Él Award: Fernando Ortíz Báez

En los veinte años que Fernando Ortíz Báez vivió en El Bronx, en una área cercana al estadio de los Yankees, fue testigo de los altos índices de delincuencia, de la gran cantidad de amigas que se convertían en madres a muy temprana edad y de otras situaciones que experimentaban las familias de su barrio.

Al llegar a la universidad, tomó una clase sobre el medio ambiente en la que se abarcaban temas como la sustentabilidad y la igualdad social en las comunidades. Eso le cambió la vida.

“A partir de ahí dije, ‘quiero poder apoyar las oportunidades económicas y educativas para la juventud'”, dijo. “Que crezcan en un espacio limpio, con acceso al río, con espacios verdes”.

Su primera maestría fue en diseño sostenible, pero cuando se dio cuenta de que no solo quería diseñar espacios sino también trabajar con las comunidades, estudió una segunda enfocada en el área de gestión de sustentabilidad.

Actualmente es Vicepresidente Auxiliar de Relaciones Comunitarias y de Gobierno de la Corporación de Desarrollo Económico de la Ciudad de Nueva York, una organización sin fines de lucro que trabaja en estrategias que fortalezcan la economía de Nueva York de una manera más equitativa, inclusiva y global.

En su puesto, Ortíz Báez está a cargo de crear y administrar planes estratégicos y asegurar fondos para proyectos.

“Me apasiona trabajar para mejorar el condado de El Bronx”, dijo Ortíz Báez, hijo de inmigrantes dominicanos. “Que haya espacios bonitos, desarrollo económico, oportunidades de empleo, movilización; creo que la mejor forma de combatir la pobreza es dándole oportunidades económicas a las personas”.

Ortíz Báez ha visto los cambios en su ciudad, y confía en que más cosas buenas están por suceder, como dos proyectos que podrían beneficiar a El Bronx. Uno es darle uso al arsenal más grande que existe en el país y que está abandonado desde hace tres décadas.

“Es un área de la ciudad con problemas”, dijo. “Yo trabajé en el equipo que consiguió 200 millones de dólares para la propuesta que lo desarrolle”.

Y otro proyecto es el Kingsbridge, una central de abastos con 80 años de antigüedad que necesita ser renovada. La organización para la que trabaja Ortíz Báez aseguró 400 millones de dólares para la propuesta ganadora.

Ambos proyectos podrían dar empleo a miles de personas y además embellecer esas áreas. Y no hay nada que haría más feliz a Ortíz Báez.