Ecuatorianos de NY viven elecciones entre desesperanza y clamor de cambio

Connacionales de la Gran Manzana coinciden en la urgencia de un gobierno que devuelva la seguridad al país sudamericano

Ecuatorianos de NY viven elecciones presidenciales de su país entre la desesperanza y clamor de cambios.

Ecuatorianos de NY viven elecciones presidenciales de su país entre la desesperanza y clamor de cambios. Crédito: Edwin Martínez | Impremedia

Este domingo Ecuador decidió su futuro. El país sudamericano fue a las urnas, en una segunda vuelta electoral marcada por episodios de violencia, el auge del narcotráfico y la guerra entre bandas criminales.

Y a miles de kilómetros de distancia, desde la Ciudad de Nueva York, connacionales de la nación sudamerica siguen de cerca el desarrollo de la contienda, pero entre la mayoría, reinan la desesperanza, la división y el clamor de cambios urgentes que lleven a su país a recuperar la seguridad, el bienestar para los más 17.8 millones de ecuatorianos. Un llamado a mejores oportunidades de salud, educación y empleos bien remunerados que garanticen calidad de vida para todos, se suma al sentir electoral.

Así lo asegura Christian Riera, originario de Cuenca, quien dejó su país hace apenas cuatro meses en busca de una vida mejor, y quien se declara poco optimista, pero reconoce la urgencia de un mejor liderazgo que el que gobierna actualmente bajo el presidente Lasso.

La ilusión de todos nosotros es que las cosas cambien, pero la verdad yo no le auguro mayores cosas a Ecuador porque ninguna de las dos opciones son las que quisiéramos realmente”, comentó el ecuatoriano. “Sin embargo hay que elegir una opción, pero creo que volver a la década pasada con la Revolucion ciudadana sería el peor error que podemos cometer”.

El padre de familia inmigrante, quien tiene a sus hijas en su país, agregó que el principal reto del nuevo mandatario será poner fin a la delincuencia y la guerra de bandas criminales.

La seguridad le quedó muy grande al Gobierno, que no ha hecho nada y aunque dicen que Correa ha puesto muchos consulados aquí, es obvio que es para que haya más votantes, pero a ninguno de los candidatos les preocupa lo que nos pase. Solo les interesa que envíemos dinero y eso sostenga al país”, dijo el nuevo migrante. “Ojalá las cosas mejoren pero necesitamos un cambio real, algo así como el alcalde de Cuenca, Cristian Zamora, quien hace denuncias con papeles y si hay algo mal lo saca. Eso debemos hacer para acabar con tantos malos manejos”.

Bertha Pizarro, quien se dedica a vender frituras en Corona, Queens, donde vive buena parte de los casi 500,000 ecuatorianos que se estima viven en todos los rincones del estado de Nueva York y la Gran Manzana, confiesa no saber mucho sobre los programas de gobierno de los candidatos que se disputan la Presidencia, y asegura no creer mucho en cambios ni mejoras para su país.

“Ellos (los candidatos) no se hacen conocer y creo que no les importa mucho ayudar a los más pobres. No creo que el país vaya a mejorar pronto, pero espero que las cosas se arreglen y por fin acaben con tanta delincuencia”, dijo la ecuatoriana, quien recalcó que mientras no se arreglen los problemas de la nación sudamericana, “más personas van a seguir viniendo aquí por montones, porque muchos vienen por la inseguridad”.

Hellen Espinoza, quien trabaja como mesera de un restaurante en la Avenida Roosevelt, se declara más positiva y asegura que si el “Correismo” sale avante en las urnas, habrá más esperanza de que los problemas que tienen sumido al país se resuelvan.

Creo que las cosas siempre están mejor cuando Correa está detrás, y aunque digan que es corrupto o lo que sea, nadie puede negar que hizo buenas cosas y por eso apoyo mejor a Luisa”, dijo la joven. “Las principales necesidades deben ser luchar contra el desempleo y seguridad y tanta delincuencia, pero si no ganan ellos, creo que nada va a cambiar”.

Luis López, quien vive en Nueva York desde los años 90, asegura que aunque considera que una opción política es mejor que otra, espera que quien asuma las riendas del país se entregue en cuerpo y alma por sacarlo adelante.

“Yo tengo 28 años en este país y no tengo claridad la verdad ahora sobre todo lo que pasa en Ecuador, pero económicamente estoy seguro de que el Correismo tiene mejor iniciativa para poder ayudar en trabajos como ya hizo antes”, dijo el ecuatoriano. “Pero, igualmente gane el que sea, pienso que debe trabajar con humildad y ante todo no olvidarse de los lugares abandonados y tratar de ayudar, de verdad, porque todos necesitamos un mejor país con un líder que se enfoque en trabajar de verdad para todos”.

Lorenzo Martínez, originario de Machala, quien trabaja en la Gran Manzana como cocinero, se deja ver más pesimista y asegura que aunque ve con mejores ojos a Noboa que a Luisa González, no cree “en cuentos”.

“Yo siempre digo que nosotros gane el que gane tenemos que seguir trabajando porque los de arriba no van a hacer nada, pero prefiero a Noboa porque si gana Luisa, que es un títere de Correa, él va a volver a mandar y después no lo saca nadie del poder”, asegura el inmigrante. “Me duele mi Ecuador, porque la ineptitud de la clase gobernante y los malos presidentes nos han llevado a la pobreza y a que hoy mande la delincuencia”.

Líderes comunitarios también se muestran desde orillas diferentes, siendo un reflejo del sentir de los ecuatorianos.

Walter Sinche, presidente de la organización Alianza Internacional Ecuatoriana, no oculta su respaldo al candidato del partido Acción Democrática Nacional, aunque deja claro que los connacionales que viven en la Gran Manzana no pueden esperar mucho de quien se siente al poder.

El ecuatoriano Christian Riera, espera que nuevo gobierno mejore situaciones en Ecuador.
Crédito: Edwin Martínez | Impremedia

“El gobierno es el que espera que los que estamos aquí lo ayudemos, pues los más de $4,000 millones de dólares que mandamos los ecuatorianos al país es lo que les sirve de nosotros, pero no creo que debamos esperar mucho porque los gobiernos siempre actúan como zancudos para chuparnos la sangre y algo tan simple como los consulados, que deberían ser eficientes, resultan inoperantes hasta para sacar un pasaporte que toma hasta cinco y seis meses”, asegura el activista.

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