Estudio revela a partir de qué edad el café acelera el deterioro cognitivo
El consumo excesivo de café en adultos mayores podría acelerar el deterioro cognitivo, revela un estudio reciente. Moderación es clave
El café peruano, reconocido mundialmente por su calidad y sabor, es uno de los productos agrícolas más importantes de exportación en el país. En los hogares de aquel país sudamericano, este producto es una bebida infaltable, consumida en el desayuno o a lo largo del día.
Su popularidad no solo se debe a su delicioso sabor, sino también a los beneficios que ofrece, como mantener la mente despierta y mejorar el estado de alerta. Sin embargo, un estudio reciente ha puesto en tela de juicio el consumo excesivo de café, especialmente en adultos mayores de 60 años, sugiriendo que podría acelerar el deterioro cognitivo.
El impacto del café en la salud cerebral de los adultos mayores
Investigadores estadounidenses han revelado que el consumo de más de 3 tazas de café al día se asocia con un deterioro cognitivo acelerado en personas mayores.
Este hallazgo proviene de un estudio a gran escala presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC) en 2024. Los resultados mostraron que quienes consumen cantidades elevadas de café tienden a experimentar un declive más rápido en sus capacidades cognitivas, especialmente en lo que respecta a la inteligencia fluida, una habilidad relacionada con el razonamiento abstracto y la resolución de problemas.
La inteligencia fluida, también conocida como líquida, es clave para realizar tareas cognitivas complejas, ya que implica pensar de manera lógica y reconocer patrones. Aunque estas habilidades son esenciales a cualquier edad, suelen disminuir con el tiempo. Este proceso de declive cognitivo puede acelerarse con un consumo excesivo de café, según los hallazgos del estudio.
El estudio incluyó a más de 8,000 adultos mayores, en su mayoría mujeres, cuyos datos provienen del Biobanco del Reino Unido, una base de datos que reúne información genética y de salud de aproximadamente 500,000 personas. Los participantes fueron divididos en 3 grupos, según su consumo de café: alto (4 tazas o más al día), moderado (3 tazas al día) y nulo (ninguna taza).
Los resultados fueron contundentes: aquellos que consumían cantidades moderadas de café presentaban un deterioro cognitivo significativamente más lento en comparación con quienes bebían cuatro o más tazas al día. Incluso las personas que no consumían café presentaban mejores resultados en las pruebas cognitivas que los consumidores excesivos.
Kelsey R. Sewell, investigadora del Advent Health Research Institute en Orlando, Florida, explicó que el café, en dosis moderadas, puede ser beneficioso para el cerebro. Incluso se ha encontrado que las personas mayores sin deterioro cognitivo que consumen café en niveles moderados tienen un ritmo de declive más lento que aquellas que no lo consumen en absoluto. Sin embargo, el problema surge cuando el consumo diario supera las tres tazas, especialmente en aquellos que ya presentan signos de deterioro cognitivo.
Sewell destacó que el equilibrio es fundamental: “El consumo moderado de café podría actuar como un factor protector contra el deterioro cognitivo”. En este sentido, el exceso de café puede hacer más daño que bien, sobre todo en personas mayores que ya presentan alguna forma de deterioro mental.
¿Cuántas tazas de café son recomendables al día?
La recomendación principal de los investigadores es clara: 3 tazas de café al día o menos es la cantidad ideal para obtener los beneficios del café sin sufrir los efectos adversos sobre la salud cerebral. Para las personas mayores de 60 años que ya muestran signos de deterioro cognitivo, reducir el consumo de café podría ser una medida preventiva efectiva para ralentizar el declive cognitivo.
No se trata de eliminar el café de la dieta por completo, sino de encontrar un punto medio que permita disfrutar de sus propiedades sin poner en riesgo la salud cerebral. El café, como muchas otras cosas, debe ser consumido con moderación para evitar consecuencias negativas a largo plazo.
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