Cómo convertirte en el mejor líder para tu equipo

Uno de los primeros cambios que ejercí conscientemente, aprendido en un taller con David Allen, fue hacer un plan del día más consciente y asertivo

El buen líder se preocupa por su equipo.

El buen líder se preocupa por su equipo. Crédito: Shutterstock

Cuando obtuve mi primera experiencia laboral como líder de un equipo corporativo, hace ya más de 30 años, supe que lo que había aprendido hasta ese momento a nivel emocional podía utilizarlo para ayudar en la ejecución de las tareas diarias y en la interacción cotidiana del equipo.

Con el pasar de los meses comencé a notar que mi salud física y mental empezaron a mostrar los primeros síntomas de agotamiento, porque había sobrepasado mis propios límites. Estaba fatal. Solía dormir unas cuatro horas al día, pensando en los pendientes que había dejado el día anterior. En otras palabras, el Efecto Zeigarnik estaba en su pleno control sobre mi mente y mi productividad.

Fue entonces cuando, buscando soluciones efectivas para generar un nuevo orden, me impuse la tarea de leer sobre el insomnio, la fatiga crónica y la productividad, y por supuesto; compartí lo que me estaba pasando con otras personas que pudiesen brindarme una ayuda, como profesionales de la salud. Y eso inicio mi incursión en el coaching personal y ejecutivo.

Una vez pude comprender lo que ocurría, establecí estructuras para ayudarme a implementar cambios y revertir la situación que amenazaba con quebrantar mi salud.

Uno de los primeros cambios que ejercí conscientemente, aprendido en un taller con David Allen, fue hacer un plan del día más consciente y asertivo. Planee la semana y fui más responsable con la cantidad de compromisos que añadía. Posteriormente, empecé a meditar con mucha mayor disciplina y enfoque, de la mano de Seminarios Insight y el Movimiento del Sendero Interno del Alma. Posteriormente, comencé a revisar mis horarios de comida y cómo me alimentaba.

Otro pequeño, pero importante paso, fue ser más constante con mi actividad física. Puede que no sea una persona de ir a gimnasios con frecuencia, pero el hecho de salir diariamente a caminar o nadar, me hizo ver que al regresar, mi mente estaba mucho más ágil, más despierta, que podía tomar decisiones más acertadas.

También, comencé a disminuir mis reuniones, especialmente cuando estas podían ser un simple correo electrónico o una llamada telefónica. En su lugar, comencé a dar espacio a descansos programados, en los que podía echar una siesta, meditar o leer. Cualquier actividad que me permitiese relajarme.

El tiempo que antes dedicaba a ver televisión, ahora lo dedico a reunirme con amistades o familiares. Con los años, entendí que, en mi rol de liderazgo, desempeño un papel crítico en el apoyo al bienestar de mis equipos. Por eso me aseguro de hablar abiertamente sobre mi vida personal en el trabajo. Creo que es importante comunicarles a nuestros compañer@s cómo nos sentimos emocionalmente, compartir nuestras sensaciones o simplemente conversar sobre cómo encuentras la alegría y el equilibrio fuera del trabajo.

Los recesos o “breaks” para mí son muy valiosos, pues son la oportunidad ideal para yo poder conocerlos más a fondo. Escuchar a los demás siempre será una decisión certera.

Me gustaría finalmente animarte a tomar vacaciones y recargar energías, pero, sobre todo, a que no descuides tu vida. Se puede ser altamente productivo sin comprometer nuestra salud y equilibrio.

Jacques Giraud es ingeniero, especialista en desarrollo organizacional, master coach y mentor, con 25 años de experiencia y más de 400 seminarios impartidos como facilitador de Insight Seminars en más de 14 países. Autor del libro “Super Resiliente”. www.jacquesgiraud.com

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