Piden prepararse para proteger a más vulnerables de lluvias extremas en la ciudad de Nueva York

Una investigación de la Contraloría municipal arrojó que la ciudad debe reforzar cuestiones de infraestructura, comunicaciones y coordinación interinstitucional

El contralor Brad Lander remarcó este lunes la vulnerabilidad de varias zonas en la Gran Manzana.

El contralor Brad Lander remarcó este lunes la vulnerabilidad de varias zonas en la Gran Manzana.  Crédito: Juan Alberto Vázquez | Cortesía

El viernes 29 de septiembre del 2023, en la estación Court Sq 23 Street en Queens el agua caía del techo como en cascada. Un león marino del Zoológico de Central Park pudo nadar más allá de su piscina asignada y explorar el área, gracias a la inundación que se presentó.

La Terminal A del aeropuerto La Guardia debió cerrar por completo debido a que el edificio se inundó completamente y en el Aeropuerto John F. Kennedy igualmente cayeron precipitaciones récord de más de 8.65 pulgadas, superando el récord para cualquier día de septiembre desde 1960.

Alrededor de la ciudad, la contingencia pluvial obligó a reacciones como cierres de hospitales y cancelación de vuelos.

Y es que en aquella jornada, desde las primeras horas de la madrugada y al amanecer la ciudad de New York City experimentó una caída de 8.65 pulgadas de lluvia como resultado de los remanentes de la Tormenta Tropical Ophelia.

Debido a esa emergencia que orilló al rescate de 28 personas por parte del Departamento de Bomberos de la ciudad, es que el Contralor Brad Lander ordenó una investigación que derivó en el estudio, “¿Esta preparada la ciudad de Nueva York para la lluvia?”, el cual fue presentado la tarde de este lunes.

Al análisis conducido por Louise Yeung, directora climática de la Contraloría de la Ciudad de Nueva York, arrojó que la ciudad debe reforzar cuestiones de infraestructura, comunicaciones y coordinación interinstitucional. Para alcanzar esas metas, entregaron 11 sugerencias que mejorarían la respuesta a las emergencias ante la próxima gran tormenta.

En el caso de la comunidad hispana, el estudio se concentra en la dificultad de poder comunicarse con este sector en ocasiones indefenso. Aceptan que las “personas que viven en sótanos son especialmente vulnerables a las inundaciones repentinas y son especialmente difíciles de alcanzar porque muchos hablan otros idiomas además del inglés y sus apartamentos en sótanos no están formalmente permitidos”.

Además, la lista de notificación de nuevos sótanos del Gestión de Emergencias de la Ciudad de Nueva York (NYCEM, por sus siglas en inglés) solo incluye 2,378 suscriptores que son menos del 1% del número estimado de residentes de sótanos de la ciudad. Otro punto a mejorar es que solo el 2.7% de los neoyorquinos mayores de 16 años recibieron el pasado septiembre alertas de emergencia de NotifyNYC. Aunque esta aplicación es la forma primaria que tiene la ciudad para enviar avisos de emergencia, su mensaje es endeble pues la mayoría de los neoyorquinos no se ha inscrito.

Aunque la lluvia, sí histórica, dejada por Ophelia, por fortuna no arrojó las cifras fatales de los 13 muertos que dejó el huracán Ida en 2021, Lander detalló que “las tormentas extremas” vendrán con mayor frecuencia, por lo que la ciudad “debe hacer el trabajo de estar mejor preparada”.

Al seguir con las recomendaciones el funcionario urgió a “modernizar nuestras cuencas colectoras y asegurarnos de que los camiones de limpieza estén en servicio” ya que el 19 de septiembre dos tercios de dicha flota estuvo fuera de servicio.

“La crisis climática avanza más rápido que nosotros”, lamentó Lander al anunciaba los puntos generales, detectados en el estudio, que la ciudad debe resolver: las operaciones de tormentas de la ciudad, la coordinación interinstitucional, las comunicaciones de emergencia al público, la preparación de la comunidad y las mejoras en la infraestructura de aguas pluviales.

Comunidades de color y bajos ingresos, primeras víctimas

Aunque el estudio fue presentado en el Pier 15 en el bajo Manhattan un soleado día de temporada, el tema continuó siendo el de evitar la tragedia cuando la lluvia extrema se presenta.

Eddie Bautista, director ejecutivo de la Nueva Alianza por la Justicia Ambiental de la Ciudad de York, observó para la investigación que la tormenta tropical Ophelia, nos hizo ver que “las comunidades de color y de bajos ingresos en toda la ciudad de Nueva York están en la primera línea cuando se cuentan las víctimas de los desastres climáticos”. Coincide con el contralor de dichas comunidades “son a menudo las últimas en ser informadas de una emergencia inminente”. En ese sentido detalla que la ciudad debe reforzar la seguridad y la resiliencia de esos sectores a medida que las tormentas se intensifican.

Las 11 recomendaciones surgidas de la investigación están dirigidas a las agencias como la Gestión de Emergencias de la Ciudad de Nueva York, (NYCEM), Departamento de Protección Ambiental (DEP), Departamento de Tránsito (DOT) Autoridad de Transporte Metropolitano (MTC) y al propio alcalde Adams.

Entre las sugerencias se halla la de inscribir a más gente en NotifyNYC; formalizar el papel del sondeo de emergencia liderado por la comunidad en los protocolos de emergencia; reemplazar los viejos camiones de limpieza de cuencas colectoras, financiar al DEP para modernizar los estanques de captación y modernizar las cuencas colectoras además de mejorar la protección contra inundaciones del metro.
Igualmente piden a la legislatura estatal que apruebe las reformas del proceso de capital propuestas por la Administración Adams para acelerar el ritmo de finalización de los proyectos de aguas pluviales, y al mismo alcalde le sugieren mejorar el Panel de Proyectos Capitales de la Ciudad.

Para los interesados, el estudio se puede ver en: https://comptroller.nyc.gov/reports/is-new-york-city-ready-for-rain/

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