Muere credibilidad de la imagen

La foto de la princesa, para unos fue un chiste y generaba comentarios sarcásticos

Kate Middleton

Kate Middleton. Crédito: Bret Hartman | AP

El mal uso de la tecnología cuesta caro porque acaba con la credibilidad, además del valor de la imagen como prueba irrefutable. Y así lo acaba de demostrar la controversial fotografía de la princesa de Gales, Kate Middleton, nuera del rey Carlos III.

Decíamos que una imagen vale más que mil palabras, pero eso ya no es tan cierto y esa verdad nos hacer mirar hacia los posibles riesgos de padecer un “déjà vu” y que retrocedamos a los tiempos en que Donald Trump aseguraba que él le ganó a Joe Biden.

La foto de la princesa, para unos fue un chiste y generaba comentarios sarcásticos, con memes burlones en redes sociales, a otros los atacó la paranoia por teorías de  conspiración sobre la supuesta enfermedad de la futura reina consorte.

La ausencia de Kate para los paparazzi llevó incluso a especular, como en la famosa novela del francés Víctor Hugo que hizo célebre su obra “Nuestra Señora de París” sobre si le ocurrió algo como a “Quasimodo”, el jorobado que tocaba las campanas en la preciosa catedral de “Notre-Dam”.

Algunos rumoraban sobre mala práctica en una cirugía, entre otros, y nadie creía la versión de la casa real según la cual Kate se reponía bien de su cirugía y hubo medios que incluso decían que, como mujer, también es vanidosa y sólo evitaba las fotos porque un mal peluquero le hizo un pésimo corte de pelo.

Este ya no es un cuento de hadas y nos deja el paradójico debate sobre las llamadas “fake news”.

A Kate le gusta retocar la imagen y al manipular las fotos con sus tres hijos, no pudo acallar los chismes de pasillo sobre su ausencia en los actos públicos.

Antes del internet lo llamábamos fotomontaje, pero ahora, en este mundo digital, esa acción lleva a la corona inglesa y la familia real británica a la crisis por pérdida de credibilidad, pues no saben cómo enfrentar las redes sociales.

Para nosotros, toda historia tiene dos caras: en favor de la controversia pensamos que cada vez será más difícil engañar a las audiencias y eso es bueno.

Lo malo es que ya no se puede creer ni en la imagen. Y sería peligroso que nos devolviéramos en este 2024 como un “déjà vu” a la elección presidencial pasada. 

Qué tal si se repite ese escenario. Según la encuesta de esta semana de “Pew Research”, ni Donald Trump ni Joe Biden gozan del favoritismo. Lo que traduce que los electores no los quieren como candidatos presidenciales en noviembre.

Entonces ¿volveríamos a escuchar la teoría del 2020 que decía Donald Trump que fue él quien ganó?

Como autora, Sofía Villa escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision Inc. donde trabaja como Writer/Producer.

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