Urban Health Plan: La vacunación de los niños y niñas

 La tasa de vacunación con las tres dosis contra la hepatitis B de nuestros adolescentes de 13 a 17 años es de algo más del 87%, marcadamente inferior a la de los jóvenes blancos, que es de casi el 94%

La vacuna contra la poliomielitis  se aplica en un 93.2% en los niños latinos.

La vacuna contra la poliomielitis se aplica en un 93.2% en los niños latinos. Crédito: Muhammed Muheisen | AP

La semana pasada les comenté que las tasas de vacunación de las y los latinos, que constituimos la primera minoría de la población estadounidense, en los adultos son generalmente inferiores a las de la mayoría blanca no hispana. Aunque esa diferencia se repite en el caso de la niñez y los adolescentes, se trata de un desnivel mucho menor. Y en el caso de varias vacunas específicas, nuestros muchachos están más vacunados que sus pares blancos no latinos.

 La tasa de vacunación con las tres dosis contra la hepatitis B de nuestros adolescentes de 13 a 17 años, por ejemplo, es de algo más del 87%, marcadamente inferior a la de los jóvenes blancos, que es de casi el 94%.  

 Esa diferencia se repite en el caso de las dos dosis de la llamada “vacuna triple” o MMR, contra el sarampión, las paperas y la rubeola, con el 89% para los chicos latinos y algo más del 91% para los blancos no latinos. Cuando se trata del refuerzo de la vacuna contra el tétanos y la difteria, los porcentajes son, respectivamente, 88.5% y 91.1%. 

 La diferencia entre ambos grupos aumenta notablemente cuando se trata de la vacuna VPH contra el virus de papiloma humano, que previene diversas formas de cáncer causadas por los contactos sexuales. Sólo algo más del 87% de las y los jóvenes latinos ha recibido esa protección, con la que cuenta casi el 94% de los adolescentes blancos no hispanos.

 La VPH es un buen ejemplo de una vacuna que comenzó a aplicarse masivamente hace relativamente poco, en 2006. Como sucede cada vez que la ciencia descubre una nueva vacuna, hay quienes se quejan recordando los “viejos buenos tiempos”, cuando había menos vacunas. Otra fuente de descontento son los posibles efectos secundarios de las vacunas.

 “Yo les recuerdo a las madres y los padres”, explica el Dr. Matthew Kusher, Director Clínico del Centro de Salud Familiar Plaza del Sol, que integra la agencia comunitaria Urban Health Plan, “que si los niños no reciben esas vacunas no tienen defensas contra esas enfermedades”.

 Y agrega, “¿Hay efectos secundarios de las vacunas? Sí, es verdad. Pero hay más efectos secundarios cuando los niños no reciben las vacunas. Por ejemplo, el 80 por ciento de las personas con hepatitis B no va a tener efectos secundarios futuros. Pero un 20 por ciento tendrá cirrosis. Y de ese 20%, algunos van a desarrollar cáncer de hígado. Eso explica por qué la vacuna contra la hepatitis B ayuda a tener una vida más sana”.

 La vacuna contra la hepatitis B es una de las que se aplica en mayor proporción a los pequeños hispanos de 19 a 35 meses de edad (91.3%) que a los niños blancos no latinos (91.1%). Las otras son la vacuna triple o MMR (92.2% vs 91.2%); la vacuna contra la poliomielitis (93.2% vs 92.3%), y la vacuna contra la varicela (91.8 vs 90.3).

El Dr. Kusher tiene una explicación sobre esas altas tasas más altas de inmunización de nuestros pequeños. “La gente que viene de algunos países de América Latina conoce los efectos de esas enfermedades”, dice. “Cuando llegan aquí, nos exigen las vacunas para sus niños”.

 Para más información sobre los servicios de vacunas y salud en general que ofrece Urban Health Plan, que forma parte de nuestra Hispanic Federation, llamen al (718) 589-2440.

 Y para obtener más datos sobre la federación, pueden consultar aquí, o llamarnos a nuestra línea gratuita y bilingüe, (866) HF-AYUDA u (866) 432-9832.

¡Celebren con nosotros el 34to aniversario de la Hispanic Federation, y hasta la próxima columna!

Frankie Miranda es el presidente de la Hispanic Federation

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