Editorial: La escasez de personal en la salud mental

Un proyecto de ley bipartidista que reposa en el Congreso que tiene como objetivo incentivar a que más trabajadores de la salud se movilicen a las áreas donde hay escasez.

Se necesitan profesionales para atender el aumento de casos de problemas de salud mental.

Se necesitan profesionales para atender el aumento de casos de problemas de salud mental. Crédito: Shutterstock

Desde la irrupción de la pandemia de Covid-19 quedó aún más claro que no podemos seguir dejando en segundo plano el cuidado de la salud mental de los estadounidenses. De hecho los Centros de Control de Enfermedades indican que más de 1 de cada cinco adultos en el país lidia con algún tipo de problema psicológico.

Por eso cada iniciativa destinada a mejorar las condiciones de las personas afectadas –sobre todo en comunidades vulnerables– debe ejecutarse a la brevedad posible.

Uno de los escollos con los que tropiezan quienes sufren de trastornos mentales es la falta de personal capacitado para tratar este tipo de condiciones. Se calcula que al menos 120 millones de personas viven en el país en zonas donde no hay suficientes profesionales del ramo.

Aquí es donde entra un proyecto de ley bipartidista que reposa en el Congreso que tiene como objetivo incentivar a que más trabajadores de la salud se movilicen a las áreas donde hay escasez.

La Ley de Pago de Préstamos por Escasez de Fuerza Laboral para Profesionales de la Salud Mental (The Mental Health Professionals Workforce Shortage Loan Repayment Act) invita a que psiquiatras, trabajadores sociales, psicólogos clínicos y escolares y consejeros escolares, ejerzan en áreas desatendidas, ofreciéndoles a cambio la condonación de préstamos estudiantiles.

Según explicó esta semana la Oficina de la senadora demócrata Kirsten Gillibrand, quien apoya esta medida, se reembolsarían hasta $250,000 en préstamos estudiantiles elegibles para profesionales de la salud mental que acepten trabajar en áreas designadas donde hay falta de personal.

También se incluyen en el proyecto los préstamos obtenidos para la educación en salud mental o un campo relacionado que conduzca a la obtención de títulos de maestría o doctorado o estudios posdoctorales. La legislación devolvería una sexta parte de los préstamos elegibles del individuo por cada año de servicio.

El Congreso tiene que actuar rápido sobre este particular porque para 2025 se proyecta que habrá una escasez de más de 250,000 profesionales de la salud mental.

Y ni qué decir de la sobrecarga de casos que manejan actualmente estos profesionales. Un sondeo del National Council for Mental Wellbeing reveló que el 65% de los encuestados reportó haber visto aumentar considerablemente este tipo de pacientes desde la pandemia.

Un país donde sus habitantes no gozan de una calidad de vida emocionalmente sana está expuesto a desenlaces negativos que pueden ir desde la baja en la productividad laboral hasta tragedias que se pueden evitar como las sobredosis, suicidios, tiroteos, por citar solo unos cuantos.

Hay que revertir las estadísticas. No es posible que sólo el 47 por ciento de los adultos con una enfermedad mental estén en el grupo de los que aspiran a recibir tratamiento. ¿Qué va a pasar con los que se quedan sin ser atendidos?

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