¿Bananas manchadas de sangre?

Un jurado del tribunal federal del Distrito Sur de Florida declaró responsable a “Chiquita Brands International”. por supuestamente financiar a las llamadas “Autodefensas Unidas de Colombia, AUC”.

Chiquita opera en varias partes de América Latina.

Chiquita opera en varias partes de América Latina.  Crédito: AP

Vuelve a suceder que una multinacional de los Estados Unidos es condenada por supuesta participación en crímenes en nuestros países de América Latina. Y, no es la primera vez que la marca “Chiquita” es relacionada con pagos para apoyar a grupos paramilitares que cometían masacres arrasando por igual a inocentes y bandidos.

Y me pregunto, si es por estos gastos paralelos que los consumidores tenemos que pagar más caro por la fruta de agradable aroma, pues las bananas están entre los productos tropicales que más rápido suben de precio, y a veces sólo se consiguen baratas cuando se acelera su maduración para evitar la pérdida al empresario que las importa para llevarlas a las bodegas o supermercados.

La historia de la banana no siempre fue tan dulce, por ejemplo, en Colombia, en los años 90s eran famosas las crónicas sobre sangre por las masacres en la zona bananera, cercana al ahora famoso Tapón del Darién, en la costa caribeña, desde donde se comercia para el mundo olvidando el drama de las familias que sufrieron esos ataques.

Y aunque pasó hace muchos años, esta semana, un jurado del tribunal federal del Distrito Sur de Florida declaró responsable a “Chiquita Brands International”, como uno de los peces gordos en el mercado mundial del banano, por supuestamente generar riesgos en la zona. La sentencia dice que financiaba a las llamadas “Autodefensas Unidas de Colombia, AUC”, que aterraba a los campesinos hasta el 2006 cuando supuestamente se disolvieron.

Y aunque suena interesante ese fallo de obligar a la multinacional a pagar más de $38 millones de dólares a ocho familias de las víctimas, lo grave es que estas compañías se hayan involucrado en estas prácticas, teniendo en cuenta que las AUC, entraron hace años en la lista de las organizaciones terroristas designada por los Estados Unidos. 

La pelea no ha terminado, porque los abogados de Chiquita ya preparan su apelación a la demanda, que no es nueva, pues comenzó en 2008, buscando responsabilizar a la compañía de los asesinatos cometidos por los integrantes de ese grupo que estaba bajo la dirección del temido Carlos Castaño.

Es decir que será largo el debate en el tribunal, aunque ya en 2007, a Chiquita no le quedó más remedio que aceptar su responsabilidad por pagar casi dos millones de dólares al grupo. La disputa era muy similar a la figura que le tocó a Donald Trump en su caso penal por los pagos a una actriz de películas pornográficas. En los libros de contabilidad, Chiquita lo registró como pagos por servicios de seguridad, pero le costó otros $25 millones de multa ante el Departamento de Justicia.

Como autora, Sofía Villa escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision Inc. donde trabaja como Manager Assignment.

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