) y mejor garantiza recursos en forma de políticas sociales en las zonas de conflicto esperando que con esa inyección el enfermito sane.

Y acá en el norte, pese a los indultos que en octubre pasado otorgó su administración a miles de procesados por posesión de marihuana, el presidente Joe Biden no se cuestiona, o al menos no públicamente, sobre lo absurdo de sostener la guerra contra las drogas y su punta de lanza, el modelo punitivo que persigue y sanciona la cadena productiva del narcotráfico.

El canciller mexicano Marcelo Ebrard ha señalado la insensatez de que los capos de la droga usen parte de sus ganancias para comprar en Norteamérica armamento con el que enfrentarán a las fuerzas armadas y dañarán a la sociedad civil en países del sur. Es como estar atrapados en un círculo vicioso, donde el gran consumidor que paga en dólares en el norte provee utilidades y armas a los grupos criminales que producen las drogas en el sur. Tiene décadas funcionando así y los responsables no pueden o no se atreven a romperlo.

Mientras tanto seguirán celebrando encuentros en la cumbre donde se dirán cosas amables y sonreirán para la foto. Ya vendrán quienes los sucedan a enfrentarse al problema.

* Juan Alberto Vázquez es corresponsal de Milenio (México) y autor del libro “NXIVM: La secta que sedujo al poder en México”Twitter @juansinatra

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