Agradecidos por cumplir último deseo de mi suegra

Aunque el dolor de su pérdida aún es muy difícil, especialmente durante las fiestas decembrinas, le damos gracias a Dios por ese alivio de saber que honramos su última voluntad de permitirle morir

Decisión importante sobre el fin de vida.

Decisión importante sobre el fin de vida. Crédito: Shutterstock

El pavo está caliente y el relleno está listo. Estamos reunidos para la cena anual de Acción de Gracias. Sin embargo, aquel momento de ir a casa de los primos que tanto añoramos, ahora tiene un sentimiento de tristeza al ver esa silla vacía en la mesa del comedor.

Pero el saber que ayudamos a cumplir el último deseo de mi suegra, Genoveva De la Rosa antes de su muerte, de alguna forma nos da una sensación de gratitud y paz a medida que se acerca otra temporada de fiestas decembrinas sin ella.

El Día de Acción de Gracias y las fiestas que se aproximan son momentos oportunos para reunirnos con la familia y platicar sobre nuestros deseos para el fin de vida, aunque ninguno de nosotros se esté muriendo.

Hablar de la muerte nunca es fácil. Algunas personas piensan que es el peor momento para tocar el tema.

Pero no debe ser así. 

Ha pasado un año desde la muerte de mi suegra en nuestra casa del sur de California. Durante sus últimos años de vida, la mamá de mi esposo siempre pidió a Dios que le permitiera morir dormida cuando llegara ese momento.

Poco sabíamos que en unos años, ella desarrollaría un cáncer de estómago agresivo que se extendería por todo su cuerpo en tan sólo unas semanas.

Después de hospitalizaciones múltiples, cirugías, una cantidad de medicamentos diarios y una sesión de quimioterapia, ella rechazó todo tipo de tratamientos médicos y optó por recibir cuidados paliativos u hospicio, algo que no sabía que existía como una opción para el fin de su vida.

Genoveva De la Rosa.
Crédito: Cortesía

Hospicio o Quimioterapia

Nunca olvidaré ese 22 de septiembre del 2022 cuando llevamos a mi suegra al médico para lo que pensábamos que eran piedras en la vesícula. Jamás esperamos lo que nos dijo el médico.  “El cáncer ha regresado y es muy agresivo

El oncólogo le ofreció a Veva dos opciones: Quimioterapia a sus 87 años o cuidados paliativos u hospicio, como se conocen en Estados Unidos. Sus hijos pensaron que la quimioterapia sería la mejor opción, la cual empezó tres días después.

Los gritos de mi suegra retumbaban en esa clínica mientras una aguja y catéter lentamente introducía la quimioterapia en sus venas frágiles.

“No tiene que pasar por esto”, le susurré al oído.

Después de una semana de náuseas intensas, dolores agudos en el estómago y en el cuerpo, mi suegra rechazó todo tratamiento médico, tal como lo hizo su esposo 20 años atrás cuando murió de mieloma multiple, cáncer de las células plasmáticas de la médula ósea.

Cuidados Paliativos u Hospicio

Al inscribirse a los cuidados paliativos en casa, mi suegra estaba rechazando la quimioterapia invasiva y dolorosa, así como cualquier otro tipo de tratamiento ‘curativo’ para su condición incurable. Eso significaba que ella se iría a casa, donde le daríamos morfina para aliviar su sufrimiento, maximizar la calidad de vida que le quedaba y permitir que su muerte ocurriera de forma natural.

Las personas con una enfermedad terminal y un pronóstico de vida de seis meses o menos, también tienen la opción de solicitar una prescripción médica para obtener un medicamento y terminar pacíficamente con su sufrimiento, en los siguientes 10 estados: California, Colorado, Hawái, Maine, Montana, Nuevo México, Nueva Jersey, Oregón, Vermont y Washington, así como Washington, D.C.  

Sin embargo, es importante tener en cuenta que no se puede solicitar la ayuda médica para morir en una directiva anticipada o testamento vital. Se requiere un proceso por separado para determinar si la persona que lo solicita califica y también para garantizar que está tomando la decisión de forma voluntaria. Esperamos algún día llevar esta opción compasiva para el fin de vida a los otros 40 estados del país, incluyendo Nueva York e Illinois.

Diciendo Adiós

La última ida de mi suegra al hospital fue el 23 de octubre, donde dijo a las enfermeras “no más agujas”.

Mientras mi esposo esperaba en la sala de espera, yo saque mi celular. Le pregunté a mi suegra si podía grabar nuestra plática “Mis hijas me dicen que todavía no me voy  a morir. Pero estoy cansada”, respondió.

¿“Qué le gustaría a usted cuando llegue ese momento?”  pregunté.

“Me gustaría ser cremada y ser enterrada junto a mi esposo en México”, contestó.

En cuestión de horas, llegó un equipo de enfermeros, le pusieron su pijama y colocaron a mi suegra en una camilla.

No había sonido de sirena mientras coloque la ÓRDEN DE NO RESUCITAR (DNR ) en su camilla, por sí surgía alguna emergencia durante el regreso a casa.

Uno por uno, fueron llegando sus hijos, nietos de Texas, Colorado y varias partes de México, mientras recibía llamadas de familiares que le decían cuánto la amaban.

Mi suegra cayó en un profundo sueño el 26 de octubre del 2022 y ya no volvió a despertar. 

Aunque el dolor de su pérdida aún es muy difícil, especialmente durante las fiestas decembrinas, le damos gracias a Dios por ese alivio de saber que honramos su última voluntad de permitirle morir, tal como ella lo deseaba.

Patricia A. González-Portillo es ex periodista de The Brownsville (Texas) Herald, The Press- Enterprise (Riverside, CA) y La Opinión (Los Ángeles). Actualmente, González- Portillo es directora nacional senior para los medios latinos en Compassion & Choices CompassionAndChoices.org.

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