Un silencio no tan inocente

Los latinos tenemos una tarea pendiente, porque como ya dijimos, el “tsunami Trump” es imparable, lo que implica que podríamos volver a verlo en la oficina Oval de la Casa Blanca.

El expresidente Donald  Trump.

El expresidente Donald Trump. Crédito: David Dee Delgado | Getty Images

Casi apostaría que nada fácil fue para los abogados convencer a Donal Trump, o para el mismo Trump, aceptar que el silencio es más conveniente en este momento que enfrenta, para decidir callar y no presentarse como testigo en su defensa ante el juez que lo procesa por presunto fraude en Manhattan.

Trump había puesto a todos a la expectativa cuando anunció que sí quería responder las preguntas de sus abogados y por supuesto de la fiscal Letitia James que lo acusa de maquillar su patrimonio según las conveniencias del momento. Pues para reportar impuestos ante el IRS o las aseguradoras, sus bienes no valían tanto, pero para los bancos a los que les pedía dinero prestado o potenciales socios de negocios, sus propiedades tenían precios más altos que los rascacielos de Manhattan.

Pero horas antes de la audiencia prevista para el 11 de diciembre en su red social “Truth” soltó la noticia que había cambiado de idea, y que ya había dicho todo lo que podía sobre el caso, es decir mejor no inculparse con frases de las que podría arrepentirse.

Entonces provocó el avispero de comentarios sobre su campaña, pues para abogados penalistas fue una movida sabía de sus abogados que creen que su elocuencia podría perjudicar al expresidente, pues incluso el  juez ganó la puja sobre la discusión legal y le prohibió hacer comentarios del proceso.

Callar a Trump deja un margen de maniobra a los defensores que preparan para enero sus alegatos finales ante el juez, aunque seguramente el juicio no terminaría hasta septiembre, en plena campaña presidencial.

Tras ese silencio legal, en declaraciones para Univision Nueva York, analistas políticos como el dominicano Elí Valentín, creen que ese calendario no afecta a Trump y da por hecho que la nominación del neoyorquino como candidato republicano es imparable. Pero, más allá, en un posible frente a frente con el candidato Demócrata, Valentín le reduce su opción electoral al 50 por ciento.

Viendo el vaso medio lleno, al estilo Trump, todavía esa mitad significa que tiene posibilidades de ganar las elecciones presidenciales.

Así los latinos tenemos una tarea pendiente, porque como ya dijimos, el “tsunami Trump” es imparable, lo que implica que podríamos volver a verlo en la oficina Oval de la Casa Blanca.

De modo que reflexionemos sobre esa posibilidad y evitemos el tema político en la cena de navidad, pero al final recodemos que hay que votar a conciencia por quien consideremos que sería el mejor presidente según los desafíos que enfrentan los inmigrantes que no tienen tan claro el futuro que nos espera en el 2024 aquí en los Estados Unidos. 

Como autora, Sofía Villa escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision Inc. donde trabaja como Writer/Producer.

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