¿La maldición de Pompeya? Turista devuelve piedras tomadas de la ciudad romana tras sufrir “mala suerte”

Pompeya, lugar de una antigua tragedia, se ha convertido en el centro de un mito moderno, en el que los turistas atribuyen desgracias a artefactos retirados de sus terrenos

¿Existe la maldición de Pompeya?

¿Existe la maldición de Pompeya? Crédito: ANDREAS SOLARO/AFP | Getty Images

Pompeya, la antigua ciudad romana congelada en el tiempo por una catastrófica erupción volcánica, ha fascinado al mundo durante mucho tiempo.

Pero más allá de su importancia histórica, ha surgido una peculiar historia moderna. Los turistas, atraídos por el misterioso encanto de las ruinas, con frecuencia se llevan artefactos, sólo para devolverlos más tarde, por temor a una maldición.

Gabriel Zuchtriegel, director del parque arqueológico de Pompeya, destacó este fenómeno compartiendo notas de arrepentimiento de visitantes que creían que sus desgracias estaban relacionadas con las reliquias robadas.

Estos objetos devueltos, junto con sus mensajes de disculpa, forman ahora una exposición única que ilustra el impacto psicológico de la llamada “maldición” de Pompeya. Es el caso reciente de una turista que dejó una pequeña nota de arrepentimiento.

“No sabía nada de la maldición”, dice dicha carta, en mayúsculas. “No sabía que no debía tomar piedras. Al cabo de un año, tuve cáncer de mama. Soy una mujer joven y sana, y los médicos dijeron que era simplemente ‘mala suerte’. Por favor acepte mis disculpas y estos artículos”.

La maldición de Pompeya

La noción de una maldición que afecta a quienes se llevan artefactos de Pompeya puede parecer una narrativa convincente, pero está más arraigada en la psicología que en la realidad.

Los expertos explican esta creencia como resultado de un sesgo de confirmación y una mala comprensión de las estadísticas. Por ejemplo, el desarrollo del problema de salud por parte de una visitante después de retirar un objeto de Pompeya puede parecer vinculado, pero estadísticamente, es una ocurrencia esperada dentro de un grupo de personas lo suficientemente grande.

Esta creencia, muy probablemente errónea en una maldición, pasa por alto a la gran mayoría que no experimenta efectos nocivos después de su visita, ya que sus historias sin incidentes no se convierten en anécdotas sensacionales.

La maldición de Pompeya, una leyenda urbana más que una creencia histórica. (Foto de ANDREAS SOLARO/AFP via Getty Images)
La maldición de Pompeya, una leyenda urbana más que una creencia histórica. (Foto de ANDREAS SOLARO/AFP via Getty Images)

Pompeya: Origen de la maldición

La creencia en la maldición de Pompeya se origina de los numerosos informes de sucesos desafortunados experimentados por personas que han extraído artefactos de las ruinas de la antigua ciudad romana.

Esta ciudad, sepultada por la erupción del Monte Vesubio en el año 79 d.C., ha sido un sitio arqueológico de gran importancia. La maldición, más una leyenda urbana que una creencia histórica, sostiene que aquellos que remueven objetos de Pompeya atraen la mala suerte o calamidades.

Como se mencionó anteriormente, aunque no hay evidencia científica que respalde la existencia de tal maldición, las historias y anécdotas de personas que afirman haber sufrido consecuencias negativas tras llevarse artefactos de Pompeya han perpetuado esta creencia a lo largo de los años.

Las implicaciones morales del robo de artefactos

La devolución de artefactos por parte de turistas llenos de culpa plantea importantes cuestiones éticas sobre la preservación de sitios históricos. Robar objetos históricos, independientemente de cualquier supuesta maldición, es una transgresión moral contra el patrimonio cultural.

Los repetidos incidentes en Pompeya subrayan la necesidad de una mayor conciencia y respeto por los sitios arqueológicos. Proteger estos tesoros es crucial no solo para preservar la historia, sino también para respetar la memoria de quienes perecieron en circunstancias tan trágicas.

La historia de la “maldición” de Pompeya sirve como recordatorio de nuestra responsabilidad colectiva de proteger y respetar los sitios históricos. Si bien la maldición puede ser un mito, las implicaciones morales del robo de artefactos son muy reales.

El cuento también destaca la facilidad con la que los humanos pueden conectar eventos no relacionados, creando narrativas convincentes pero infundadas.

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